Masiosare, domingo 19 de abril de 1998



DE MONTERREY 1976 A CHIAPAS 1998, LA RECETA DE ORIVE


NUNCA SE PENSO EN LA CONCILIACION


Carolina Velásquez, Beatriz Avila y Ramón Goded


El enemigo debía crecer hasta que ya no tuviera hacia dónde avanzar. Luego, para enfrentarlo, había que cambiar la correlación de fuerzas. Los pasos eran: ``Contención ideológica, preparación de nuestras fuerzas, corriente de opinión y contraataque''. En ese camino había que ``ganar a los posibles, neutralizar a los débiles y aislar a los irreconciliables''. Con este método enfrentó un sector de Política Popular (el que más tarde sería Línea Proletaria, LP) a sus enemigos en las colonias populares de Monterrey en 1976. Los autores -ex militantes de LP- revisan las semejanzas entre aquella estrategia y la que actualmente se sigue en Chiapas. Convencidos de que hoy ``se utilizan en contra del pueblo los instrumentos que, en otros tiempos, buscaban su beneficio'', ubican también a ``su autor: Adolfo Orive, ex ideólogo de Política Popular y hoy asesor de la Secretaría de Gobernación''.

Dicen que la historia es de quien la cuenta. En México hay una parte del pasado de los movimientos sociales que no se ha contado, o bien se ha contado a medias o tergiversado. Para muchos es un misterio qué fue Política Popular (PP) y su influencia. Los acontecimientos de enero de 1994 sacaron a la luz pública el posible papel que esta organización jugó de 1968 a 1984, etapa en que varios de sus brigadistas participaron activamente en las organizaciones campesinas chiapanecas y otras del país.

Son muchos los aspectos en los que directa o indirectamente la historia de PP y algunos de sus agentes tuvieron y tienen que ver con la situación actual: la inmensa mayoría de las armas de lucha, métodos y formas de organización que se utilizaron en esos años fueron producto de los diversos movimientos de masas en los que tuvieron influencia. Dado que hoy se vislumbra un panorama en el que no se ve una solución pacífica y justa para los indios mexicanos y se utilizan en contra del pueblo estos instrumentos que, en otros tiempos, buscaban su beneficio, creemos necesario contar parte de esa historia, una historia que nosotros también vivimos.

Ni tan buenos, ni tan malos

En febrero de 1976, alrededor de la ciudad de Monterrey había una serie de colonias producto de invasiones de tierra, bajo la influencia de Política Popular (PP), al igual que en Torreón y Durango. En Monterrey, aglutinaban 3 mil familias aproximadamente, la mayoría migrantes de las zonas rurales de otros estados cercanos. Las invasiones no eran un fenómeno reciente, con anterioridad las habían promovido algunas organizaciones priístas, la novedad era su independencia de los organismos oficiales y las formas autónomas de organización de la gente.

Entre las demandas de las colonias independientes estaban la construcción de escuelas, la introducción de agua y de energía eléctrica, motivo por el cual un grupo de habitantes del predio San Angel llevaron a sus terrenos algunos postes para instalar la luz eléctrica. Bajo el pretexto de recuperarlos, el 18 de febrero de 1976 la policía municipal entró a la colonia provocando un enfrentamiento, hubo disparos y seis colonos murieron. Fue el inicio de un movimiento que buscaba aclarar los hechos y destituir al jefe de la policía.

El movimiento creció y a partir de él surgieron dos tendencias: una que privilegiaba la negociación con las autoridades y otra que priorizaba la organización y unificación de los colonos. En el fondo de las propuestas se encontraban distintas concepciones de lo que en ese momento se concebía como planteamientos revolucionarios. Los socialdemócratas, quienes consideraban que México podía ser un país democrático con un sistema de partidos, y línea proletaria, que creía que debía darse énfasis a la organización y movilización de las masas para llegar, a largo plazo, a crear un movimiento revolucionario transformador del país.

Las colonias que posteriormente formaron el Frente Popular Tierra y Libertad, ocho aproximadamente, defendieron la primera propuesta y sólo la Pancho Villa y la Granja Sanitaria, en Monterrey, y las colonias de la Comarca Lagunera, defendieron la segunda, conformando las bases de lo que más tarde serían la Organización Ideológica Dirigente (OID) y Línea Proletaria (LP).

