La Jornada 30 de abril de 1998

El obrero, único sector a la zaga en la transición democrática

Fabiola Martínez, Elizabeth Velasco y María Esther Ibarra Ť Con más de 50 por ciento de la población económicamente activa (PEA) ocupada en el sector informal, una pérdida del poder adquisitivo de 75 por ciento y un rezago de al menos 20 millones de empleos en las últimas dos décadas, el movimiento obrero mexicano celebra el Día del Trabajo dividido, con un deterioro histórico en las condiciones de vida de los trabajadores y en la antesala de una reforma a la legislación laboral.

Según reconocen dirigentes, analistas y legisladores, el sindicalismo es el único sector que se ha quedado a la zaga del proceso de transición democrático en el país.

Por primera vez, este viernes se manifestarán tres contingentes a distintas horas, luego de la suspensión del desfile oficial en 1994. El primero será representativo del sindicalismo oficial, encabezado por el Congreso del Trabajo (CT), y realizará una ``magna concentración'' en el Zócalo, con la asistencia del presidente Ernesto Zedillo.

Tras la destitución de Héctor Valdés Romo, la nueva dirigencia interina del CT --encabezada por Joel López Mayrén-- aseguró que llevará al acto oficial alrededor de 250 mil trabajadores, principalmente de la CTM, CROC, Sindicato Ferrocarrilero, petroleros y otros.

El segundo contingente lo integrarán disidentes del CT y los otrora independientes, que conforman ahora la Unión Nacional de Trabajadores (UNT). Esta central, constituida en noviembre de 1997, está identificada con el Sindicato de Trabajadores del Seguro Social (350 mil afiliados), el Sindicato de Telefonistas (52 mil), el Sindicato de Trabajadores de la UNAM (25 mil), pilotos, sobrecargos, tranviarios y trabajadores del campo, entre otros.

La membresía estimada de la UNT oscila en 1.5 millones de trabajadores en todo el país y marcharán, según se anunció, del Monumento a la Revolución al Zócalo a partir de las 10 de la mañana, media hora después de que haya concluido la parada del CT.

El tercer grupo, identificado como radicales, según sus propios dirigentes, lo conforman los sindicatos independientes, coordinadoras democráticas y diversas organizaciones sociales, como el Movimiento Proletario Independiente (MPI) y el Frente Popular Francisco Villa. Marcharán por la Coordinadora Intersindical Primero de Mayo (CIPM).

En respuesta al sindicalismo oficial y corporativo, la UNT y la CIPM enarbolarán como principal exigencia la democratización de la vida laboral y sindical del país y el cambio de la política económica por una que aliente el empleo y mejore salarios.

El CT, por su parte, planteará varias demandas al Presidente, entre las que destaca un ``salario remunerador que retribuya el esfuerzo productivo, una política económica de Estado que garantice el crecimiento con justicia social'', y la defensa de los derechos contenidos en la Ley Federal del Trabajo.

Para la celebración del 1o. de mayo de este año, los dirigentes de la UNT y del CT acordaron, ``en reuniones cordiales'', horarios escalonados para evitar una eventual confrontación. Sin embargo, la CIPM dejó en claro que no se mezclaría ``ni con charros, ni con neocharros''.

De esta forma, los trabajadores mexicanos recordarán a los mártires de Chicago, caídos en 1886, a los obreros de Cananea y Río Blanco y a la primera marcha por el 1o. de mayo celebrada en el país, en Chihuahua 1892.

Nada que celebrar

Desde 1976 el poder adquisitivo del salario mínimo se desplomó a niveles históricos que lo ubican actualmente con un valor real de apenas 25 por ciento sobre el nivel registrado al inicio de la década de los años setenta.

En torno al empleo, las cifras oficiales señalan que de 1996 a 1997 la desocupación disminuyó de 5.5 a 3.5 por ciento de la PEA; sin embargo, la estadística no incluye el ``desempleo real'', advierte la UNT.

Para 1996, de una población ocupada de 35 millones, más de 5 millones de trabajadores no percibieron ingresos y cerca de 7 millones recibieron menos de un microsalario. Ante esto, esa central pide la reactivación del mercado interno mediante el incremento sostenido del poder adquisitivo de los sueldos, reforma fiscal integral que exente hasta cuatro salarios mínimos y la creación de empleos de emergencia.

Se estima que desde el sexenio de Miguel de la Madrid a la fecha, 56.1 por ciento de la PEA está empleada en la economía informal, cifra que refleja la tasa de desocupación abierta en el país, que desde agosto de 1995 ha aumentado a 8 por ciento anual, según datos de la senadora del PRD, Rosalbina Garavito.

La investigadora María de la Luz Arriaga, de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, señala que la cifra oficial de 4 por ciento de desempleo abierto no toma en cuenta el cambio radical en la estructura del empleo, ya que en los últimos cinco años el empleo formal urbano pasó de 60 por ciento --de la fuerza de trabajo ocupada-- a 40 por ciento. Asimismo, 38 por ciento de la población urbana ocupada recibe dos salarios mínimos, poco más de mil 500 pesos mensuales. El contexto económico actual, dijo, ``imposibilitarán el incremento de salarios y pérdidas de empleo''.

Oscar Alzaga, presidente de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), precisa que la falta de empleo obliga a 11 millones de niños a trabajar y no permite la formación educativa a que tienen derecho.

Perjudica a sindicatos la protección del gobierno

Jesús Campos Linas, de la ANAD, coincidió con Garavito en señalar que hay un agotamiento de las formas de control gubernamental en las organizaciones sindicales oficiales, las cuales no tienen futuro de seguir protegidas por el Estado.

Desgastados los métodos de mediatización corporativa, roto el pacto entre el Estado y el movimiento obrero desde 1983, el desafío de cualquier sindicato es presentar proyectos democratizadores que orillen al gobierno a ``sacar las manos'' de la vida de las organizaciones gremiales, dijeron.

Al respecto, la UNT sostuvo que no puede haber transición del país a la democracia ``sin que se democratice el área social y el mundo del trabajo sometido durante décadas por el más férreo control corporativo''. Asimismo, ante la inminente reforma de la Ley Federal del Trabajo --cuyos anteproyectos del PAN y del PRD ya están listos-- la CIPM y la UNT exigirán este Día del Trabajo respeto a la libre sindicalización, un registro público de sindicatos, que se elimine la toma de nota por parte de la Secretaría del Trabajo, cambio de las juntas de conciliación por jueces de lo laboral y la desaparición de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos.

Por su parte, Agustín Rodríguez, de la presidencia colegiada de la UNT, reiteró su propuesta de un paro laboral y convocó a la unidad del movimiento obrero para exigir al gobierno la recuperación real del salario, detener los recortes presupuestales a la educación, fin de los topes sindicales, reforma fiscal que grave a quienes más tienen, defensa del empleo y aumento salarial de emergencia.

``Marcharemos no para cumplir con una ceremonia, sino como una expresión de lucha por dignificar la vida laboral y sindical tan castigada por las crisis recurrentes y por el desgaste de un corporativismo decadente que nos proponemos transformar hacia un esquema sindical, plural y autónomo'', concluyeron representantes de las organizaciones independientes.