En materia de divulgación existe un gran reto de hacer comprensible lo técnico o aquellas palabras que definen procesos, ya sea económicos, biológicos o químicos, entre muchos otros, para hacer más accesible al entendimiento de lo que ocurre en nuestro entorno, y con ello lograr una mejor comunicación y, como consecuencia, alcanzar consensos cuando el caso lo requiere.
``Explicar con peras y manzanas...'', se podría decir de una manera muy coloquial para definir de manera extrema qué tan necesario es bajar la terminología para hacerla comprensible a más personas.
La reflexión viene al cuento porque Marco Aurelio Provencio, el vocero oficial de la Secretaría de Hacienda --quien la semana pasada hizo varias declaraciones-- tomó tan demasiado a pecho el asunto de explicar con peras y manzanas lo que iba a ocurrir con el segundo recorte presupuestal, que cayó en la superficialidad.
Dijo en la 37 Asamblea del Consejo Nacional de Comercio Exterior del Noroeste, en Monterrey: ``Pongamos como ejemplo que el año pasado consumíamos tres manzanas diarias y que, para este año, planeábamos que podríamos comer mejor cinco manzanas al día; de pronto llegan problemas económicos, por lo que tendremos que conformarnos con sólo cuatro manzanas''.
Puede que la referencia no esté exactamente en el contexto en el que Provencio habría señalado el alcance del recorte, utilizando ese ejemplo, pero da cuenta de la dificultad que se tiene entre las autoridades financieras para explicar la real magnitud de los recortes, y más aún la carencia de conceptos sólidos convincentes.
Y es que la realidad de esa menor cantidad de manzanas está en el hecho de que el recorte presupuestal afectará buena parte de los programas sociales, con todo y que se sostenga que, como nunca, el gasto social es mayor al ejercido en las últimas administraciones sexenales.
Por mencionar de manera sintetizada algunos programas sociales que resultarán afectados: 1. En materia de salud se ajusta el presupuesto de los institutos nacionales de salud en 5 millones de pesos, lo cual significará más carencias para esas instituciones en las que miles de personas recurren a la atención especializada de primer nivel; reducción al Programa de Ampliación de Cobertura, en 32.8 millones de pesos, lo que implica afectar la posibilidad de dar mayor atención de salud para más núcleos de población (si lo administrativo se retrasa, lo operativo lo padece). Se buscará obtener ahorro en la operación tanto en el DIF como en el Programa IMSS-Solidaridad, lo cual llevará a perjudicar el servicio.
En cuanto a desarrollo social, se dejarán de construir casi 40 por ciento de las 23 mil habitaciones consideradas en el Programa Vivienda Progresiva, es decir, 10 mil casas menos (¿manzanas?), se bajará el presupuesto del Fondo para la Habitación Popular y se continuará induciendo (no lo dicen así las autoridades, pero en el fondo ocurre) la baja en el patrón de beneficiarios de los programas de subsidios a la leche y a la tortilla.
La inversión para el Instituto Mexicano del Seguro Social se disminuirá en 225 millones de pesos y continuarán las acciones de racionalización del gasto. Aquí valdría preguntar si es conveniente ``apretarle las tuercas'' al IMSS cuando sus macronecesidades siempre se reflejan en el servicio.
Para el campo se quitarán 110 millones de pesos de los programas Alianza para el Campo, y en materia de trabajo se eliminarán 100 millones de pesos para el Programa de Becas para Capacitación de Trabajadores Desempleados. Los mencionados sólo son algunos de los recortes, pues el sector energético sufrió otro tanto que llevará a posponer proyectos de inversión.
También llama la atención que, en respaldo al proyecto económico de la actual administración, Marco A. Provencio acuñó ya una justificación al recorte muy frágil, endeble a la vista de los multimillonarios rescates carretero y bancario: ``Es de mayor relevancia social el gastar mejor, que únicamente el gastar más...''.
Sin duda, esta declaración entrará al salón de las frases célebres o al rincón de los consuelos, a la galería del ``mito genial'' de Pedro Aspe, donde la pobreza y las necesidades sociales no existen.