La Jornada sábado 25 de abril de 1998

CONAI, FACTOR INDISPENSABLE PARA LA PAZ

En fechas recientes, como ha sucedido en otros momentos críticos del conflicto chiapaneco, la Comisión Nacional de Intermediación (Conai) ha sido blanco de ataques e intentos de descalificación. Las presiones contra la instancia que preside el obispo Samuel Ruiz, han tenido una orientación muy clara: mermar el margen de maniobra de la comisión, a fin de desacreditarla ante la sociedad y presentarla como un obstáculo para la solución del conflicto chiapaneco. Tales pretensiones, debe señalarse, son equívocas y sólo confunden a la opinión pública.

La Conai no puede ser un órgano pasivo: su papel como mediador es crucial para la conducción del diálogo de paz, por ello, debe mantener una posición activa y comprometida con la solución de las causas que dieron origen al conflicto, y con el cumplimiento estricto de los acuerdos suscritos durante el proceso de negociación.

Aunque los señalamientos críticos formulados por la Conai pueden generar molestias e incomodidades a alguna de las partes -como sucedió cuando la comisión emitió un severo y fundado cuestionamiento a la iniciativa de ley del gobierno federal en materia de derechos y cultura indígenas-, lo cierto es que la Conai no ha hecho sino cumplir sus funciones arbitrales y señalar las incompatibilidades entre los acuerdos de San Andrés y la interpretación que de ellos realizó la parte gubernamental.

La responsabilidad de que el EZLN se haya resistido a reiniciar la comunicación con el gobierno no es atribuible a la Conai: fue el propio gobierno -al asumir una postura pasiva en la segunda mesa de las negociaciones de San Andrés, y al rechazar la iniciativa de ley formulada por la Cocopa-, quien generó el impasse en el proceso de diálogo.

Por otra parte, es claro que la Conai no puede colocarse en una posición neutral ni mantenerse callada ante la permanencia -y el recrudecimiento- de las causas que dieron origen al levantamiento zapatista, y ante el incumplimiento oficial de los acuerdos. Su carácter imparcial no debe ser confundido con la neutralidad. La Conai ha sido, en todo momento, un órgano imparcial de la sociedad civil y un canal indispensable para propiciar y conducir el diálogo entre las partes. Pero mientras subsistan las condiciones de miseria, injusticia y discriminación, y no se cumplan a cabalidad los compromisos firmados, la Conai, en su calidad de instancia mediadora y de conducción metodológica del proceso de negociación, está obligada a mantener una actitud crítica y de denuncia, así como a desempeñar una labor propositiva en la búsqueda de salidas pacíficas y negociadas.

El fortalecimiento de las labores de mediación de la Conai es una tarea crucial que no debe ser desatendida ni minada. Por ello, los intentos de desacreditarla y las exigencias de que sea desautorizada como órgano mediador representan ataques a todo el proceso de paz y en nada ayudan a la solución de las causas que originaron el conflicto ni a la reconciliación social en Chiapas.