( ) El Indispensable Líder muere. Se sumerge en una profunda reflexión: las condiciones de los trabajadores mexicanos no mejorarán en las próximas tres décadas, de modo que no tiene caso seguir sacrificándose ni arrojar volantes con combativas demandas desde su BMW en las zonas obreras. Manda cartas a sus dirigentes y sus bases donde les anuncia su decisión de no militar más, así sea en el peor partido político. También les informa que instalará un gimnasio de box en La Lagunilla y que ofrecerá sus servicios para desalojar ambulantes.

( ) Las encuestas no lo tratan bien. A pesar de que no encuentra ninguna prohibición constitucional para que el preciso use botas vaqueras, decide retirarse como lo que siempre ha sido: un triunfador. Pide su antiguo empleo. Se lo niegan. Entonces se va con la competencia. Luego anuncia, en un mitin en Texcoco, que bajo su dirección el Soldado de Chocolate será la bebida de mayor consumo en México. Se autoimpone un plazo de 15 minutos para conseguirlo.

( ) Se quedó sin puesto. Una parte de su tiempo la empleará para defenderse en los tribunales. Pero como sus últimas responsabilidades públicas lo llevaron a descubrir su verdadera vocación, solicita empleo de controlador de vuelos en Aeropuertos y Servicios Auxiliares.

( ) Lo recortaron. No quiere seguir los pasos de sus antecesores: ni bancos ni grandes consorcios. En sus años en la administración reafirmó su convicción de que el futuro está en las nuevas tecnologías. Y descubrió su verdadera vocación: se vuelve un hacker y se dedica a sustraer y modificar la información de las decenas de páginas zapatistas en la red. Al fin gana su guerra de Internet.

b>( ) Su último trabajo le enseñó que las negociaciones son inútiles. Encuentra que siempre prefirió la acción directa. Y que los extranjeros son perniciosos donde sea. Pide trabajo en la Border Patrol.