Juan Soto Ramírez
Vaguedad y vida cotidiana

1. Existen fenómenos vagos debido a que, por un lado, el error que se puede generar al determinarlos es grande o muy grande y, por el otro, el fenómeno como forma tiene contornos vagos o variables, que cambian de una circunstancia a otra...

2. Un gran número de fenómenos nos siguen pareciendo vagos porque no disponemos de técnicas de medición adecuadas...

3. Finalmente, diremos que existen fenómenos ``vagos por esencia'', es decir, aquellos cuyos conceptos (que sirven para enunciarlos) son vagos en sí mismos, tal vez inadecuados, pero son los únicos de que disponemos... Moles, A. (1990).

Las ciencias de lo impreciso

Lo vago es lo que anda de un lado para otro, lo que posee el espíritu antisedentario que desemboca en la aventura y la falta de decisión. Lo que brinca de un lado a otro sin contemplaciones y demuestra que cuenta con los suficientes elementos para no terminar por definirse. Un fantasma, cualquier insinuación, el sobrentendido, los chistes, las fábulas, los ejemplos, los albures y, en general, todo lo que atraviesa por nosotros sin darnos cuenta, pero que de alguna forma intuimos, es vago. Es decir, por vaguedad puede entenderse cualquier indeterminación psicológica o de otro tipo asociado a las categorías de lo impreciso.

Asimismo, la vaguedad permite encontrar el sentido de las cosas que queremos decir sin explicarlo; de no ser así, absolutamente todo aquello de lo que se quisiera hablar, discutir, etc., tendría que describirse parte por parte, paso a paso. Cuando a César le ordenan su mujer o su madre ir por las tortillas, no tienen que explicarle cuál es el trayecto que debe seguir, a menos que nunca haya ido o que la tortillería haya cambiado de ubicación. Tampoco tendrán que explicarle cuáles son los pasos a seguir en caso de que vaya en bicicleta. Mucho menos deberán mencionarle que no tarde demasiado, sobre todo si la hora de la comida está muy cerca.

Es decir, tanto uno como otras poseen información adicional que les permite dar por sentada una cantidad inimaginable de supuestos, en los cuales no se detienen a pensar debido a que contravendrían el fin perseguido. Eso por la simple y sencilla razón de que en el sentido común se aloja un conjunto de vaguedades que logra hacer que lo cotidiano de la vida adquiera sentido. De ahí que se pueda afirmar que la vaguedad flota en los ambientes y tiene el poder de decidir sobre nosotros mismos y las situaciones en las que nos encontramos, a tal grado que es capaz de sembrar la duda, la sospecha o la incertidumbre; discursivamente se materializa en frases tales como ``es probable'', ``no sé'', ``tal vez'', ``siento que'' o ``siento como si'', ``me parece'', ``ya veremos'', ``a lo mejor'', ``sería conveniente... aunque... mmmhh'', etc.

Es como una fuerza oculta que resulta familiar porque no incomoda o extraña a quienes la presienten y se encuentra, de diferentes maneras, en cada frase, situación, definición, pensamiento, relación, etc. Juega a no ser descubierta, de otro modo el conocimiento sería no más que un conjunto de verdades absolutas, las cuales no cambiarían a lo largo del tiempo.

Las definiciones, por ejemplo, al afianzar ciertas propiedades de algo que definen, dejan sueltas muchas otras que se supone no entran en la definición; por ello, son vagas por excelencia. Al dar por sentado que las hojas de los árboles son de color verde resulta evidente que no son negras ni azules o moradas y que tampoco se riegan con petróleo o dan cebollas. Por ello, las definiciones no sirven para explicar qué son una u otra cosa sino lo que no son.

La vaguedad juega un papel imprescindible en las escenas cotidianas, debido a que es materia prima de la intuición y la creatividad, elementos fundamentales en la solución de problemas; y se podría decir que es la mejor amiga de la imprecisión, con la que juega por las tardes interminables partidas de bridge. Y, en efecto, lo que hacen es tender puentes posibles entre una y otra cosas, entre un fenómeno y otro, que son tan débiles que pueden quebrarse en el momento menos esperado. La vaguedad, a pesar de todo, lleva certeza dentro, es decir, lo que necesita cualquier conocimiento para expandirse, porque si no fuera así, las explicaciones científicas del mundo nunca hubieran sido posibles. Sin embargo, la historia ha demostrado que todo cuerpo de conocimientos, incluido el de las ciencias duras, es perfectible.

Y así como las definiciones son vagas e imprecisas, las disciplinas sociales o naturales también lo son por naturaleza; en consecuencia, tratan de nulificar o hacer a un lado, de manera tajante, las vaguedades de las cuales son portadoras mediante su perfeccionamiento cotidiano, pero quizás este es un cuento de nunca acabar.

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