El EZLN ha evitado una guerra civil en el país al no responder a las agresiones militares y paramilitares del gobierno, pero el riesgo de la guerra subsiste, pues desde Los Pinos se han ido aprobando políticas cada vez más irracionales para Chiapas que rayan en lo demencial.
1. El gobierno ``de Zedillo'', extraviado por completo ante la resistencia zapatista, pretende ahora desmantelar el marco jurídico de la negociación, desconocer a la Conai, someter a la sociedad civil y aislar a Chiapas del exterior, con el fin de poder aniquilar a las comunidades indígenas rebeldes y asesinar a la dirigencia del EZLN. Y ahora hasta solicita la ayuda de otros gobiernos.
2. Ernesto Zedillo, al parecer, ha terminado por creerse la propaganda de los libelos financiados por el salinismo, y no sólo supone que el EZLN es sólo una dirigencia, y no las miles de comunidades zapatistas, sino que también cree que un dirigente extranjero como Fidel Castro puede tener influencia alguna sobre el zapatismo, lo que es una tontería.
3. La intervención de Fidel Castro, tratando de ayudar a sus amigos Salinas y Zedillo al responder en Ginebra a una pregunta de Reforma (21 de mayo), no podía ser más desafortunada. Fidel se equivoca cuando le señala al EZLN que ``la correlación de fuerzas no le favorece en absoluto'', y le recomienda deponer las armas, mostrando de paso que no puede apartarse de su visión leninista que reduce todo al control del aparato estatal. Ignora que el gobierno de México no tiene credibilidad, carece de respaldo popular y no propone para Chiapas más programa que el del capital trasnacional, en tanto que la influencia de los zapatistas en torno a un proyecto autónomo es cada vez mayor.
4. Ernesto Zedillo ha enviado más de 60 mil soldados a Chiapas y ha ordenado la creación de más de 10 grupos paramilitares, pero no puede controlar a las comunidades. ¿Cuál es entonces la verdadera correlación de fuerzas? Suharto tenía en Indonesia un ejército de un millón de hombres, pero una revuelta estudiantil lo obligó a renunciar.
5. Las comunidades zapatistas no van a deponer las armas hasta que todo cambie, porque éstas son inherentes a su condición de pueblos insurrectos que han aceptado la vía del diálogo para alcanzar la paz. No las están usando a pesar de todas las provocaciones oficiales porque saben que su fuerza está en la razón de su lucha: en su derecho a la autonomía y a incidir en el proyecto nacional y en la redefinición global, tal y como lo reconoció la ley para el diálogo. El gobierno federal, por el contrario, está perdiendo, pues de manera traicionera sigue cometiendo todo género de crímenes.
6. La situación en Chiapas y en otras partes del país está atravesada por esa confrontación entre dos lógicas: la de quienes están defendiendo una forma democrática de organización social y política, edificada desde la base y acorde con sus necesidades, y quienes desde el gobierno pretenden mantener por la fuerza militar un sistema social injusto, sustentado en el control de los pueblos.
7. El derecho a la autonomía lo han venido ejerciendo siempre los pueblos indios, de manera mucho más clara al quedar consagrado en 1989 en el Convenio 169 de la OIT, y aun cuando el gobierno no lo respete, la vida social no puede detenerse por los caprichos de la actual administración. Los proyectos que han venido desarrollando los zapatistas en los municipios autónomos de la región de Ocosingo, y que fueron anunciados por el Parlamento Regional Autónomo de la zona Tzoj Choj al inaugurar la clínica regional en Che Guevara (19 de mayo), no son un desafío para el poder, como se pretende, ni deben ser destruidos por la irracionalidad oficial: son un derecho de las comunidades.
8. La enésima visita de la comitiva de Los Pinos a Chiapas (19 de mayo) resulta por todo esto preocupante, no sólo porque lo mismo en Chenal que en San Cristóbal constituyó una torpe miso en escene, con públicos integrados en su mayoría por mestizos disfrazados de indígenas, sino porque Ernesto Zedillo insistió en usar un tono de franca provocación que recalcó su evidente incapacidad para seguir ejerciendo el cargo. En los textos que le hicieron decir, habló de Chiapas como si fuese un territorio de ocupación, y al tiempo que mostraba una enfermiza obsesión por los municipios autónomos, ignorando que carece de facultades para ello, anunció desbocado medidas de remunicipalización.
9. El calendario constitucional de Chiapas fija para el 4 de octubre las elecciones de 40 diputados locales y 111 municipios convencionales, y varias interrogantes se imponen. ¿Pude haber comicios legales en un estado ocupado militarmente, donde de hecho se han suspendido las garantías individuales y no hay condiciones para la libre participación? ¿Puede competir en las ``elecciones'' el PRI, ente oficial que se sustenta en organizaciones paramilitares? ¿Distribuirá el PRI sus candidaturas entre sus sectores: Máscara Roja, Los Chinchulines, Paz y Justicia?
10. ¿Qué autoridades tienen, en fin, legitimidad? ¿Las de las autonomías indígenas o las impuestas desde Bucareli, que no son otras que los paramilitares de Ernesto Zedillo?