Toman colorados las calles; la jornada fue ejemplar, dijo la OEA
Stella Calloni, enviada, Asunción, 10 de mayo Ť Algunos incidentes -entre ellos un ataque a tiros de un grupo de simpatizantes del oficialista Partido Colorado contra militantes de la opositora Alianza Democrática en un barrio humilde de esta capital-, así como ciertas presiones en la sede del Tribunal Nacional de Justicia Electoral, matizaron la jornada electoral
paraguaya, en la que más del 80 por ciento de los dos millones de empadronados votaron en un clima de absoluta tranquilidad, aunque el clima comenzó a enrarecerse en la noche por las denuncias de fraude.
Fue sorprendente la actitud de la población: alrededor de las once de la mañana había sufragado cerca de 70 por ciento del padrón. El presidente del Tribunal Electoral, Carlos Mojoli, intentó hablar con los periodistas, pero fue interrumpido por el representante colorado Expedito Rojas, quien reclamaba ``legalidad'' en las nuevas leyes electorales, que imponen castigos muy serios a las violaciones. Los colorados habían denunciado al candidato opositor Domingo Laíno por que éste dijo al mediodía que ``hay noticias positivas de que un gobierno de unidad nacional por fin ha ganado el corazón del pueblo paraguayo'', cuando aún faltaban dos horas para el cierre de las urnas.
Por la tarde, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria, quien encabeza una misión de observadores internacionales, consideró estos comicios como limpios y ejemplares, con ``un gran grado de civilidad y respeto''.
Sin embargo, todos esperaban el cierre del acto electoral para asistir a lo que es ya típico en Paraguay. El Partido Colorado, haciendo uso de todos sus recursos, comenzó a movilizar caravanas por las calles céntricas, agitando banderas, haciendo sonar bocinas, aun cuando los sondeos de boca de urnas, si bien daban mayoría al coloradismo, reflejaban una tendencia que no incluía a 18 por ciento que se negaron a contestar los cuestionarios. Eran las 16 horas locales cuando ya una parte de la ciudad estaba invadida por las caravanas coloradas.
La policía cortó las calles cercanas a la sede de la Alianza Democrática, integrada por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y Encuentro Nacional (EN), para evitar que chocaran los manifestantes colorados y se produjera alguna violencia.
El diputado argentino Rodolfo Terragno, del opositor Frente País Solidario (Frepaso) y ex presidente de la Unión Cívica Radical en su país, sostuvo que más allá de quien triunfara ``lo importante es este paso político para Paraguay. Hace sólo unos días ni siquiera se sabía que iba a haber elecciones, y estamos viendo una participación sorprendente para cualquier país de América Latina''.
Destacó Terragno que no hubo incidentes graves y ``el hecho de que el candidato de la oposición Laíno pueda decir públicamente que agradece el discreto comportamiento de la policía y el ejército, es algo muy importante en Paraguay. Existen nuevas concepciones democráticas aquí y esto significa mucho en un país que transitó por la historia trágica'', subrayó.
Mientras algunos medios de comunicación llamaban a la calma y a esperar resultados oficiales, el coloradismo había tomado las calles y una cantidad importante de simpatizantes del general retirado Lino Oviedo se dirigían a las cercanías del Regimiento de Infantería, donde está detenido y condenado a diez años de prisión por la intentona golpista de 1996 y otros delitos, sentencia dictada por un tribunal castrense creado por el presidente Juan Carlos Wasmosy.
Cuando recién se anunciaban los resultados a boca de urna, ya la sede de la Asociación Nacional Republicana (ANR-colorados) se había convertido en el punto principal de convergencia. Había tantos vítores para el vicepresidente Luis María Argaña --ex funcionario del dictador Alfredo Stroessner-- como para el general encarcelado.
De su lado, la esposa de Oviedo, Raquel Marín, nacida en Argentina, estaba exaltada. ``Yo tomé ejemplo de la esposa del general Augusto Pinochet y también en su primer tiempo, del matrimonio de Zulema y Carlos Menem presidente de Argentina'', dijo cuando le preguntamos cómo había llegado a desempeñar su actual papel político. ``Fue la prisión de mi esposo, muy injusta, lo que me hizo estar en esta misión. Pero no son ideas mías, yo recibo sus órdenes y las cumplo con mucho gusto. En algún momento dije que si algo malo le sucedía a él se incendiaba Paraguay. Yo soy una gran devota del Cristo de la Misericordia. Sé que la prisión de mi marido es injusta. Querían evitar que ganara, pero él ya ganó hoy'', afirmó.
Sin embargo, en ese mismo Partido Colorado que festejaba anticipadamente su triunfo no todo es unidad y aún quedan varias interrogantes en el aire. Para muestra: entre los que festejaban el triunfo se escucharon gritos que pedían la renuncia del ``traidor'' Wasmosy. Pero también entre los gritos de esta noche, en una ciudad atravesada por bocinazos, se oía un ``Lino no, Lino no''. Y los que gritaban esto eran también colorados.