Encabezó Zedillo solemne acto oficial
Jesús Aranda Ť En el homenaje de cuerpo presente rendido al escritor Octavio Paz, el presidente Ernesto Zedillo afirmó que el poeta``le sirvió a México'' con su ejemplo de valor y dignidad en la defensa intransigente de las libertades, con su crítica al poder público y con su firmeza frente a cualquier forma de intolerancia y autoritarismo.
Ante la comunidad cultural del país, miembros de su gabinete, políticos y los familiares de Paz, el Presidente de la República agregó que el Nobel mexicano sirvió a los hombres y mujeres de su país y de su tiempo ``desentrañando con igual lucidez el pasado y el porvenir, y defendiendo con fervor, incluso desde la soledad y la incomprensión la democracia y la dignidad humana''.
Franquear el tiempo y la distancia
En la ceremonia que tuvo lugar en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, el jefe del Ejecutivo federal señaló ante el féretro de caoba cubierto por la bandera nacional que con la partida de Octavio Paz extrañaremos, sin duda, el valor y la lucidez de su pensamiento, la amplitud de sus conocimientos, el vigor y la belleza de sus versos, así como``su defensa de las libertades más esenciales de los hombres y mujeres''.
Destacó asimismo el compromiso del poeta con los valores más altos del espíritu, así como la universalidad de su reflexión ``que supo franquear, siempre, las fronteras del tiempo y la distancia, de las lenguas y las culturas, de los sentimientos y de las aspiraciones''. Extrañaremos al hombre de principios que jamás claudicó.
Acompañado por su esposa, Nilda Patricia Velasco, el presidente Zedillo arribó al filo de las 14:00 horas al Palacio de Bellas Artes, y después de darle el pésame a Marie Jose Praminia viuda de Paz, y de escuchar al historiador Enrique Krauze y al poeta Gonzalo Rojas, el jefe del Ejecutivo había dicho de entrada:
``Vengo en nombre del gobierno de la República, a rendir el homenaje de todos los mexicanos a uno de sus hombres más ilustres.''
Agregó que los mexicanos ``hemos perdido algo muy íntimo, algo muy propio'' y que, a pesar de que nos quedan las ideas, las letras y el ejemplo de Octavio Paz, ``de aquí en adelante su presencia nos hará falta siempre''.
Explicó que la segunda mitad de este siglo ha sido enriquecida por el pensamiento, la pasión y por la palabra de Octavio Paz, mismos que ``seguirán guiando las ideas, la obra y la vida, de muchos de nuestros contemporáneos, aquí y en cualquier lugar de la tierra''.
Más adelante, el presidente Zedillo indicó que Paz, como promotor de la cultura, sirvió al país con iniciativas siempre fecundas para el despliegue de la inteligencia, el cultivo de la creatividad, la suma de ideas y el intercambio de opiniones.
Y como crítico y literato de arte, dijo, Octavio Paz, nos dio siempre un testimonio esclarecedor sobre la complejidad de la vida, sobre la magia inagotable de la creación artística, sobre el papel de la palabra como asiento de nuestra conciencia y de nuestra identidad.
Hombre ``eterno''
Como hombre, indicó, sirvió a México con el amor a su historia, con el amor por las civilizaciones de estas tierras, con el amor por la naturaleza más hondamente mexicana. Por eso, hoy y siempre, concluyó, el pueblo y el gobierno de la República rinden homenaje a este ser humano excepcional, a este mexicano universal, a este hombre eterno.
El presidente Zedillo montó guardia de honor frente a los restos del poeta y Nobel mexicano, en la que estuvo acompañado por su esposa Nilda Patricia Velasco, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Francisco Barnés; el secretario de Educación Pública Miguel Limón Rojas, Marie Jose Pramini viuda de Paz, y por el director del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa.
La siguiente guardia de honor estuvo compuesta por el jefe de gobierno del Distrito Federal Cuauhtémoc Cárdenas, la canciller Rosario Green, el secretario de Marina, José Ramón Lorenzo Franco, el secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Angel Gurría; el secretario de la Defensa Nacional, Enrique Cervantes Aguirre, y el titular de la secretaría de Comercio y Fomento Industria, Herminio Blanco.
César Güemes Ť El laberinto es real: una fila silenciosa, expectante, del orden de 300 personas hacia el mediodía, lo forma sinuosa en las afueras del Palacio de Bellas Artes. Un par de amplios cortinajes negros, movidos apenas por un viento que no llega a merecer ese nombre, anuncian lo sabido: en paz se encuentra don Octavio, luego de luchas y logros literarios, después de una batalla por la existencia.
Dentro del recinto 22 sillas rojas lo esperan, vacías aún. A las 13 horas, una imagen televisiva se capta en los pasillos e indica que hacia allá se dirige el cortejo fúnebre y se le espera, aunque no fuera un día esperado, porque la muerte no puede esperarse. Acaso, se aguarda muy en silencio, como algo inevitable de lo cual incluso mejor ni hablar. Y sin embargo, muy pocos nombres de las letras nacionales, no más de cinco o seis, son capaces de concitar a tantos compañeros de la prensa como los que se observa llegar, buscar sitio para no moverse a lo largo de todo el acto o, al contrario, identificar las vías de acceso lo más directas posibles a los personajes de la cultura.
