El encono entre ``paredistas'' y ``alvaristas'' podría terminar en una fractura del PRI tlaxcalteca y propiciar lo que tanto ha querido evitarse: otro ``monrealazo''.
Tlaxcala, Tlax. La contienda por la candidatura priísta -en la que intervienen siete precandidatos- es el último escenario de una disputa, que lleva ya seis años, entre los dos grupos políticos de la entidad: el de la senadora Beatriz Paredes Rangel, dirigente nacional del sector campesino, y del actual gobernador, José Antonio Alvarez Lima.
En contra de la dirigente nacional de la CNC participan, en alianza con el actual mandatario, los ex gobernadores Tulio Hernández y Samuel Quiroz de la Vega.
La ``alianza'' -presumen políticos locales- cuenta con el respaldo de Francisco Labastida. Cuentan que cuando era secretario con Miguel de la Madrid eran frecuentes sus visitas a Tlaxcala, donde gobernaba Tulio Hernández. Tanto le gustaba la entidad, que a principios de 1986, justo antes de ser nominado por el PRI al gobierno de Sinaloa, contrajo aquí segundas nupcias.
Ambos grupos juegan no una, sino varias cartas. Y desasearon el experimento democratizador del CEN priísta.
Los precandidatos identificados con la ex gobernadora son: Héctor Ortiz Ortiz, ex diputado federal, ex rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala y ex secretario particular de la senadora, como ``carta fuerte'', y los ex senadores Rafael Minor Franco, secretario de Desarrollo Industrial con ella y Alvaro Salazar Lozano, eterno aspirante a la gubernatura.
Como precandidatos fuertes de la ``alianza'' están: Joaquín Cisneros Fernández, hijo del ex secretario particular de Gustavo Díaz Ordaz, del mismo nombre y ex alcalde de la capital; Federico Barbosa, ex secretario general de Gobierno y ex presidente del PRI estatal hasta hace un mes.
Participan además, impulsados por Alvarez Lima, los senadores Serafín Romero Ixtlapale y Lucía Carrasco Xochipa, sin posibilidades reales de triunfo.
En el camino quedaron dos de los ``paredistas'' de mayor peso: Alfonso Sánchez Anaya, dirigente de los Profesionales y Técnicos, de la CNOP, y Mariano González Zarur, delegado del CEN priísta en Querétaro. Ambos -en el pasado vinculados a Paredes- se abstuvieron de participar en la contienda interna, pero siguen moviendo a sus grupos.
Iniciaba 1997. El almirante José Ramón Lorenzo Franco, secretario de Marina, culminó una serie de visitas a la entidad inaugurando oficinas de su dependencia en Tlaxcala. ``Quiere ser candidato'', señalaron entonces políticos locales, extrañados porque hubiera una delegación de Marina en un estado sin litorales y ubicado a más de 400 kilómetros del Golfo de México.
Lorenzo Franco era contemplado en las listas del PRI, junto con Cisneros Fernández, entre los aspirantes a suceder al gobernador Alvarez Lima; también, el entonces senador Manuel González García Moreno y César Bécker Cuéllar, subsecretario de Asuntos Migratorios en Gobernación.
Eran los políticos tlaxcaltecas más encumbrados. Faltaba que los grupos internos se expresaran.
Lo hicieron poco antes de la elección del 6 de julio. Alvarez Lima abrió fuego y envió a Federico Barbosa a la dirigencia estatal del PRI.
Barbosa, ex alcalde de Ixtacuixtla, ocupaba la secretaría general de Gobierno desde 1992. Llegó a ese cargo con Samuel Quiroz de la Vega y fue ratificado por Alvarez Lima, de quien se convirtió en ``delfín'', impulsado por el delegado del CEN, Carlos Brito, otro cercano al mandatario.
Menos de seis meses le bastaron para cambiar a los dirigentes de los comités municipales e imponer a incondicionales suyos.
En diciembre de 1997, un grupo de ``dirigentes priístas'' -la mayoría empleados y ex empleados del gobierno estatal y del PRI local- hizo llegar al PRI nacional y a la Secretaría de Gobernación expresiones en favor de la candidatura de Barbosa.
No tardó en reaccionar el grupo de Paredes. Lo hizo primero a través de Alfonso Sánchez Anaya -secretario de Finanzas en su sexenio- quien inició un recorrido por la entidad para reunirse con industriales, productores de maíz y maestros, a quienes solicitó su apoyo.
