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La prevención de la contaminación no sólo significa cuidar el ambiente desde el proceso productivo, es además una fuente importante de ahorro e impulsa una mayor competitividad de las industrias. Tampoco es instalar filtros y colectores de polvo en las chimeneas y sellar la nave industrial para evitar que las emisiones de contaminantes salgan a la atmósfera, sino evitar que el proceso genere polvos y emisiones en exceso. No es instalar plantas de tratamiento de aguas residuales, sino lograr que las descargas sean compatibles con el cuerpo receptor, ni buscar un manejo adecuado de los desechos, sino minimizarlos y emplearlos de maneras útiles y seguras. No se trata de dejar de producir para evitar accidentes, sino de producir de manera que la probabilidad de que ocurra un accidente sea muy baja.

Este es el contexto en el que Francisco Giner de los Ríos, director general de Regulación Ambiental del Instituto Nacional de Ecología, sitúa los Lineamientos para la elaboración y desarrollo del programa voluntario de gestión ambiental de la industria en México, elaborados por Sergio Estrada Orihuela, integrante del Programa Universitario de Medio Ambiente de la UNAM, y Gilberto Castañeda Sandoval, de la Dirección General de Regulación Ambiental del INE, dependencias coeditoras del citado volumen que en breve se presentará con el propósito de apoyar a que las empresas de la industria mexicana se incorporen con ventaja a las nuevas dinámicas y orientaciones ambientales y comerciales en curso.

Los ejes de tales lineamientos son la prevención y disminución de la contaminación, el aprovechamiento sostenido de los recursos naturales y el fortalecimiento de las medidas de seguridad en la operación del establecimiento industrial. El objetivo es que la industria satisfaga su necesidad de identificar y aplicar soluciones que eleven su productividad, competitividad y fortaleza financiera en armonía con el medio ambiente.