No está todavía Octavio Paz en Bellas Artes, pero ya la bóveda mayor, de las dos que culminan la construcción, lo cubrirá en su momento filtrando con mucha suavidad la firme y seca luz de las primeras horas de la tarde.
Abajo, ya que la prensa para el caso ha sido situada mayoritariamente en el primer piso, al menos durante la parte oficial, abajo, pues, llegan a cuentagotas las mujeres y los hombres de la cultura del país, aparte de funcionarios, cercanos o no al medio.
Para las 13:31 horas el cuantioso y enseguida moderado aplauso que proviene de las afueras del palacio indica que finalmente arribó el cortejo. Con la bandera mexicana envolviéndolo, entra el féretro que guarda al poeta.
Habitar los linderos del saber
La desigual pelea por buscar un último apunte entre la clase creadora nacional se estrella, es un decir, contra las ``instrucciones precisas'' de separar a unos y a otros: de aquí para allá, los creadores; de aquí para acá, los periodistas. El fluir de las coronas que comienzan su desfile se vuelve incesante, denso, el calor interior multiplica y de alguna suerte refleja, junto con su humedad, el aroma de las flores.
Está diciendo Enrique Krauze, el primero en hablar en cuanto el acto adquiere tono oficial: ``Escribió textos luminosos sobre los temas limpios del hombre: la libertad, la creación, la justicia, el amor. Se exigía y exigía como el que más. Habitaba los linderos últimos del conocimiento y allí se detenía, aunque a veces, en su poesía, alguien nos deletrea. Fue el más grande y el más generoso de los escritores mexicanos. Nadie como Octavio Paz escribió tanto sobre literatos y artistas de México, de Sor Juana Inés de la Cruz hasta los escritores de medio siglo que se formaron en sus obras. Desde que comenzó a publicar, a principios de los años treinta, hasta nuestros días, varias generaciones de intelectuales reconocieron la calidad solar de su obra. Vasconcelos escribió con entusiasmo sobre sus libros; los transterrados españoles emprendieron con él la revista Taller; los Contemporáneos lo adoptaron desde un principio como el hijo pródigo; fue la figura tutelar de la generación que hizo la Revista Mexicana de Literatura. Regresó a México en los años setenta no para presidir o imperar sobre la cultura, sino para fundar Plural y luego Vuelta, para ponerle casa a la disidencia, a la diversidad, a la tolerancia, a la crítica, para declarar la guerra a las abstracciones armadas que asesinaron a millones de personas concretas.
``En esas revistas, en esos textos lúcidos e implacables, Octavio puso la libertad a buen resguardo, puso la libertad bajo palabra y, venturosamente, vivió para ver a esa misma libertad en todas las latitudes reivindicada. Fue un minero del alma mexicana, por el río subterráneo de su sangre corrían vetas católicas y liberales, andaluzas y aztecas, reformistas y revolucionarias. Buscando la salida al laberinto de su soledad, las recogió a todas. Por eso vio en la Revolución la comunión de México consigo mismo, la fugaz reconciliación de este país con sus pasados. Y luego, con el pensamiento que vigila al pensamiento, escribió que la crítica es el aprendizaje de la imaginación en su segunda vuelta, la imaginación curada de fantasía y decidida a afrontar la realidad del mundo. Y pensó que México no tiene esencia sino historia. Y que esa historia no era un advenimiento místico sino una tarea de todos los días.
El Nobel nos deletrea
``Fue valeroso ante la vida, leal en la amistad, dichoso y pleno cuando encontró el amor, y estoico ante la presencia de la muerte. Hubiera querido morir como don Ireneo, cuyo rostro se dibujaba cada vez más en el suyo, de una muerte instantánea como de rayo. Esa gracia final no le fue dada (...) Había nacido en 1914, el año de la anarquía en México y el mundo. Nieto de un rebelde e hijo de un revolucionario, pero no aspiraba al orden de las falsas utopías, que detestaba o menos aún al orden impuesto por la fuerza. Aspiraba a un salto histórico, a un salto hacia la libertad responsable, ejercida por todos, en esta casa nuestra, en esta casa de él que es México. Fue, alguna vez, el sol naciente de la literatura mexicana. Cruzó el cielo y se detuvo en su centro por casi un siglo. Ahora nos duele el oro viejo de su luz crepuscular. Pero mañana descubriremos que Octavio Paz nos deletrea.''