El 26 de febrero, Sánchez Anaya inició formalmente su precampaña con un acto multitudinario en Apizaco, la plaza del otro ``paredista'' fuerte: Mariano González Zazur, ex alcalde, ex secretario de Finanzas y entonces delegado del CEN priísta en Querétaro,
Con el respaldo de políticos marginados por Alvarez Lima, organizó una veintena de reuniones, a las que asistían más representantes de la ``sociedad civil'' que priístas.
Cisneros Fernández, quien en la prensa local había dicho que también aspiraba, fue lanzado al escenario por Alberto Juárez Blancas, líder nacional de la CROC, la organización obrera más fuerte en la entidad.
Por esas fechas, muy atrás en el activismo estaba Ortiz Ortiz. Se le consideraba un precandidato ``natural'', pues en 1992 rivalizó con Alvarez Lima por la candidatura. Mantuvo presencia en la entidad, con asistencias a actos de la CNC, siempre con la representación personal de Beatriz Paredes.
La pugna entre Paredes y Alvarez Lima comenzó hace seis años. Cuando le faltaban diez meses para concluir su mandato, Paredes solicitó licencia con el fin de irse como secretaria general del PRI.
El relevo se entendió como una jugada para allanarle el camino a Alvarez Lima.
A lo largo del actual sexenio, muchos políticos renegaron de Paredes para tener cabida. Los que no lo hicieron, fueron excluidos.
Cuando han coincidido en actos públicos, ambos se han saludado con camaradería y mutuamente se dicen ``mi amigo el gobernador'' y ``mi amiga la senadora''.
Pero en corto, revelan colaboradores de ambos, las expresiones en contra son durísimas.
La dirigente cenecista ha fustigado al mandatario por su gusto por el jerez, y de su equipo salieron constantes rumores sobre un fin anticipado del sexenio.
A la inversa, por funcionarios locales aquí se ha conocido de un rancho que supuestamente regaló Beatriz Paredes a Rosalía Peredo Aguilar, de la dirigencia nacional del PT, y ha corrido la especie de que su ex esposo, César Carbajal González -ex dirigente local de la CNOP-, está en el PRD como parte de una estrategia de ``desestabilización'' contra Alvarez Lima.
En el último proceso electoral, ambos pelearon las tres diputaciones federales de la entidad.
En agosto del año pasado, el secretario de Finanzas de Alvarez Lima sostuvo que en la administración de Paredes hubo un ``penoso'' manejo de los recursos públicos y que las arcas estatales habían quedado prácticamente vacías.
Esa declaración fue asumida como una descalificación a los ex funcionarios de la senadora que empezaban a buscar la candidatura.
En Los Pinos y en Bucareli han sido escuchadas las acusaciones mutuas que se lanzan Alvarez Lima y Paredes Rangel ante la pérdida de votos del PRI en la entidad, pues el 6 de julio sólo obtuvo cuatro de cada diez votos de los tlaxcaltecas.
Quizá por ello, en la oficina particular del presidente Ernesto Zedillo hay un tlaxcalteca ``imparcial'' que informa continuamente de los movimientos políticos de la entidad: Roberto Salcedo, ex colaborador cercano de Manuel Camacho Solís.
El 15 de abril -cuatro días antes de que se expidiera la convocatoria a la consulta- Federico Barbosa renunció a su cargo como presidente del CDE del PRI.
En guardia por ese ``albazo'' que puso en ventaja a los precandidatos del gobernador, los ``paredistas'' impugnaron el proceso y lograron que el senador Fernando Palomino Topete durara sólo 48 horas como delegado del CEN del PRI.
Su abierta identificación con el gobernador Otto Granados -del grupo ``salinista'', como Alvarez Lima- los hizo dudar de su imparcialidad y la senadora solicitó su remoción.
En su lugar llegó el ex senador guerrerense Israel Soberanis, con un estilo hosco y quien ha dicho que su único interés es que prevalezcan la disciplina y la unidad.
Abierta la convocatoria, los primeros en registrarse fueron los precandidatos de Alvarez Lima. Beatriz Paredes se reunió con Ortiz, Sánchez Anaya y Mariano González. Los convocó a sumar fuerzas y a medir sus posibilidades reales. Al final, sólo acudió el ex rector.
Ni Mariano ni Alfonso decidieron inscribirse y públicamente se quejaron de lo ``viciado'' del proceso. Sánchez Anaya denunció además, en una carta abierta, que la estructura partidista había sido presionada para no otorgar las firmas que avalaran el registro y que desde el gobierno del estado se financiaba a uno de los precandidatos, y luego renunció a su militancia partidista, de 38 años.
González Zarur también emitió un comunicado para quejarse:
``Las condiciones y las presiones políticas están motivando un marcado divisionismo entre la ciudadanía y se están poniendo en riesgo los principios básicos del partido, con repercusiones serias en la unidad''.
