El rezago agrario, causado por políticas populistas, no por el libre mercado, sostiene Zedillo
Rosa Elvira Vargas y Angélica Enciso Ť Los rezagos en materia agrícola, aseguró el presidente Ernesto Zedillo, no son producto de la economía de mercado, sino por el contario, de los muchos años en que fue obstaculizada ``con políticas estatistas, populistas y paternalistas''.
Señaló que los principales problemas del campo radican en la debilidad productiva de quienes lo habitan en las peores condiciones de pobreza y en un permanente y complejo círculo vicioso que les impide abrirse horizontes de progreso.
Por eso, defendió la estrategia del régimen, pues aseguró que aquella no redituará a nadie, y mucho menos al gobierno, ``popularidad política''. Y ello es así, pues desde la perspectiva del mandatario, ``lamentablemente esos mexicanos que están a la zaga del progreso, que sufren las más severas condiciones de pobreza, muchas veces no representan una voz política y ni siquiera, en muchos casos, participan en los procesos políticos''.
Reunido en el gran salón del Campo Marte con los miembros de la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural, Ernesto Zedillo se refirió a la ``rentabilidad política muy baja o casi nula'' de los programas sociales del gobierno, lo cual, además, ``es irrelevante para la República''.
Existe un firme compromiso con la justicia social, apuntó. Lo que realmente interesa es la ``rentabilidad social'' y que a través del esfuerzo se pueda ``jalar'' a esos mexicanos que hoy no tienen ninguna responsabilidad, para que accedan a las oportunidades de desarrollo con las que sí cuentan otros habitantes del país.
La actual administración, se comprometió, continuará con sus acciones de responsabilidad igualitaria, que debe ser parte central del fundamento y de la acción del Estado mexicano.
Más adelante, señaló que la enorme tarea de lograr el desarrollo integral del campo será posible sólo si se consolida el crecimiento de la economía para el mediano y largo plazos. Entonces, ratificó la necesidad de construir una economía de mercado con rostro humano, en la que el crecimiento ``sea sólo el medio necesario para avanzar en lo que más importa: la justicia social''.
Recordó que por mandato constitucional y por convicción política, debe darse la mayor prioridad a la justicia social. El país cuenta con condiciones jurídicas, institucionales, sociales y organizativas para consolidar el crecimiento.
Primer orador en esa reunión, Alberto Núñez Esteva, presidente de la fundación, hizo un largo recuento de demandas, entre las que destaca el fortalecimiento de los diversos programas para el campo, y además de citar un poema de León Felipe y a Jan Egeland, del Instituto Internacional de Investigaciones sobre la Paz, dijo que la sociedad mexicana es ``un hermoso huipil que corre el riesgo de deshilacharse''.
A su vez, el presidente Zedillo, luego de ofrecer detalles de cada uno de los programas de apoyo al campo como el Progresa, el de Crédito a la Palabra, el de Empleo Rural, el FIRA y otros, señaló que en los próximos años deben diversificarse los cultivos del campo, a partir de un mejor aprovechamiento de la tierra.
Indicó que aunque la producción de granos seguirá teniendo prioridad, ha dado instrucciones para que se adopten iniciativas tendientes a modificar cultivos, entre otras regiones, en aquellas que están siendo devastadas en sus bosques por campesinos muy pobres, que tienen una genuina necesidad de subsistencia para sembrar granos básicos; sin embargo, la riqueza de su suelo es muy baja y después de una o dos cosechas es ya inútil para ese fin.
``Con el esfuerzo de los productores, con políticas públicas eficaces y con el respaldo de organizaciones como la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural, conseguiremos que la producción agropecuaria siga creciendo más rápido que la población'', aseguró Zedillo. En el acto estuvieron los titulares de Sagar, Sedeso, Educación Pública y Reforma Agraria, así como empresarios de diversos ramos.