La Jornada 19 de mayo de 1998

Suaviza Clinton sanciones de la Helms-Burton para empresas europeas

Kyra Núñez, especial para La Jornada, Ginebra, 18 de mayo Ť El mundo recibió ``consejo para un mañana'', declaró hoy el presidente cubano Fidel Castro al comentar el discurso pronunciado esta noche ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por su colega estadunidense Bill Clinton, quien abogó por un sistema de comercio mundial a tono con la nueva economía global y una estrategia agresiva de apertura de los mercados ``tomando en cuenta las necesidades de las naciones ricas y pobres''.

Castro, por otra parte, dijo que le faltan detalles sobre el acuerdo alcanzado este mismo lunes entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos sobre la ley Helms-Burton, que pretende internacionalizar el bloqueo contra Cuba con sanciones a empresas de otros países.

Castro aplaudió a Clinton cuando éste entró a la sala donde se celebró el consejo de ministros de la OMC, y también lo hizo al término del discurso del mandatario estadunidense. Pero ambos líderes no se acercaron ni se saludaron en ningún momento, y Clinton partió de regreso a Wa-shington al término de su discurso.

Ante jefes de Estado y ministros de 132 socios de la OMC, Clinton se pronunció por poner en marcha una nueva ronda internacional de comercio en la que se negocie por sectores, posición contraria a la europea, que propugna una negociación global como la de la Ronda Uruguay.

Clinton propuso además siete puntos para un nuevo sistema económico y comercial, que incluyeron una nueva ronda de negociaciones comerciales globales el año próximo en Estados Unidos; la armonización de las metas del comercio con la de mejoras al medio ambiente, y la modernización de la OMC con la participación de hombres de negocios, ambientalistas y consumidores. Reiteró el ``compromiso inequívoco a la apertura comercial entre todas las naciones'' pues, dijo, ``la globalización no es una opción política, sino un hecho'' que presenta la opción de trabajar con las fuerzas de mercado en beneficio del pueblo o retraerse tras los muros del proteccionismo.

``En la actualidad, cuando por primera vez la mayoría de los pueblos del mundo viven bajo gobiernos que han elegido, cuando la discusión sobre qué es mejor, la libre empresa o el socialismo, ha sido resuelta, cuando pueblos de todos los continentes buscan ingresar al sistema de libre comercio, aquellos que nos hemos beneficiado de ese sistema no podemos ahora darle la espalda'', añadió.

Castro, quien fue recibido en la Sala de Asambleas del Palacio de las Naciones con una atronadora ovación, escuchó el discurso sentado en primera fila, a tan sólo cinco asientos de la primera dama estadunidense Hillary Rodham Clinton, e incluso tomó notas durante la alocución de Clinton, a quien recibió y despidió de pie.

Ahora queda por saber cuál será la respuesta formal de Castro, quien mañana intervendrá ante este foro en ocasión del 50 aniversario de la OMC. Pero entre tanto, dijo a La Jornada: ``Creo ya que el mundo tiene consejo para un mañana'', aunque no abundó en el tema porque, aclaró, la traducción simultánea fue demasiado veloz. Interrogado por un medio estadunidense sobre si, como dijo Clinton, el modelo del comunismo ha sido rebasado, el líder cubano respondió: ``Pienso al revés, soy comunista, lo seguiré siendo, todavía creo en el comunismo'', y a otra pregunta sobre si Estados Unidos se abrirá a Cuba, dijo: ``No soy adivino''. Ya de regreso en su hotel, Castro dijo que Clinton ``sólo habló de cosas relevantes para los países ricos''. ``Francamente, me gustó más el discurso de Hillary'' el jueves pasado frente a la Organización Mundial de la Salud.

Poco antes de la intervención de Clinton ante la OMC, Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron un acuerdo sobre dos disputas comerciales provocadas por las leyes Helms-Burton y D'Amato, que imponen sanciones a compañías extranjeras que invierten en Cuba, Libia e Irak.

En conferencia de prensa conjunta en Londres, el premier británico Tony Blair indicó que las decisiones adoptadas dan por lo menos ``las bases de la solución'', mientras Clinton precisó que se había acordado que las compañías europeas serán eximidas de varias sanciones previstas por esas leyes.

Los negociadores de Estados Unidos y la Unión Europea llevaban meses intentando hallar una solución a los diferendos por la Helms-Burton, que sanciona a empresas que invierten en propiedades estadunidenses nacionalizadas en Cuba después de 1959, y la D'Amato, que penaliza inversiones de energéticos en Libia e Irán.

Sobre el acuerdo, Castro dijo a agencias de prensa en Ginebra:``me faltan bastantes detalles, no se sabe lo que han cocinado''. El compromiso alcanzado obligaría a los gobiernos europeos a disuadir inversiones en propiedades confiscadas y promover más activamente la democracia en Cuba.

Interrogado en Ginebra por La Jornada sobre el acuerdo alcanzado en Londres, el secretario de Comercio de México, Herminio Blanco, insistió en que ``en el momento en que (la Helms-Burton) afecte el interés de México, actuaremos a través de los mecanismos previstos en el Tratado de Libre Comercio y la Organización Mundial de Comercio''. A la pregunta de si esa ley había afectado económicamente a México, respondió: ``económicamente no ha sido afectado, por eso no ha hecho nada'', y en alusión a la empresa Domos, sostuvo que ésta vendió sus activos en Cuba a una firma italiana por decisión propia y no por la Helms-Burton.

Respecto a la reciente advertencia de Fidel Castro de que Estados Unidos intenta, mediante su proyecto de Area de Libre comercio continental, acabar con el Mercosur y promover la división latinoamericana, Blanco evitó aludir a esos comentarios, aunque precisó: ``mis respetos al presidente Castro'', y consideró que el comercio no es una forma de división de los pueblos. Puso como ejemplo las relaciones con Estados Unidos, ya que si bien existen algunas controversias en temas como el azúcar, transportes y cemento, éstas --dijo-- tienen mínimo impacto en el creciente comercio de bienes y servicios.