De inmediato, los dirigentes locales del PRD, Eustolio Flores Conde, y del PAN, Tomás Degante Arenas, iniciaron contactos para establecer un acuerdo político a fin de ofrecer la candidatura a uno de los priístas inconformes, y hablaron con Sánchez Anaya y González Zarur.
El miércoles 29, Sánchez Anaya estuvo en la ciudad de México y se reunió con miembros del CEN del PRD.
Un gobierno con servidores públicos honestos, responsables, eficaces y trabajadores, se oye decir a Rafael Minor Franco en el mensaje que repite el altavoz de una camioneta desde el lunes pasado.
En su grabación, el precandidato dice ser un ``tlaxcalteca genuino'' y llama a sus paisanos ``a no dejar que otros decidan por nosotros'', sin regalar su voto a quienes ``sólo hacen promesas o regalos''.
Al pueblo ``ya no se le compra o se le engaña. Ya basta de amenazas para votar por caciques o gentes que abusan del poder'', dice con un ligero acento extranjero.
Esas críticas al actual gobernador y a Ortiz Ortiz -oriundo de Oaxaca- ejemplifican el clima de la precampaña.
En siete días efectivos, los aspirantes visitarán las 19 cabeceras distritales de la entidad, sin debates ni visitas empalmadas (un método establecido por el CEN del partido). Para efectos de propaganda, la colocación de mantas y la pinta de bardas quedó proscrita y el acceso a los medios electrónicos fue restringido.
So pena de ser sancionados, deben hacerse responsables de sus declaraciones públicas y cumplir con el siguiente compromiso: decir que ni el gobernador, ni el CEN, ni el CDE, ni los sectores, ni las estructuras del partido tienen candidato. Que participan en un proceso democrático, legal, equitativo, imparcial y transparente.
En esta capital, Huamantla y Apizaco -las ciudades más importantes- decenas de automóviles particulares y taxis lucen leyendas favorables a Cisneros y a Ortiz.
Colaboradores de este último se han quejado amargamente de la utilización de recursos materiales y humanos de los ayuntamientos, especialmente de la capital y de Ixtacixtla, en apoyo a la precampaña de Barbosa.
A pesar de las reglas, los golpes bajos entre los precandidatos han sido lo común. El principal blanco de las críticas ha sido Ortiz.
Sobre su equipo han recaído acusaciones por constantes presiones a profesores y alumnos de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) para que acudan a votar en su favor y de hacer proselitismo en instalaciones escolares.
Hay evidencias que sustentan esas acusaciones. Una carta, firmada por ``padres de familia'', en la que se quejaron de la coerción realizada por el profesor Eduardo Lozano Tovar, la publicación de un texto en favor suyo en una ``edición especial'' del boletín informativo del Departamento de Salud de la UAT y las órdenes de inserción de desplegados de su campaña, enviadas por fax a diarios locales y nacionales desde oficinas de la universidad.
En el escenario político, Beatriz ``está acabada, no se resigna a desaparecer y quiere agarrarse del estado para resurgir'', dicen sus paisanos detractores.
Refieren que ante su inminente salida de la CNC -en agosto próximo- está buscando acomodo. Recuerdan que desde su salida de Gobernación buscó colarse al gabinete presidencial y ha tratado de reagrupar a su clan en Tlaxcala.
La acusan de manipular a González Zarur y a Sánchez Anaya y de haberlos llevado al fracaso. Y se alegran de que ambos ``ya la dejaron''. Incluso, cuentan que Sánchez Anaya ha roto definitivamente con ella, porque cuando éste le pidió su apoyo, se lo negó, lo acusó de haberla traicionado y lo forzó a respaldar al ex rector.
Su única carta está en manos de Héctor Ortiz.
Una encuesta realizada en la última semana de abril por el Centro de Estudios de Opinión de la Universidad de Guadalajara, coloca sólo a priístas en las preferencias electorales.
En primer lugar aparece Cisneros Fernández, con 13.7% de la intención de voto. Lo siguen Ortiz Ortiz, con 5.9%, y Barbosa, con 3.9%.
Un apartado del sondeo señala que en la consulta priísta, Cisneros tendría 18.4% de los votos, por 9.1% del ex rector y 6.2% del ex presidente del PRI.
``Habrá absoluta transparencia'', asegura Israel Soberanis, encargado de llevar sin incidentes el proceso que culminará el domingo 9.
-¿Va derecho?
-Va derecho. Absolutamente.
De ser así, todo parece indicar que el candidato priísta saldrá de entre Cisneros y Ortiz. Aunque el riesgo de que un cerillo incendie al PRI tlaxcalteca sigue presente.