Fue una coincidencia, fatal si se quiere, pero misteriosa como todas las coincidencias: Gonzalo Rojas, quien acaba de ser distinguido con el Premio Octavio Paz de Ensayo y Poesía 1998, se encontraba en nuestro país a fin de recibir el galardón. Vino, pues, a ver a Octavio Paz, a que Paz lo viera. Sólo se consiguió el primer porpósito del binomio. Por eso estuvo el poeta chileno en Bellas Artes, para hablar con don Octavio, para decirle: "Nacemos y desnacemos en lo efímero y eso sí lo sabes tú, y lo supiste siempre, Octavio. De Apollinaire dijo una vez Huidobro:`el pájaro de lujo ha cambiado de estrella'. Y nosotros hemos perdido, sin perderlo, a nuestro Octavio, porque los poetas no mueren, quedan encantados. Y él pertenece a la dinastía grande de Darío, Borges, Vallejo, Huidobro, Neruda, la Mistral. Su palabra nos pertenece a todos y es la palabra de América". Después dio lectura al texto que hace apenas unos días reprodujimos en estas páginas con motivo de la conversación con don Gonzalo Rojas a propósito de Octavio Paz y sus 77 años.
El presidente de la República, doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, fue el último del grupo en tomar la palabra. Vengo, dijo, "a rendir el homenaje de todos los mexicanos a uno de sus hombres más ilustres. Como Presidente de la República, y sobre todo como mexicano, siento profundamente la muerte de Octavio Paz. Al conocer anoche la noticia de su fallecimiento, sentí como todos los hombres y todas las mujeres del país, que hemos perdido algo muy íntimo, algo muy propio. Es cierto que nos quedan las ideas, las letras y el ejemplo de Paz. Pero de aquí en adelante su presencia nos hará falta siempre. Toda la segunda mitad de este siglo ha sido enriquecida por el pensamiento, por la pasión y por la palabra de Octavio Paz. Ese pensamiento, esa pasión, esa palabra, seguirán guiando las ideas. La obra y la vida de muchos de nuestros contemporáneos aquí y en cualquier otro lugar de la tierra.
"Pero con la partida de Octavio Paz extrañaremos sin duda el valor y lucidez de su pensamiento, la amplitud de sus conocimientos, el vigor y la belleza de sus versos. Extrañaremos su defensa de las libertades más esenciales de los hombres y las mujeres, y su compromiso con los valores más altos del espíritu. Extrañaremos la universalidad de su reflexión que supo franquear siempre las fronteras del tiempo y la distancia, de las lenguas y las culturas, de los sentimientos y de las aspiraciones. Extrañaremos al hombre de principios que jamás claudicó. Octavio Paz supo servir a nuestro amado México, a su amado México. Como diplomático le sirvió siempre con su labor leal, inteligente y eficaz; sirvió a México, y mucho, con su ejemplo de valor y dignidad en la defensa intransigente de las libertades; le sirvió a México y al mundo con su crítica al poder público; le sirvió a México y al mundo con su firmeza frente a cualquier forma de intolerancia y autoritarismo. Como promotor de la cultura sirvió al país con iniciativas siempre fecundas para el despliegue de la inteligencia, el cultivo de la creatividad, la suma de ideas y el intercambio de opiniones.
"Como crítico y literato del arte, Octavio Paz nos dio siempre su testimonio esclarecedor sobre la complejidad de la vida, sobre la creación artística, sobre el papel de la palabra como asiento de nuestra conciencia y de nuestra identidad. Como pensador Paz sirvió a los hombres y mujeres de su país y de su tiempo desentrañando con igual lucidez el pasado y el porvenir, y defendiendo con fervor, incluso desde la soledad y la incomprensión, la democracia y la dignidad humana. Como hombre, sirvió a México con el amor por su historia, con el amor por las civilizaciones de esta tierra, con el amor por la naturaleza más hondamente mexicana. Octavio Paz es un maestro de México y del mundo. Formará siempre parte de la conciencia de nuestro país, de nuestra época, del orgullo y del desafío de nuestra condición humana. Por eso, hoy y siempre, el pueblo y el gobierno de la República, rinden homenaje a este ser humano excepcional, a este mexicano universal, a este hombre."
Y luego, el discreto caos.
El lento circular de los lectores de Octavio Paz. Los que fueron, son, a la distancia de un libro, sus más cercanos. Y entonces sí, las declaraciones, necesarias, buscadas, encontradas al fin. Sólo entonces.
Francisco Guerrero Garro, corresponsal, Cuernavaca, Mor., 20 de abril Ť La escritora Elena Garro lamentó el deceso de su ex esposo Octavio Paz, cuya voz, palabra y poesía, dijo, ``serán la herencia del siglo XX para el siglo XXI. México perdió sus letras vivas con su muerte y se cierra un capítulo de oro en la historia de la literatura universal''.
Garro, quien vivió al lado de Paz por casi 30 años, dijo que para el poeta ``la verdad era el único camino, y en él murió, con la verdad''.
Con su muerte deja además un vacío difícil de llenar que sólo compensará su obra, que se convierte hoy en camino para el mundo de las letras, expresó.
Su gran amor por Octavio no ha muerto ni morirá, sostuvo la escritora de 81 años, que afectada por varias enfermedades permanece postrada con una mascarilla de oxígeno, en su departamento de la colonia Chapultepec, donde vive acompañada de su hija Helena Paz Garro y 18 gatos.
