Luis Hernández Navarro
Municipios autónomos: la razón estratégica

La ofensiva policiaco-militar gubernamental en contra de los municipios autónomos zapatistas no tiene posibilidades de éxito por la misma razón que fracasó, a pesar de no haber cometido errores tácticos, la ofensiva de Napoleón en contra de Moscú: el centro de gravedad de la defensa se encuentra en otro lado. En el caso de los zapatistas se ubica en las comunidades rebeldes y en la opinión pública, de la misma manera que en Rusia se encontraba no en la capital sino en el interior del país.

La superioridad militar gubernamental es evidente. Pero la fuerza del más fuerte no es directamente proporcional a la debilidad del más débil. Tiene poder para destruir las pequeñas chozas en que despachan las autoridades municipales zapatistas, o detener a algunos de sus dirigentes, pero no puede desmantelar así la rebelión, porque ésta nace y se reproduce en otro terreno: el de los pueblos y las familias extensas que los integran; y, porque al hacerlo debe pagar un enorme precio en términos de legitimidad ante la opinión pública.

La remunicipalización es una añeja demanda insatisfecha que los pueblos de varias regiones de Chiapas enarbolaron antes de la insurrección de 1994. Sólo los habitantes de San Juan Cancuc recibieron una solución satisfactoria a su petición. La lejanía geográfica y la falta de comunicaciones de centenares de comunidades con la cabecera de los municipios oficialmente reconocidos, el hecho de que las autoridades sean, con frecuencia, parte o representantes de los grupos de poder, el manejo discrecional de los recursos y su distribución inequitativa, y la falta de correspondencia entre los límites territoriales de los municipios y el hábitat de sus pobladores, han alimentado durante décadas las aspiraciones remunicipalizadoras. Al facilitar la constitución de los municipios autónomos, el zapatismo no hizo sino hacer realidad, por la vía de los hechos, una vieja exigencia no resuelta de los pueblos: contar con autoridades locales representativas. El EZLN no inventó la remunicipalización; simple y llanamente la hizo posible.

Ello explica que en el nombramiento y reconocimiento de las autoridades de los municipios autónomos participen no sólo comunidades zapatistas, sino también muchas otras agrupadas en organizaciones como la ARIC-Independiente o Xi'Nich, que no comparten la vía armada, y que comunidades priístas enclavadas en su zona de influencia las respeten e, incluso, se acojan a su jurisdicción para dirimir cierto tipo de conflictos.

Los municipios autónomos son, desde la lógica de la rebelión comunitaria, manifestación directa de su soberanía, reconocida por el artículo 39 constitucional, además de expresión (pero no el centro de gravedad) de la resistencia civil en marcha. Y son, paradójicamente, una vía para desmilitarizar el conflicto, impulsando que sean representantes civiles electos y no mandos militares quienes ejerzan la autoridad. A través de ellos el EZLN respondió políticamente al impasse en el proceso de diálogo.

La obsesión gubernamental en contra de los municipios autónomos no es nueva. Hace ya tiempo que en la demonología oficial ocupan un lugar destacado. Las declaraciones del señor Rabasa en el sentido de que éstos son el mayor peligro y el principal atentado para la democracia en el país, o los desplantes del pequeño führer, Roberto Albores Guillén, advirtiendo que ``se aplicará la ley sin tibiezas'' son las nuevas cuentas añadidas al rosario oficial en contra de los indios rebeldes. La matanza de Acteal fue ejecutada como parte de la lucha en contra del municipio autónomo de Polhó.

Porque la nueva estrategia gubernamental no tiene como objetivo alcanzar la paz, sino recuperar la iniciativa político-militar, es que ha decidido golpear a los municipios autónomos. Se equivoca, sin embargo, por partida doble: primero, porque olvida que es el defensor quien dicta sus leyes a la guerra. La iniciativa en el tiempo es de quien calcula cuándo responder. Segundo, porque el centro de gravedad de la defensa no está allí, sino en otra parte: en las mentes y los corazones de los rebeldes.

Cuando el gobierno emprende operativos policiaco-militares para ``desmantelar'' a los municipios autónomos no ataca sólo al EZLN sino a una amplia coalición de fuerzas comunitarias que enarbolan demandas históricas. La razón estratégica está en contra del atacante.