En el movimiento de masas ganó la posición de la negociación, concluyó la lucha de los colonos -no se logró ni siquiera la destitución del jefe de la policía- y las contradicciones entre las dos tendencias se trasladaron al interior de las colonias. Se inició un proceso que duró más de un año, provocando la ruptura en brigadistas y bases populares.

Siendo una fuerza superior las colonias de Tierra y Libertad, el 8 de abril de 1977 los dirigentes acordaron invadir la Pancho Villa. El objetivo: ``Salvarla de la mala influencia de Línea Proletaria'', tomando por sorpresa a los colonos, quienes ante estos hechos y una correlación de fuerzas desfavorable se plantearon una nueva estrategia para responder a la invasión. Nació así lo que se llamó Lucha Popular Prolongada Ininterrumpida por Etapas, un método basado en las experiencias militares revolucionarias de China y Vietnam.

Tres etapas, cuatro pasos

Ante la superioridad numérica de los invasores se permitió que el enemigo creciera y se metiera hasta el fondo, de tal manera que llegara el momento en que ya no tuviera hacia dónde avanzar. El fin era pasar de débiles a fuertes, cambiando la correlación de fuerzas por etapas, definiendo los objetivos y las formas de lucha en cada una.

A partir de ese momento inició la estrategia de Lucha Popular Prolongada Ininterrumpida por Etapas, que consistía en cuatro pasos al interior de las tres etapas propuestas por la experiencia revolucionaria china: defensiva estratégica, consolidación estratégica y contraofensiva estratégica.

Los cuatro pasos eran: contención ideológica, preparación de nuestras fuerzas, corriente de opinión y contraataque. Este método fue resultado de la discusión de la brigada de la Pancho Villa y Adolfo Orive, principal ideólogo de Política Popular en ese tiempo. Vale la pena aclarar que los cuatro pasos no fueron consecutivos, sino alternados y en diferentes momentos.

En la Pancho Villa la contención ideológica, la preparación de nuestras fuerzas y la corriente de opinión se dieron de manera paralela. Primero los colonos se reunieron en diferentes grupos, asistieron a las asambleas generales convocadas por Tierra y Libertad y los invitaron a discutir con ellos en cada manzana en asambleas chicas.

La lucha ideológica se realizó en las manzanas discutiendo con el enemigo para ganar a los posibles, neutralizar a los débiles y aislar a los irreconciliables. Nunca se pensó en esos momentos en otras posibilidades, como sería la conciliación y, con base a los intereses comunes, buscar el fortalecimiento de los movimientos populares y por tanto la transformación revolucionaria del país.

Al cabo de dos meses de lucha ideológica permanente la correlación de fuerzas cambió, tomando la iniciativa la Pancho Villa e iniciando la contraofensiva. Los colonos empezaron a volantear y discutir con las bases de Tierra y Libertad en sus asambleas, obligando a los invasores a replegarse.

La Pancho Villa y las colonias de la Comarca Lagunera empezaron una nueva etapa trasladando a sus brigadistas a varios lugares del país -Torreón, Monclova, Durango, Las Truchas, Chiapas, entre otros-, aplicando estos cuatro pasos como método, entre otros, para fortalecer sectores estratégicos como el minero-metalúrgico, telefonista, magisterial, campesino e indígena.

Lucha Popular Prolongada Ininterrumpida por Etapas es un método que puede aplicarse en todos los terrenos: económico, político e ideológico y puede también ser usado para elaborar cualquier estrategia.

Toma actualidad porque, desde nuestro punto de vista, en estos momentos sirve de base -junto con otros elementos- para la estrategia gubernamental aplicada en Chiapas. Empieza a ser obvio a partir de febrero de este año, cuando se integra el nuevo equipo en la Secretaría de Gobernación, sobre todo con la presencia de Adolfo Orive en la coordinación de asesores, conocedor del método y de la problemática de Chiapas.

Relacion con el momento actual

Ante la declaratoria de guerra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en enero de 1994, el gobierno respondió en forma inmediata con las armas, posteriormente cambió de táctica e inició la negociación. De entonces hasta principios del presente año, los gobiernos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo han cambiado varias veces de táctica, demostrando no tener una estrategia clara de cómo enfrentar al EZLN, bajo el principio de que ceder y negociar es signo de debilidad.

Esta aparente debilidad del Estado, más el reconocimiento de la incuestionable justeza de las banderas del levantamiento zapatista, tanto en México como en el mundo entero, fortalecieron al EZLN, que avanzó hasta los acuerdos de San Andrés Larráinzar.

