Acepta el opositor Laíno su derrota y la atribuye a la desigualdad económica entre ambas fuerzas políticas
Stella Calloni, enviada, Asunción, 11 de mayo Ť El día después de las elecciones generales de Paraguay, las cifras confirman el triunfo del gobernante Partido Colorado, con 53.9 por ciento de los votos contra 42.4 de la opositora Alianza Democrática, escrutados casi el 70 por ciento de los votos. La decepción y tristeza de los perdedores, que la víspera se proclamaban ganadores, contrastaba con la euforia del gobierno.
Aún quedan en el aire dudas sobre un fraude que podría alcanzar a unos seis puntos, y se habla de urnas cambiadas y certificaciones falsas. Pero el candidato presidencial de la Alianza, Domingo Laíno, reconoció su derrota ante las cámaras de televisión y la atribuyó a las desigualdades económicas entre ambas fuerzas.
``La figura de un fantasma (el general Lino Oviedo, originalmente candidato presidencial de los colorados) fue clave en esta derrota. Ganó las elecciones su estrategia y su dinero, y la ANR utilizó a Oviedo cuando vio que su figura de prisionero considerado político era una atracción para el pueblo'', estima el analista Carlos Martínez. También se advierte sobre ``un voto castigo'' para Wasmosy, que curiosamente alcanzó a Laíno, quien negoció con el mandatario el Pacto de Gobernabilidad aún cuando la oposición tenía mayoría en el Congreso.
Los analistas señalan también que la oferta de la oposición no se diferenció demasiado del oficialismo, y no fue suficiente el hablar de honestidad.
Ahora, muchos políticos saldrán de escena, entre ellos Laíno quien, pese a una trayectoria opositora en la que no faltó la cárcel y el exilio, quedó con escaso oxígeno.
Entre los
Ahora todos se preguntan cómo gobernará Raúl Cubas, después de lo
sucedido con el otro hombre que el militar ahora encarcelado puso en
el poder: Wasmosy. Cubas anunció hoy mejoras en el régimen de visitas
de Oviedo, pero deberá resolver pronto el tema de su libertad.
Entre tanto, Estados Unidos aplaudió ``el civismo democrático'' de
Paraguay aún cuando ``hay algunas denuncias que deben ser
investigadas'', y el embajador argentino en Asunción, Néstor Ahuad, un
menemista sin cortapisas, se dijo ``muy contento'' por el triunfo
colorado, cuando aquí algunos hablan del triunfo del
``menemismo'' en Paraguay, en alusión al intento de Argentina de
monitorear un espacio que siempre se le escapa por la influencia de
Brasil, país que, según analistas, no hubiera visto con malos ojos un
triunfo de la oposición, con la cual podría negociar la situación del
ex dictador Alfredo Stroessner, quien vive un plácido refugio en
Brasilia.