Pasó el tiempo de la lucha armada en el mundo, dice Fidel Castro
Kyra Núñez, especial para La Jornada, Ginebra, 20 de mayo Ť En Cuba se ha ayudado a mucha gente pero no a Marcos, y prácticamente a ningún mexicano, pues con México se mantienen estrictamente las reglas del respeto total con el único país que no se sumó al bloqueo ni nos hizo la guerra, y por ello ``mantenemos esa regla'', señaló aquí el presidente cubano Fidel Castro.
``No recomiendo la lucha armada en estos tiempos actuales en que el mundo se ha globalizado'', dijo el mandatario ante un abarrotado Club Suisse de la Presse, en su único encuentro oficial con la prensa acreditada, justo antes de partir de Ginebra hacia Berna, la capital helvética.
La guerra armada fue para los tiempos de la Revolución Cubana, pues hoy día ``la lucha debe ser de carácter universal donde las masas y la conciencia social tendrán el papel decisivo'', añadió.
De Marcos --de quien habiendo leído todo lo publicable que existe dijo: ``lo conozco de distancia, no personalmente''--, piensa que ``es un revolucionario que quiere cambiar una situación social, comprometido con una causa (la indígena) en la que cree y que si bien en una primera etapa de pocos días utilizó el procedimiento de la lucha armada, luego comenzó una gran batalla que está por decidirse''.
Continuó: ``Marcos se ha revelado indiscutiblemente como un gran comunicador y no ha vuelto a usar las armas, porque la situación de fuerzas no le favorece en nada, por lo contrario, ha encontrado el arma de la comunicación''.
Poder, el de Clinton...
Insistió ante los representantes de medios de comunicación, que el mundo se globaliza y no podría estar predicando lo que hace 30 años consideró, como el Che, que era necesario: la lucha armada. Aseguró que a medida que se desarrolla la conciencia de justicia, las masas jugarán un papel decisivo. ``El tiempo de las armas es una etapa que ha pasado'', dijo.
A la prensa que criticó la falta de relevo político en Cuba, aclaró que hay quienes se mantienen mucho tiempo y otros a quienes los mantienen. ``Yo no me he automantenido en eso del poder'', dijo. Explicó que ``poder, el que tiene Clinton de desatar una guerra nuclear con sólo apretar un botón'', cosa inigualable en la historia. Pero retomando la pregunta de la transición, dijo que quería decir dos cosas: la suya, personal, como individuo por el que pasan los años y se da cuenta; empero, aseguró que no tiene problemas, aunque los atentados planeados en su contra le darían el premio Guiness. El último fue en la isla Margarita, ``un verdadero abuso''.
La otra, es la transición política. Dice que tiene confianza de que no habrá una transición de carácter violento en lo económico, político y social, pues ``la transición que esperan hacia atrás, de renunciar al socialismo, al comunismo, esa no vendrá. La mía carece de importancia; no soy de los que creen que los hombres han de perdurar'', aseguró.
En sus largas respuestas a no más de unas diez preguntas, el líder cubano se refirió a su ``magnífica amistad con el Che'', a que no está contra la globalización ``sino precisamente contra la globalización neoliberal, pues un sistema que no sabe qué hacer con el hombre no es digno de existir'', y a que el mundo idílico del que habla el presidente de Estados Unidos no es real.
Las preguntas retomaron las declaraciones que el dirigente cubano ha hecho repetidas veces durante una semana en Ginebra, respecto de la bienvenida al Euro, su llamado a la unidad regional, sus denuncias a la ley Helms-Burton, sus críticas a los consejos y recetas de Clinton para obtener un ``mundo feliz''.
Nuevas, sus reflexiones sobre la situación en Indonesia, donde Suharto confrontó una situación que, según Castro, ``ha sido provocada por la directiva del Fondo Monetario Internacional'' de cortarle créditos para forzarlo al ajuste estructural, y aquella de ``no puedo comprometerme a abolir la pena de muerte, aunque personalmente no me agrada. Se aplica excepcionalmente y sólo frente a delitos del fuero común o políticos extraordinariamente graves''.
Afirmó que se trata ``de una necesidad transitoria'', hasta que las condiciones, como sería el levantamiento del bloqueo, permitan derogarla.
Sobre Clinton y su esposa Hillary, dijo que se trata de personas que quieren hacer mucho por los pobres en su país, pero no los dejan, y que ``personalmente percibo que el presidente estadunidense es un hombre de paz, no de guerra; culto, inteligente, preparado, que defiende sí, los intereses de su gobierno''.
Para finalizar, señaló que sus relaciones con los creyentes católicos en Cuba son cada vez mejores, y que la visita del papa Juan Pablo II, en enero pasado, fue un éxito para el cual se prepararon porque hubo que convencer al pueblo de que se trata de un hombre bueno.
``El Papa es un gran echador --por todas las denuncias que emitió desde Cuba, incluyendo la del bloqueo-- que libra actualmente su mejor batalla, que es contra la pobreza y la injusticia'', afirmó.
Recepción en Berna
Con honores fue recibido Fidel Castro Ruz en Berna, la capital de la Confederación Helvética, donde el presidente suizo Flavio Cotti y cuatro consejeros federales --con cargos de secretarios de Estado-- sostuvieron una larga conversación con el mandatario cubano en su primera visita oficial a Suiza, que fue calificada por la cancillería anfitriona como ``directa y franca'', y en la cual ``el jefe de Estado visitante desplegó su mejor arma, que es la seducción'', expresó una fuente gubernamental.
Suiza representa los intereses de Cuba en Estados Unidos, y ha condenado el embargo estadunidense contra la isla desde hace muchos años.
Castro terminó hoy su visita a Suiza.