Consternada, Garro recuerda sus grandes diferencias con Paz en el sentido estricto de sus ideales: ``Discutíamos mucho, porque Octavio era zapatista y yo villista''.
Sostuvo que Paz recibió dos grandes golpes en su vida. El primero ``fue que de una casa de él saliera Guajardo para matar a Zapata; fue un golpe tan fuerte para Octavio que aquel hombre tan cortés alquilara la casa y que de ella saliera para ir a matar a Zapata.
``El segundo golpe ha sido la muerte que le arrebató la oportunidad y lo priva de seguir aportando al mundo de las letras vivas, de la esencia pura de la poesía que constituyó su vida y pasión'', apuntó.
Recuerda que Paz ``tenía unos 30 años cuando yo lo llamaba centurión romano, porque llegaba a la casa pisando fuerte, era muy inteligente. La cabeza de Octavio siempre estaba pensando, no dejaba de pensar un minuto. Discutía mucho de poesía con él, siempre tuvimos discusiones por literatura o por política. Pleitos personales no había, eran más bien por cuestiones intelectuales. El no permitía que le hablara de chismes, le aburría, le hartaba''.
Agregó que siempre fue un hombre excepcional, el mejor de los escritores que han existido, y ``selló en sus textos'' su historia literaria y dio a México el Premio Nobel de Literatura, que lo mantendrá vivo en sus letras.
Apuntó: ``Octavio está ya con Dios y allá con él nos volveremos a encontrar. Aquí en la tierra nos dejó sus letras que lo han hecho un hombre inmortal, a quien muchos extrañaremos''.
Garro confió que la muerte del poeta le causa gran pena, ``porque no es agradable enterarse de la muerte de alguien, y menos de Octavio, y a pesar de lo que sucedió entre nosotros no le guardo ningún rencor. La última vez que lo vi fue hace un año; seguramente escribiré una semblanza de él''.
A su vez, Helena Paz Garro, tras salir del hospital Cuernavaca, donde fue atendida de una crisis nerviosa tras enterarse de la muerte de su padre, señaló que la literatura perdió a uno de sus mejores hombres. Comentó que apenas en enero pasado, cuando su padre fue hospitalizado, le envió un poema, en el cual le ``expresé todo mi amor, aunque él siempre me mostró ante todos como una tonta'', sin que ello importe ahora, pero sí el hecho de que ``en vida quise pedirle perdón por muchas cosas, y tenerlo antes de morir sin conseguirlo''.
Por otra parte, en declaraciones al noticiario 24 Horas, Helena Paz dijo: ``Es aterrador que se haya muerto. Anoche me dio un ataque de locura en el hospital Cuernavaca. Me dejó hecha polvo, porque yo lo quería mucho. Lo veo como mi padre y en este momento eso es lo que me interesa, no su figura histórica. Recuerdo cuando de niña me llevaba al circo y a las obras de teatro''.
Personajes de la cultura mexicana opinan sobre la muerte de Octavio Paz.
Alí Chumacero: Octavio Paz ha sido el gran escritor mexicano. Su desaparición viene a quitarnos a la gran figura y, sobre todo, a demostrar que siempre en la fotografía grande familiar hay un padre, un hermano mayor. Fue magnífico ensayista, pero yo lo considero mucho mayor como poeta. Representó una de las tendencias más fuertes de la actual literatura. Su muerte, quizá, traiga consecuencias en un grupo grande de escritores, que se encontrarán un poco desamparados por falta de guía, pero que lograrán rehacerse por encima del vacío que les produce la muerte de Paz.
Guillermo Tovar de Teresa: Paz, más allá de motivar, impulsaba la cultura mexicana. Tuvo un resorte espiritual suficientemente vigoroso como para dotar a la cultura mexicana de entusiasmo. Atendía un tema y lo contagiaba a la gente. Era un hombre lleno de curiosidad, de interés por las cosas, no se limitó ni se redujo a un campo; no cultivó sólo las letras, sino la historia, el pensamiento, la crítica, la vida política, es decir, era un hombre básicamente dotado de un espíritu que nos va a hacer mucha falta. Su figura tutelaba a la cultura mexicana. Yo, al menos, me siento un poco desamparado, porque era un gran patriarca que convivía más allá de la republica de las letras. El lindaba constantemente con la vida; entonces su ausencia tendrá efectos en muchos ámbitos y afectará profundamente a la cultura mexicana.
Gerardo Estrada: estamos en pláticas con la familia, con los directivos de la fundación que lleva su nombre y con la revista Vuelta para programar una serie de homenajes que se anunciarán posteriormente. Octavio Paz era una de las mentes más lúcidas de este siglo, un mexicano universal, una persona que ayudó a esclarecer las tinieblas y la oscuridad intelectual de este siglo. Su ejemplo intelectual y sus valores son que siempre ha defendido nuestra política cultural.
Enrique Krauze: el legado de Octavio Paz es inmenso. Es en ese sentido que se puede hablar de inmortalidad.
--¿Qué pasará con la revista Vuelta?
