DobleJornada, Lunes 4 de mayo de 1998



Qué leer, ver y oír

Amalia Rivera

La otra palabra. Mujeres y violencia en Chiapas, antes y después de Acteal. Rosalva Hernández Castillo. coord. Ed. CIESAS/Grupo de Mujeres de San Cristóbal/CIAM. México, 1998. (A pesar de tantos análisis, las voces de las mujeres fueron relegadas, aquí se rescatan.)

Rigoberta: la nieta de los mayas. Rigoberta Menchú. Ed. Aguilar. México, 1998 (Memorias sobre la tragedia que no acaba de los indígenas latinoamericanos)

Cuando las mujeres dejan de odiar sus cuerpos. Jane R. Hischman y Carol H. Munter. Ed. Paidós. Barcelona. 1997. (Un análisis sobre los subproductos de una cultura sesgada en contra de la mujer.)

Mujeres latinoamericanas: historia y cultura siglos XVI al XIX. Tomos I y II. Casa de las Américas/UAM-Iztapalapa. México, 1997. (Rescate de discursos femeninos de la conquista al siglo XIX.)

Rebeldes de nacimiento. Frank J. Sulloway. Planeta. México, 1998. (Investigación pionera sobre el desarrollo de la personalidad a partir del lugar que ocupan los hermanos.)

Despierta la sabiduría de tu cuerpo. Pamela J. Free. Ed Urano. Barcelona. (Recobre el placer de los sentidos con técnicas sencillas para evitar la rigidez.)

Cartas a nuestras hijas. Kristine Van Raden y Molly Davies. Robin Book/Editorial Océano. Barcelona. 1997. (40 cartas de madres a hijas escritas en EU. En el colofón las autoras invitan a las madres mexicanas a escribir su carta para publicar en otra obra que ya preparan.)

Las palabras del árbol. Elena Poniatowska. Plaza & Janés. México, 1998. (Un cálido y bien documentado acercamiento a Octavio Paz.)

Diario de una pasajera. Agata Gligo. Ed. Extra Alfaguara. México, 1997 (Obra póstuma de inestimable valor literario y humano.)

Nocturno mar sin espuma. Elda Peralta. Editorial Morgana. México, 1998. (Una novela que se deja leer y en la que todo está permitido, menos ser débil.)

Un anuncio que se ve en los vagones del metro y aun en televisión, presenta una crema maravillosa de Ponds que aclara la piel: ``Por fin he recuperado mi color natural'', dice con alivio una mujer blanca. ¿Habrá sido marginada y despreciada por su rostro moreno? ¿Habrán creído que era ``india'', a pesar de que sus bisabuelos eran españoles, y sufrido las consecuencias? ¿Le habrán impedido entrar a una disco? ¿O es que los caballeros las prefieren rubias? En una sociedad profundamente racista como la mexicana, estos anuncios fortalecen el racismo, así como los estereotipos impuestos de belleza sajona. No cabe duda, toda esta publicidad está urgida de revisión y control.

Frase misógina

``Los hombres inteligentes no pueden ser buenos maridos; la razón es que están solteros``.