Zedillo: es injusto que ``progresistas'' acusen a México de opresor de indios
Rosa Elvira Vargas Ť A esos ``progresistas'' --así, entre comillas, dijo-- que consideran desde el extranjero que es ``políticamente correcto'' ubicar a México como un país de ``opresión, de persecución, injusticia y maltrato a los indígenas'', el presidente Ernesto Zedillo los mandó a estudiar ``nuestra historia'', a revisar la situación de colonialismo que aún persiste en muchas de sus naciones y a modificar sus ``juicios equivocados''. Ellos, estableció el primer mandatario, ``tienen que entender que sólo corresponde a los mexicanos darse sus leyes y resolver sus problemas internos. Que sepan que por la vía de la conciliación y del entendimiento, vamos a solucionar esos problemas como el de Chiapas, que tanto daño nos han causado''.
Llamado a desterrar rencores y revanchismos lamentables
Esta fue parte del mensaje del Presidente ante la comunidad libanesa en México, la cual, dijo, lo hace sentirse ``en confianza'' para abordar el punto de la presencia extranjera en Chiapas. Zedillo había afirmado también que en el ejercicio del poder en el país, no caben los ``grandes sacerdotes'' ni el autoritarismo, y con igual énfasis llamó a desterrar rencores, revanchismos y lamentables paranoias de la vida democrática.
``El pueblo de México ha votado por la libertad y por la democracia, no para padecer revanchismos y rencores'', fincó el Ejecutivo, y enseguida dijo que no deponer tales actitudes conduciría al desperdicio de la extraordinaria energía social que tiene el país
La declaración presidencial sobre el punto de los extranjeros y Chiapas, se dio en respuesta al ``aplauso''que Amín Saiden Escalante, directivo del Centro Libanés, le brindó por la decisión gubernamental de ``no permitir la injerencia a grupos extranjeros que buscan la inestabilidad de nuestra querida patria, en lugar del arreglo democrático y pacífico que usted ha venido proponiendo''.
Zedillo dijo entonces que tocaría el tema `'con mucho cuidado''. Así, recordó que México es ``cruce de caminos, tierra generosa'' que ha recibido a quienes han sufrido guerras, autoritarismo, fascismo y formas totalitarias de gobierno. Es injusto por ello, destacó, que a este país se le acuse de maltratar a sus indígenas y ``yo creo que los mexicanos tenemos toda la razón cuando nos indignamos y nos molestamos por esa situación''.
Apuntó que la tolerancia del pueblo mexicano le evitará caer en cualquier tipo de provocación o responder con agresiones, pues éstas sólo dividen, hieren y hacen sangrar más a la nación. ``Pero quizá sí estemos en el derecho de decirles a esos ``progresistas'' --y cuando digo progresistas les puse comillas, porque el sentido de lo progresista claramente está cambiando en el mundo, aunque algunos no se den cuenta-- que vienen al país para señalarnos nuestros defectos desde su perspectiva, que quizá debieran saber un poco más de nuestra historia''.
Nuestro más grande presidente fue un indígena puro
Y en ese recordatorio del pasado, Zedillo mencionó enseguida que ``quizá debieran saber, esos que nos señalan como opresores de la población indígena, que este país, a muy pocos años de haber logrado su independencia, ya tuvo un Presidente de la República, ¡el más grande presidente que hemos tenido!, que era un indígena puro, y eso yo no sé en qué país o ciudadanos de esos países puedan hablar o decir lo mismo''.
Se refirió enseguida al autoritarismo que practicaron algunos países de los que proceden los que hacen ``juicios equivocados sobre México'' y del que, indicó, Líbano --país de origen de los asistentes a la reunión-- todavía vive secuelas, para afirmar enseguida que la solución a los problemas de Chiapas será interna y por las vías de la política, de la conciliación y del entendimiento.
El país no se ha descarrilado
El mensaje improvisado del primer mandatario había iniciado por una detallada explicación de la marcha de la economía nacional, la reiteración de que no obstante las circunstancias externas recientes y el choque externo de ``gran consideración'' sobre las finanzas nacionales, no se ha ``descarrilado el camino sobre el cual veníamos'', y ofreció que su gobierno seguirá trabajando para sentar las bases del desarrollo y evitar sufrir el ``trauma'' de las crisis sexenales, de las que los mexicanos ``estamos hartos''.
Sin embargo, había admitido también que por historia y por ``la estructura económica que cargamos durante muchos años'', en México la injusticia, la distribución de la riqueza y, justamente por ello, la pobreza, resultan abrumadoras. Zedillo repasó a continuación los programas sociales y educativos que se aplican, para detenerse luego con amplitud en el tema de la democracia.
Afirmó que hoy, la competencia política, el pluralismo y la libertad, son algo irrenunciable, un camino sin retorno, pero no es suficiente. Las cosas no deben sólo cambiar para unos cuantos sino para todos, pues la democracia implica mayor responsabilidad general. Además, defendió su postura de ceñir el ejercicio presidencial a lo que ordena la Constitución y ello, no sólo porque lo demanda la sociedad, sino también porque esta es una República federal democrática, en la que no caben los ``grandes sacerdotes ni el ejercicio autoritario del poder''.
Se refirió luego a lo insoslayable de que cada poder, cada nivel de gobierno y cada grupo político asuman su responsabilidad, y olviden actitudes que ``posiblemente tuvieron alguna justificación'' pero que hoy deben enterrarse, tales como el rencor y el revanchismo que se aprecian, aseguró, en las actitudes y declaraciones de ``ciertos personajes políticos''.
Construir acuerdos, más allá de atavismos ideológicos
En México, dijo el presidente Zedillo, hay que construir acuerdos sobre cuestiones fundamentales que se requieren para lograr el desarrollo nacional. Esos consensos, indicó, deben darse más allá de ideologías, de matices e incluso de atavismos ideológicos.
``Muchos meses han pasado -lamentó el Presidente de la República--, mucha insistencia de mi parte en la agenda pública. No quiero demeritar ninguno de ellos, pero poco se ha respondido de otros lados hacia este llamado''. Por ello, se comprometió a continuar esa convocatoria ``crecientemente enérgica'' de su parte, pues el pueblo de México, apuró, espera mucho de la democracia que ha construido y no debe decepcionársele.
En esta comida el primer mandatario ya no pudo, como el año pasado, destacar el origen libanés de algunos funcionarios, pues el que había ya no está: Emilio Chuayffet. Estuvieron algunos relevantes miembros de esa colonia, como Carlos Slim, y también otros como Ricardo Pascoe, Gustavo Carvajal y Antonio González Curi, gobernador de Campeche.