--No sé, va a seguir adelante; es decisión del Consejo de Administración.
--¿Qué instrucciones dejó Octavio Paz?
--Aún no puedo adelantarle nada en ese sentido. Será una decisión democrática del Consejo de Administración.
Ernesto de la Peña: el significado de la vida de Paz está indisolublemente unido a su obra. Fue un hombre que vivió poéticamente; desde su adolescencia comenzó a escribir grandes poemas, y es muy raro encontrar un hombre que haya sido tan congruente y que haya tenido una correspondencia tan grande entre vida y obra. Con su muerte se pierde a uno de los más grandes poetas que hemos tenido, a la altura de Sor Juana. Era un hombre enormemente enterado de todo, de mucha sencillez y tenía una cosa muy bella: oía a los demás. Tenía sus opiniones, sabía muy bien lo que decía, por qué lo decía y cómo lo fundamentaba, pero sabía escuchar a los otros, y eso no todos los grandes lo tienen.
--La obra de Paz, ¿fue para élites?
--La gran poesía nunca es para multitudes. La gran poesía, a lo largo de las generaciones, se va trasminando y hay partes de ella que se convierten hasta en dichos populares, pero es muy difícil que en la propia generación del gran poeta haya comprensión del pueblo hacia lo que escribe; el gran poeta siempre se proyecta hacia el futuro. Hay dos tipos de grandes poetas, uno sería Octavio y el otro Jaime Sabines, este último es un poeta extraordinario que escribe en un lenguaje deliberadamente popular, y así lo siente y es inmejorable en ese terreno; pero no todos son como él, no se puede pedir eso, hay igual excelsitud en uno y en otro.
--¿Su desaparición provocará desconcierto en la literatura nacional?
--Creo que su muerte provoca una gran ausencia, y desde luego habrá desconcierto. Octavio fue maestro voluntario e involuntario de una generación cuando menos completa y de las que siguieron también; las orientó en muchos sentidos. Por ejemplo, El laberinto de la soledad sigue siendo un pilar en el análisis del ser del mexicano, es un libro rotundo, marca una época.
Emmanuel Carballo: Gracias a Octavio Paz surgimos como generación en la literatura mexicana.
--¿Paz fue escuchado por la sociedad mexicana en sus opiniones políticas?
--Sí lo fue, y no sólo por las autoridades, sino por la sociedad en su conjunto, que lo contó entre sus mejores hombres cuando defendió a los muchachos del 68, cuando defendió la libertad y la imaginación frente al estalinismo en la Unión Soviética, en fin, siempre hay personas que tienen orejas y oyen, y seres que tienen orejas y no oyen, y Octavio Paz gozó de los primeros y sufrió con los últimos.
--¿Quién sustituirá a Octavio Paz?
--Las personas son insustituibles, y hoy ha muerto el jefe de la literatura mexicana. Pero muerto el rey, ¡viva el rey!, y el monarca ahora es Carlos Fuentes.
Armando Jiménez: Creo que Octavio Paz va a ingresar de inmediato a la Rotonda de los Hombres Ilustres, porque es nuestra carta cultural más importante de los últimos años, a la altura de Sor Juana de la Cruz.
No creo que él haya perdido interés en la cultura popular, en el pueblo; pero los miles de compromisos que adquieren las grandes personalidades los hacen alejarse un poco de la gente. Su trabajo poético no llega a las grandes masas, porque es difícil de entender. (Angel Vargas)
El titular de Gobernación, Francisco Labastida, dijo en relación con las críticas que Octavio Paz hizo a los gobiernos neoliberales, que ``el país siempre gana con la discusión de las ideas y yo comparto los juicios, pero este gobierno no es neoliberal''.
Entrevistado luego del homenaje al poeta en el Palacio de Bellas Artes, se cuestionó a Labastida sobre la posición que adoptó en su momento Paz al renunciar a la embajada de la India después de la matanza de Tlatelolco, a lo que respondió: ``Fue congruente con toda su obra, con la verticalidad de su pensamiento. Muy respetable y admirable que un hombre sea siempre consistente con su pensamiento''.
El secretario de Educación Pública, Miguel Limón Rojas, indicó que la muerte de Paz ``es una pérdida para todos nosotros, fue un baluarte de la cultura''.
Por su parte, Cuauhtémoc Cárdenas dijo que expresaba, en nombre propio y del gobierno del Distrito Federal, sus condolencias a la viuda de Octario Paz y destacó que el poeta deja una obra que ya pertenece a la cultura de nuestro país.
Jorge Madrazo Cuéllar, procurador general de la República, indicó que la muerte de Paz significa la pérdida de uno de los grandes humanistas, poetas, escritores e intelectuales de este país.
A su vez, el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa, informó que no se programará ningún homenaje en memoria de Paz en tanto no hable al respecto con la viuda del poeta.
La canciller Rosario Green apuntó que la obra literaria del poeta ``transformó la literatura mexicana e imprimió su visión a las letras mundiales, hasta conquistar las más altas cumbres poéticas de nuestro siglo. Además, su vigorosa personalidad se acrisola en la actividad que como destacado diplomático desplegó para bien de México''.