A partir de enero del presente año, el gobierno cuenta con una estrategia político-ideológico-económico-militar para: ganar a los posibles, neutralizar a los débiles y aislar a los irreconciliables.

Aunque no de forma mecánica, la estrategia promovida desde Bucareli se asemeja a la realidad que la colonia Pancho Villa vivió en los setenta en Monterrey, donde el enemigo (léase EZLN en este caso) había avanzado y para vencerlo era necesario cambiar la correlación de fuerzas.

De nuevo sale a cuento el método de Lucha Popular Prolongada Ininterrumpida por Etapas. Tal parece que, como en 1976, se aplican los tres primeros pasos en forma paralela: contención ideológica que trata de poner a todos en favor o en contra; preparación de las fuerzas, buscando aliados al interior del PAN, sectores empresariales, parte de la Iglesia y sectores conservadores de la sociedad civil; y corriente de opinión, sobre todo, a través de los medios electrónicos de comunicación. Al mismo tiempo, en Chiapas se continúa premiando con recursos económicos a las organizaciones sociales incondicionales de la política gubernamental.

Estos tres pasos aparecen en diferentes tácticas que van desde el ataque inicial a las fuerzas de la sociedad civil nacional y extranjera que apoyan claramente la justeza del movimiento zapatista, pasando por el acorralamiento a las fuerzas mediadoras como Conai y Cocopa, lo mismo que con las organizaciones no gubernamentales y algunos partidos políticos.

Con el desarrollo de estos pasos, de febrero a la fecha, el gobierno logró arrancar la iniciativa al EZLN; fomentó la división entre los diferentes grupos locales, agudizando las contradicciones entre ellos; y colocó a los aparatos y agentes que venían fungiendo de posibles solucionadores y mediadores del conflicto como aparentes incondicionales del EZLN. Con lo anterior pinta un panorama en blanco y negro, y da pie a la posibilidad de la contraofensiva. Así, el gobierno pasa a ser el salvador y los zapatistas los malos e intransigentes; en esta lógica, quien no apoye las iniciativas gubernamentales irremediablemente está en el terreno del enemigo.

Otros factores abonan un terreno cada vez más complejo en el país. Los procesos electorales de varios estados, la próxima sucesión presidencial, la crisis económica, la inviabilidad del actual modelo económico, entre otros, hacen que la contraofensiva pueda tener diferentes vías, desde la militar hasta continuar conscientemente el alargamiento del conflicto, provocando el desgaste del EZLN y sus simpatizantes.

Hasta febrero de este año la situación podría parecer todavía alentadora, pues como bien mencionó Carlos Montemayor a raíz del nombramiento de Adolfo Orive como coordinador de asesores de la Secretaría de Gobernación, ``es raro que el destino ofrezca dos veces la misma posibilidad a un mismo individuo. Orive está situado de nueva cuenta en el mismo camino hacia Chiapas, casi con los mismos colaboradores y antagonistas que hace varios lustros. Esperemos que llegue otra vez con espíritu abierto, pensando otra vez en el país, en los cambios que México necesita. No en saldar viejas cuentas personales, sino en saldar las viejas cuentas de Chiapas''.

Ahora el panorama es otro. La estrategia gubernamental de los últimos meses es una muestra de ello.


Caminos distintos

Los agentes externos del movimiento de masas,

brigadistas que estuvieron en las diferentes etapas

de Política Popular, la Organización Ideológica Dirigente

y Línea Proletaria, tomaron caminos distintos, unos en

los aparatos de Estado, otros resolviendo su vida personal

y los menos se quedaron en algunos movimientos sociales.

Los participantes en esta pequeña historia nos

considerábamos la nueva izquierda mexicana,

y tuvimos la oportunidad de participar en todos

estos movimientos, de desarrollar organizaciones

de masas, crear conceptos y prácticas nuevas que

de alguna forma aportaban algo a la realidad del país.

En escasos 15 años, todo esto se desarrolló y se

destruyó, triunfando la concepción típica de la

verdad absoluta, la simplificación del todo

en blanco y negro, y los cotos de poder.


De Política Popular a Línea Proletaria y su extinción

1968

Política Popular (PP) surge a partir del movimiento de masas del 68, con la influencia de la Revolución Cultural Proletaria China y de la Revolución Vietnamita. La filosofía era: integrarse con el pueblo para que hiciera su propia política y creara su propia organización.

