Comprobó AI ataques de agentes fronterizos de EU a indocumentados
Triunfo Elizalde y Jorge Alberto Cornejo, corresponsal Ť A lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos -de San Diego, California, a Brownsville, Texas-, Amnistía Internacional (AI) llevó a cabo una amplia investigación sobre ``las denuncias de malos tratos y brutalidades cometidas por parte de agentes del Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN) esta- dunidense, en especial de la Patrulla Fronteriza'', y comprobó que los indocumentados, principalmente mexicanos, han sido objeto de ``golpes con porras, puñetazos y patadas, a menudo como castigo por tratar de escapar de los agentes''.
Al dar a conocer el resultado de su trabajo de tres semanas, durante las que sostuvo entrevistas con observadores de derechos humanos, abogados y grupos que trabajan a favor de los migrantes, así como con personal de varios sectores de la Patrulla Fronteriza, del SIN y de la propia Inspección General, AI subraya que la historia del SIN en la región fronteriza entre ambas naciones ``es larga y turbulenta'', con muchas denuncias de conducta indebida de los funcionarios, como ``disparo de armas injustificados con resultados de muerte, agresiones físicas y malos tratos a los detenidos''.
Recuerda que en 1994 el SIN dio ``un gran paso'' adelante con el reconocimiento de la gravedad del problema, al crear la Junta Ciudadana de Asesoramiento (JCA) a la cual encargó elaborar recomendaciones para reducir el número de denuncias de abusos presentadas contra sus empleados, indicando la forma de reducir al mínimo o eliminar las causas de las mismas.
El informe final de la JCA, dice, fue presentado al fiscal general el 30 de septiembre de 1997, y se centró en dos cuestiones urgentes: el proceso de tramitación de denuncias del SIN, su falta de claridad, oportunidad y eficiencia, y la forma de incrementar la profesionalidad de dicho organismo, ``mejorando la formación de sus empleados, especialmente de la Patrulla Fronteriza''. En principio, AI considera que si se aplican en su totalidad las recomendaciones, éstas serán de gran ayuda para remediar las preocupaciones que desde hace largo tiempo plantean las ONG de derechos humanos.
Sin embargo, durante 1996, 1997 y principios de 1998, ``hubo señales que indicaban la persistencia de violaciones de derechos humanos en la región''.
En las denuncias se habla de la denegación de alimentos, agua y mantas durante muchas horas a los detenidos en los centros de la Patrulla Fronteriza y en los puestos fronterizos donde se llevan a cabo los trámites del SIN; abusos sexuales contra hombres y mujeres; negativa de atención médica, y conducta abusiva, racista y poco profesional, que incluso, ``algunas veces ha provocado la deportación improcedente a México de ciudadanos estadunidenses''.
Al puntualizar que el ascenso de las violaciones contra indocumentados continúa de manera preocupante, AI hace notar que, ante la militarización de la zona limítrofe y el incremento de oficiales de la Patrulla Fronteriza, cabe pensar que pudieran registrarse mayores violaciones a los derechos humanos en la frontera Estados Unidos-México, lo cual debe impedirse a través del comité de ciudadanos mencionado.