Reconocimiento postmortem en la UNAM
Octavio Paz pertenece a la historia nacional; es uno de los hombres más importantes del siglo XX, el más lúcido y reconocido mundialmente, su pérdida es lamentable, pero deja un legado extraordinario para México, dijo el dirigente nacional del PRD, Andrés Manuel López Obrador, quien asistió a Bellas Artes acompañado por miembros del CEN de su partido. Añadió que Paz fue uno de los pensadores críticos más importantes del país, ``estamos aquí para manifestar nuestro pésame''.
El rector Francisco Barnés de Castro señaló que Paz era una persona muy querida y respetada en la UNAM, y anunció que la máxima casa de estudios próximamente le hará un homenaje póstumo. Con su muerte, México pierde uno de sus más grandes intelectuales y más grandes poetas; ``a un hombre que ha hecho importantes aportaciones y tiene un reconocimiento internacional'''.
Mariano Palacios Alcocer, presidente nacional del PRI, dijo que la muerte del poeta ``es una de las pérdidas más lamentables no sólo del pueblo de México, sino que es una merma para la humanidad, ya que ha sido una de las inteligencias más lúcidas, uno de los hombres más preclaros del México de este siglo. Como embajador en la India realizó un trabajo de alta dignidad parlamentaria y diplomática. Fue un hombre de inteligencia privilegiada que supo interpretar el alma colectiva de un pueblo y trascender al alma de la humanidad''.
Octavio Paz fue el gran crítico del poder y defensor de la democracia. Por ello, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) le rendirá un homenaje póstumo en una sesión solemne. Martí Batres, coordinador de la mayoría perredista en ese órgano, señaló que Paz mantuvo no sólo una visión estética y literaria, sino también una lectura política de la vida nacional. Paz, añadió, se adelantó a su tiempo en muchos sentidos, ``y aunque muchos no estuvieron de acuerdo con él, ahora vemos que tuvo razón en muchos sentidos''.
La ALDF planea ya otorgar, de manera extraordinaria, dos medallas al Mérito Ciudadano: una de ellas de manera póstuma a Octavio Paz, y otra a Elena Poniatowska.
(Con información de Jesús Aranda, José Galán, Matilde Pérez, David Aponte y Claudia Herrera)
Merry Mac Masters Ť Con motivo del deceso de Octavio Paz, personajes del área de las artes opinaron:
Fanny Rabel (pintora): es un dolor muy personal porque para mí era una gente extraordinaria. Pero ahorita la separación que hacen entre la gente de afuera y las autoridades es tan fría, tan desalmada. Me acuerdo cuando velamos a Frida (Kahlo). Durante todo el día estuvo desfilando la gente, llorando y viéndola, demostrando que la querían. A Paz le hubiera dolido mucho ver que no dejaban acercarse a la gente, o sea, le pusieron una barrera entre los intelectuales, artistas y el pueblo. Lo conocí, lo quería, pero no lo frecuenté mucho porque era otro mundo el de los pintores. Pero sí, cuando lo pude tratar en París, y nos pudimos ver fuera de la cosa oficial, sí era verdaderamente un encanto. Además, siempre me han fascinado los hombres inteligentes y Octavio Paz, aparte del talento, era un hombre muy inteligente.
José Luis Cuevas (dibujante): siempre estarán los libros y podremos leerlos, pero el pensamiento, su trabajo de artista, de poeta, era algo en constante producción. Trabajaba tanto, producía tanto, estábamos siempre pendientes de lo que dijera u opinara sobre tal o cual cosa. Sus opiniones siempre me parecieron de una enorme lucidez y de una gran honestidad. Era un hombre muy honesto. En fin, son de esos grandes hombres que ya no abundan mucho en nuestro país. Son hombres que se dan cada quién sabe cuántos años. No olvidemos que Paz es el más grande poeta desde Sor Juana Inés de la Cruz.
Jorge Alberto Manrique (crítico de arte): no puedo hablar. Lo siento mucho. Es una vida de saber en él. Son muchas cosas juntas desde ir a Japón, yo estaba con él entonces, y luego hablamos hasta pleitos y muchas cosas que recordamos en su vida siempre.
Ausencia tristísima y vital
Teodoro González de León (arquitecto): es una pérdida tristísima y vital. Como fuimos amigos es una triple pena. Ya lo esperábamos, pero cuando llegan estas cosas siempre son espantosas a pesar de que ya lo habíamos pensado. El hueco es más grande de lo que pensamos porque es cultural. Va a ser muy difícil de llenar. El congregaba personas. Quién sabe quién vaya a tomar ese puesto. No creo que haya quien lo ocupe.
Mario Reyes (grabador): deja un vacío pero también un algo a seguir, admirar, y aprender, especialmente para los artistas de letras. (Claro) no se puede repetir la obra jamás. Después, deja un paquete a los demás que nos dedicamos al arte que nos va a servir de mucho. Yo estoy trabajando un retrato con ciertas temáticas de él. Me hubiera gustado traerlo ahora como un pequeño homenaje porque era un hombre que siempre he admirado como artista, por lo que siempre ha hecho por México y como persona que conocí también era muy noble.
