DobleJornada, Lunes 4 de mayo de 1998
Los tratamientos de fertilidad: ¿una moda?
De unos años a la fecha se habla, cada vez más, de embarazos múltiples, la mayoría producto de tratamientos de fertilidad. Los casos se han presentado en varios países del mundo, no siempre con feliz desenlace. México no es excepción. En 1997, en el DF nacieron septillizos por inducción de ovulación que no lograron sobrevivir; en febrero de 1998, también por inducción, vinieron sextillizos en el DF, y sólo tres continúan con vida; dos semanas después llegaron al mundo quíntuples, por inseminación, en la ciudad de Torreón, que hasta ahora se encuentran en buenas condiciones de salud.
¿A qué se debe este auge de los embarazos múltiples? ¿Es consecuencia irremediable de un tratamiento de fertilidad? ¿Quién se encarga de aplicar estos métodos, cuidar el proceso y medir las consecuencias? ¿Su desarrollo se debe a los avances de la ciencia o a una demanda creciente de las parejas?
El Grupo de Reproducción en Genética del Hospital Angeles y el Centro Mexicano de Medicina Reproductiva refieren que en México del 8 al 15 por ciento de las parejas vive con este problema. La causa principal, aseguran, es el nuevo papel que jugamos las mujeres en la sociedad. Cada vez participamos más en la vida social, económica y política del país y, por lo mismo, no deseamos tener hijos/as pronto. El embarazo se retrasa y aparecen endometriosis, endurecimiento de la pelvis o problemas inmunológicos, entre otros. La mayoría de las parejas que acude a tratamientos de este tipo va de los 30 a los 39 años de edad. Y aunque los hombres presentan problemas de infertilidad, el porcentaje más alto está en las mujeres.
La oferta de métodos de fertilidad en el mercado es amplia; va desde la inducción de ovulación vía oral hasta la fecundación in vitro. Un servicio que, al menos en nuestro país, no corresponde a la preparación profesional de quienes se encargan de aplicarlo, lo cual va en detrimento de la pareja; no se cuida el proceso y los óvulos que se fecundan pueden ser más de uno.
Los especialistas afirman que el resultado de un tratamiento de fertilidad no es, necesariamente, un embarazo múltiple. La gran limitante en el momento de aplicarlo, dicen, es el control del monitoreo, tanto de las hormonas de respuesta que van teniendo los ovarios, como en la sonografía o ultrasonido --debe hacerse uno diario o, al menos, cada tercer día-- para decidir en qué momento el lebocito está listo para romperse y que salga el óvulo que será fecundado.
Todavía no hay en nuestro país una legislación en relación al tema. En tanto la Dirección Nacional de Salud Reproductiva, de la Secretaría de Salud, se encarga del asunto, los tratamientos continúan aplicándose sin que existan la información y vigilancia indispensable para medir sus consecuencias.