La Jornada 21 de mayo de 1998

Empleados bancarios se amparan en la frontera

Jorge Alberto Cornejo, corresponsal, y Roberto González Ť Decenas de emplea- dos bancarios de la fronteriza ciudad de Tijuana acudieron ayer a cumplir su jornada con un amparo en el bolsillo, mientras que algunos compañeros de los trabajadores de sucursales detenidos en Estados Unidos como resultado de la operación Casablanca faltaron a sus labores, ante el temor de que continúen los arrestos para desmantelar una red que lavaba dinero de narcotraficantes.

Familiares de algunos trabajadores bancarios aseguraron en esa ciudad que sus parientes desaparecieron el fin de semana pasado, cuando autoridades de Estados Unidos detuvieron a 22 empleados, a los que acusan de participar durante los últimos tres años en operaciones de lavado de dinero para los cárteles de Cali, Colombia, y Ciudad Juárez, México, dos de las principales organizaciones que introducen drogas en ese país.

Mientras tanto, la acusación presentada por Nora M. Manella, fiscal de Estados Unidos, en una corte federal de California como resultado de la operación Casablanca, revela que, como recompensa por prestarse a lavar dinero, los empleados bancarios mexicanos que trabajaban para los cárteles de Cali y Juárez recibieron una comisión de uno por ciento sobre las cantidades que blanquearan en sus respectivos bancos.

Las cuentas empleadas para lavar el dinero se abrieron en las sucursales de los bancos mexicanos en Los Angeles, en distintas ciudades de México y en las Islas Caimán, a nombre de empresas inexistentes.

En Tijuana se dio a conocer ayer que entre los empleados desaparecidos está un trabajador de Banca Serfin, una de las tres instituciones mexicanas acusadas por la justicia estadunidenses. El nombre no se reveló, aunque se pudo saber que se apellida González y que autoridades federales estadunidenses lo identifican como familiar político de Arturo Everardo Páez Martínez, alias El Kitty, presunto administrador del cártel de los hermanos Arellano Félix, cuyos dirigentes están en la lista de los diez más buscados por el Buró Federal de Investigaciones (FBI).

Además, hasta ayer por la tarde se desconocía el paradero de Manuel Barraza León, gerente de una sucursal de Bancomer en Tijuana, así como de otro funcionario bancario de la misma institución apellidado Valle.

Algunas fuentes dijeron en Tijuana que ambos funcionarios posiblemente están detenidos en San Diego, California, ciudad vecina a la frontera mexicana, en calidad de testigos de cargo como parte de los procesos penales contra sus propios compañeros de trabajo, implicados en una red de lavado de dinero producto del narcotráfico.

Algunos de los empleados que acudieron a trabajar en la ciudad fronteriza llevaban un amparo en el bolsillo. Otros optaron por reportarse enfermos.

El presidente del Centro Bancario de Tijuana, Guillermo Torrescano Canseco, dijo que los empleados bancarios de la localidad quedaron ``acalambrados'' luego que más de una docena fueron detenidos por las autoridades estadunidenses por tener vínculos con los cárteles de Juárez y Cali.

Una empleada de Bital en Tijuana dijo que las cajeras estaban preocupadas. Hay incertidumbre, explicó, porque ``no se sabe ahora qué está bien y qué está mal. Si damos atención a un cliente recomendado, ahora tenemos que preguntarnos por qué lo recomendaron y si participar en sus movimientos financieros nos involucrará en algún delito''.

Gerencias regionales de varios bancos enviaron mensajes a sus empleados para pedirles que guarden la calma y que no den información a la prensa.

El temor entre los empleados aumentó luego de que las autoridades estadunidenses advirtieron que en las próximas semanas se realizarán más arrestos relacionados con la operación Casablanca.

Según la demanda de la fiscalía de Estados Unidos presentada en una corte federal de California, los empleados bancarios mexicanos que se prestaron a lavar dinero para los cárteles de la droga recibían un centavo de comisión por cada dólar que blanqueaban en sus respectivos bancos.

En los tres años de la operación Casablanca se lavaron unos 35 millones de dólares.