Héctor García (fotógrafo): nos ha dejado huérfanos. Se fue y, claro, nos dejó muchos adioses. Lo recordaremos mucho y no sólo nosotros sino los ciudadanos futuros que sabrán que éste fue un hacedor del mundo que les toque vivir y que seguro será como él lo soñó: poético, bello y justo.
Arturo Guerrero (pintor): curiosamente El laberinto de la soledad, esta búsqueda de la identidad, de lo mexicano, estuvo presente, sobre todo, en la primera fase que desarrollamos, en Idolos del pueblo. Paz fue una influencia en el estudio de lo mexicano, la búsqueda de la identidad y las vicisitudes, pero también es una persona que nos enseñó a ver la misma pintura a través de la literatura. Afortunadamente, siempre fuimos lectores de él. Todo lo que está recopilado en Los privilegios de la vista nos permite ver el trabajo de otros pintores.
Marisa Lara (pintora): Los privilegios de la vista es un libro capital en el área de las artes plásticas. Paz hace ensayos magistrales y, es cierto, con la palabra nos permite ubicar todavía mejor la imagen. Con Paz se pierde al filósofo, al literato, al hombre pensante, a una parte importante de la inteligencia contemporánea.
Arturo García Hernández y Pablo Espinosa Ť Octavio Paz muere un año y tres días después que Emilio Azcárraga Milmo. Sin ser más que una coincidencia, el hecho permite forzar una imagen sobre la estrecha y, para algunos, inexplicable amistad que unió a ambos personajes: uno, ejemplo acabado del hombre cuya apuesta vital fueron el arte y la cultura en sus más variadas expresiones; el otro, impulsor de una forma de hacer televisión a la que se considera responsable, en gran medida, del bajo nivel cultural y educativo de la población.
Fraguada en la admiración y el respeto mutuos, dicha amistad se configuró cuando Paz empezó a colaborar en Televisa haciendo comentarios semanales en el noticiario 24 Horas. Era 1976. Según testimonio de Héctor Tajonar, encargado de grabar e ilustrar los comentarios del ensayista, ``el señor Emilio Azcárraga (Milmo) tenía una gran admiración por Octavio Paz'' y fue su colaboración en la televisora lo que dio lugar a ``una amistad bastante profunda''.
La participación del poeta en 24 Horas, sentó las bases de un relación que tuvo sus momentos cumbre en los programas Conversaciones con Octavio Paz y México en la obra de Octavio Paz, producidos por el propio Tajonar.
¿Laberinto de la impunidad?
De la vida pública del autor de Libertad bajo palabra, es precisamente su relación con Televisa uno de los aspectos más ásperamente cuestionados por sus críticos y detractores. Raúl Trejo Delarbre, coordinador del libro Televisa. El quinto poder (Claves Latinoamericanas, 1985) y actualmente colaborador del diario La Crónica, anotó en una parte de la ``presentación'' del volumen: ``(...) pocos personajes ejemplifican tan bien en los años recientes la capacidad enaltecedora pero a la vez degradadora que tiene Televisa. Primero el consorcio usó a figuras intelectuales relativamente menores. Pero en Octavio Paz, poeta de grandes méritos y ensayista brillante, aunque muy controvertible, halló un colaborador excepcional, cuyo prestigio pareciera disimular las torpezas en que incurre durante sus cátedras televisadas''.
En el mismo libro, Humberto Musacchio escribió el ensayo ``Octavio Paz en Televisa/ El laberinto de la impunidad''. Ahí el periodista sostiene que ``la relación establecida por la televisión comercial con el grupo de intelectuales que encabeza Octavio Paz'' es una de ``tantas formas'' que Televisa empleó ``para tender puentes hacia la inteligencia, pues el monopolio ofrece empleos y proyección nacional''.
Así --según el autor de la columna ``La República de las Letras'' en el diario Reforma-- ``Televisa ha mostrado una amplia generosidad con la revista que dirige el citado poeta, Vuelta, pese a que su tiraje difícilmente pasa de los diez mil ejemplares, cobra la publicidad a precios semejantes y hasta superiores a los órganos de tiraje superior, lo cual no impide que tanto Televisa como sus filiales ocupen páginas de forros con selección de color, espacios en interiores y hasta un caballo (inserción) en él figuran las mercaderías del Museo Tamayo. La esplendidez de la televisión obedece a la profunda coincidencia ideológica con los editores que, a cambio, acrecientan constantemente su colaboración con los concesionarios de los medios electrónicos''.
