El gobierno mexicano ha fracasado en Chiapas porque el EZLN no ha respondido a sus provocaciones. Ante el uso de la fuerza militar contra las comunidades no ha disparado un solo tiro, y frente a la demagogia oficial no ha tenido más arma que la del silencio.
1. El fracaso de Ernesto Zedillo en Chiapas es también un fracaso personal, pues desde el inicio de su sexenio son muy limitados los espacios en que puede ejercer su plena autoridad, y éste es uno de ellos. En materia política Zedillo está acotado por los miembros del gabinete y los gobernadores que siguen subordinados a Carlos Salinas, y las grandes decisiones en materia económica luego del ``error de diciembre'' se toman en el FMI y el Banco Mundial, de manera que es significativo que en donde puede tomar iniciativas lo esté haciendo no sólo con torpeza sino en abierta ilegalidad: faltando al compromiso San Andrés y violando el marco constitucional del país con decisiones que en una democracia merecerían su destitución, como es la de la creación de los paramilitares.
2. La ``nueva estrategia'' oficial en Chiapas ha terminado por revertirse contra el gobierno y, como era de suponerse, contra Ernesto Zedillo, pero el último que parece darse cuenta de ello es él mismo, como se vio en su última visita a Chiapas (28-29 de abril), en la que lejos de actuar como un hombre de Estado que busca resolver un conflicto, insiste en asumirse como el líder de una facción, y en discursos de franca provocación a pesar suyo se presentó como el promotor de las políticas represivas contra los pueblos indios.
3. La realidad no puede cambiarse por decreto, ni siquiera con todos los recursos económicos y militares del Estado, y ese ha sido el principal error de Zedillo, si no fuera por otro más grave: hacer de la guerra en Chiapas su guerra personal contra los zapatistas, con lo que fue perdiendo toda autoridad política y moral, al margen de que al decidirse por la vía de la violencia no ha ido en lo político, y sin duda también en lo militar, más que de derrota en derrota.
4. Los estrategas de la Sedena podrían preguntarse cuáles han sido luego de cuatro años sus logros, además de comprobar que el EZLN son los pueblos indígenas luchando por sus derechos fundamentales. ¿De qué puede enorgullecerse el Ejército Mexicano? ¿De haber entrenado y apoyado a los paramilitares? ¿De haber supuestamente ``desmantelado'' en abril el municipio autónomo de Taniperlas como ayer el de Amparo Agua Tinta? ¿De amedrentar a las comunidades indígenas de Chiapas?
5. ¿Pueden estar orgullosos los militares mexicanos de actuar en Chiapas como un ejército de ocupación?
6. La militarización del estado en vez de doblegar a las bases de apoyo zapatistas no ha hecho más que fortalecer su espíritu de resistencia, de la misma manera que la creación de los grupos paramilitares no ha mostrado que haya una lucha intercomunitaria sino que existe una política criminal del gobierno. La iniciativa de legislación indígena de Los Pinos, lejos de engañar a nadie, ha evidenciado aún más la falta de palabra de las autoridades. ¿Y qué otra cosa puede haber probado la campaña sucia contra Samuel Ruiz y la Conai más que el nivel moral de quienes la promueven.
7. Ernesto Zedillo imaginó que con ``todo el peso del Estado'' aniquilaría en poco tiempo al EZLN y no ha logrado más que hundir a su gobierno en un creciente desprestigio. Supuso que en pocas semanas el movimiento zapatista desaparecería de las planas de los diarios de todo el mundo y no ha conseguido más que provocar una mayor indignación internacional. Pensó que se fortalecería y ha terminado por ser sentado en el banquillo de los acusados por el genocidio de Acteal y sus políticas ante los pueblos indios.
8. La estrategia de fuerza de Zedillo ha tenido además otro efecto: el de fortalecer a una sociedad civil, cada vez más consciente, que no se engaña y sabe que para reiniciar el proceso de paz no hay más vía que la de cumplir San Andrés.
9. El principal obstáculo para la paz es el gobierno, y por lo mismo las últimas iniciativas para sacarlo del atolladero en que se encuentra no podían ser más descabelladas, pues todas suponen violar la Ley para el Diálogo y olvidarse de San Andrés. La Conferencia del Episcopado pretende sustituir ella a la Conai (18 de abril), el ex comisionado Manuel Camacho (22 de abril) propone nada menos que plebiscitar la ``Ley Zedillo'' y un grupo de artistas y académicos (24 de abril), en el colmo del absurdo, sugiere que dialogando ellos con la dirigencia zapatista la convencerían de renegociar San Andrés.
10. Los artistas e intelectuales signatarios de la llamada ``Propuesta de Guadalupe'' podrían desde luego ser más útiles a la paz, y de paso ahorrarse el viaje a la selva, buscando un diálogo franco con Zedillo en Los Pinos y preguntarle por qué sigue trasgrediendo la Constitución y usando al Ejército contra las comunidades indígenas, por qué insiste en desacatar la Ley para el Diálogo, por qué se rehusa a desarmar a los paramilitares: por qué insiste en la vía de la fuerza.
El silencio de los zapatistas derrota todas las líneas al gobierno.