Entre los reclamos más vehementes que Musacchio hace en su texto están los que se refieren a ``impunidad'' que --asegura-- permite al premio Nobel mexicano ``mezclar hechos ciertos con meras suposiciones, o de soltar verdades a medias, las cuales también suelen ser mentiras a medias''. Y ``donde los revolucionarios ven países socialistas o estados obreros, Paz sólo ve totalitarismo; donde hay autoridades electas con la más amplia y novedosa democracia, como en Cuba, Paz sólo ve un régimen dictatorial; donde hay militantes convencidos y abnegados, Paz únicamente observa fanáticos y amanuenses de Moscú''. Más adelante Humberto Musacchio asegura: ``Cuando, obligados por sus relaciones literarias (Paz y sus colaboradores) llegan a protestar contra alguna dictadura sudamericana, no desperdician la ocasión de hacer anticomunismo mediante comparaciones forzadas. Este tipo de intelectuales necesita Televisa para darle credibilidad a sus campañas. El intervencionismo reganiano para salvar al mundo del comunismo encuentra en el monopolio de la televisión comercial a su aliado mexicano. A su vez, Televisa tiene el aval de los escritores como los de Vuelta para mentir y deformar los hechos. Si para escritores talentosos el enemigo es el comunismo, entonces Reagan tiene razón y Televisa también hace negocio''.
Por su parte, José Agustín también ha cuestionado la relación de Octavio Paz con Televisa. En el segundo tomo de Tragicomedia mexicana (Planeta, 1992) refiere la polémica sostenida por Paz y Carlos Monsiváis en las páginas de Proceso, en 1977. Ahí afirma que dicha polémica dio lugar a ``dos claras bandas de poder, o minimafias , en la élite intelectual en México''. El autor de La tumba, de cuya autoría son dos telenovelas que Televisa se dispone a producir, anotó: ``Octavio Paz se fue despeñando en un conservadurismo proempresarial, fervientemente anticomunista, y la obsesión por denunciar las atrocidades socialistas los llevaron a exigir la crítica a Cuba y a Nicaragua antes de hablar de cualquier cosa. El deslizamiento de Paz a la derecha fue aceitado oportunamente por Televisa, que abrió su red nacional para que el poeta expusiera sus ideas, muchas veces lúcidas pero también obsesivamente anticomunistas; la suya era una cruzada con tintes religiosos, como el mismísimo comunismo que tanto denostaba''.
Cuando el autor de El laberinto de la soledad obtuvo el Premio Nobel de Literatura (1990), en una encuesta realizada con tal motivo (La Jornada, 12 de octubre de 1990), Paco Ignacio Taibo II hizo ``cinco reflexiones en torno a este penoso asunto''. La primera de ellas fue: ``Televisa se va a poner muy contenta''.
Utilización recíproca
En esa misma ocasión, Paz fue entrevistado por La Jornada en Nueva York, ciudad donde el poeta fue notificado de la obtención del máximo galardón literario en el mundo.
--En México --cuestionó la reportera Angélica Abelleyra-- algunos escritores han comentado su acercamiento a ciertos círculos de poder: Televisa y el gobierno. ¿Qué opina?
Paz respondió:
--Estoy en desacuerdo porque es una crítica hipócrita. Cuando un escritor distinto a mí aparece en Televisa se le aplaude. Pero si estoy yo se me ataca e insulta. Son razones ideológicas y de tipo personal en las que prefiero no penetrar porque no me interesa. No deseo encender esa polémica. Hace años tuve desavenencias con un grupo y no quiero repetirlas. Ellos se han equivocado una y otra vez; es hora de que rectifiquen. No estoy cerca del poder ni de Televisa. He usado a Televisa como Televisa me ha usado a mí, de la misma manera que todo mundo usa un medio de comunicación. También he colaborado en La Jornada y nadie me dice que soy agente de este periódico. Así que todo esto es absurdo.
``Es cierto que he hecho cosas con Televisa, pero he tenido plena libertad para hacerlo y no estoy descontento con los resultados. Los programas han sido buenos y, por ejemplo, en el caso de los que realicé con Héctor Tajonar, no había casi nada ideológico. Hay obsesiones que deben desaparecer en México, en un fragmento de la clase intelectual que sigue enferma.''
Consultado telefónicamente, Tajonar ratifica las palabras de Octavio Paz: ``Televisa usó a Octavio Paz pero el usó a Televisa. Yo creo que el principal interés de participar en televisión es que como hombre de su tiempo se daba cuenta de la importancia de la televisión, en esa época no existía más que Televisa y la televisión del gobierno, que no tenía interés en su participación. Televisa le ofrecía, se dio cuenta, un foro extraordinario para poder hablar de todos los temas que él había tratado en su obra. Uno de sus primeros programas fue Conversaciones con Octavio Paz. Fueron 21 programas de una hora, en los que con un especialista él dialogaba sobre su propia obra, sobre temas que había tratado en su obra. Y luego, México en la obra de Octavio Paz, que surgió como una idea de él y mía de hacer un programa con una calidad televisiva mayor, tomando el formato de la BBC, de programas como Civilización y otros en el el propio especialista hablaba a cámara''.
Sí: Televisa usó a Octavio Paz y Octavio Paz usó a Televisa.
Hoy sólo falta una reflexión más serena sobre esa relación.