1971-1972

El trabajo político inició en diferentes estados y ciudades del norte y centro del país (Sonora, Nayarit, Durango, la Comarca Lagunera, Monterrey y Tlaxcala) porque brindaban las mejores posibilidades, en aquellos años, para hacer política de masas y construir bases de apoyo. Se partía de la concepción de que la revolución era una lucha prolongada en la que debería de participar la inmensa mayoría del pueblo mexicano. Se optó por trabajar en el norte dado que el desarrollo desigual económico, ideológico y político del país hacía que el movimiento de las masas más empobrecidas -como son los estados del sureste: Guerrero, Oaxaca y Chiapas- llegara a situaciones de enfrentamiento con el enemigo, creando la posibilidad de la división del territorio nacional como en Corea y Vietnam. Este planteamiento fue producto del principio ``de los cabos largos y los cabos cortos'', que consistía en encender las mechas más largas (norte) para alcanzar las mechas más cortas (sur), logrando así que la lucha revolucionaria se diera en forma homogénea y no creando focos fácilmente aislables por el enemigo.

1973-1975

Desarrollo y consolidación de los movimientos de colonias populares en Monterrey, la Comarca Lagunera y Durango. Integración de los brigadistas de base en las organizaciones populares para hacer política junto con ellas, creando nuevas formas de organización y nuevos métodos de lucha.

1976-1977

Afianzamiento de una línea de masas hacia una línea proletaria, crecimiento en el movimiento obrero y campesino. Los objetivos en esta etapa eran la lucha ideológica, la organización proletaria y la formación teórica de masas. Una aportación importante fue la ampliación del concepto de las masas, por las masas, a las masas. Rompimiento con una parte de PP en Monterrey (socialdemocracia). Represión en las colonias de la Comarca Lagunera. Surge el método de pretextos y objetivos. Se inician trabajos conjuntos con el sector no guerrillero de Unión del Pueblo (UP) en Chiapas y Oaxaca, integrándose varios de sus cuadros en algunos sectores del movimiento obrero. Nace el trabajo de organización en la sección 147 del sindicato minero.

1978-1979

Intento de conformarse como Organización Ideológica Dirigente (OID), es decir, un partido de nuevo tipo. Se plantean tres nuevos objetivos: seguir la pista a las masas, que los aparatos políticos y económicos de las bases de apoyo funcionen como aparatos ideológicos dirigentes en las zonas por abrir y que las zonas más avanzadas de la organización ayuden a las menos avanzadas. Se acuerda funcionar conforme al método de unidad política/lucha ideológica para que la lucha ideológica sea el motor interno de la OID.

* Crecimiento en el sindicato minero-metalúrgico.

* Relación y trabajo conjunto con el sindicato de telefonistas y Harper Wayman en el DF.

* Inicia la participación en Chiapas y en importantes sectores campesinos de Sonora, Guerrero y Veracruz.

* Influencia en el movimiento magisterial.

* En Durango surge el concepto de política de dos caras.

Finales de 1979

Lucha interna entre dos tendencias: la que quería fortalecer la OID como partido centralizador y la que planteaba dar el peso fundamental en los movimientos de masas, línea proletaria. Se da una ruptura entre ambas. La primera tendencia, creadora del concepto de política de dos caras, se repliega en el movimiento universitario en el DF y un sector del campesino inicia la organización de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA), con influencia en varios estados del país. La segunda continúa en el movimiento minero-metalúrgico, magisterial, telefonista y cafetalero (Guerrero, Veracruz y una zona de Chiapas), quedándose con el nombre de Línea Proletaria, afianzando la relación entre el movimiento obrero y el campesino.

1980-1983

Participación de Línea Proletaria en los movimientos amplios de masas donde tenía influencia. En el DF se realiza una alianza con la dirección de la Unidad Obrera Independiente (UOI). En 1982 se pierde la dirección en las principales secciones del sindicato minero, empieza el distanciamiento con el secretario general del sindicato telefonista y con la dirección de la sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (Chiapas). Se da la coordinación de las organizaciones cafetaleras en Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Veracruz.

1984-1985

Desencanto de la dirigencia de LP con el marxismo-leninismo y con sus propios planteamientos. Se disuelve LP. (Carolina Velázquez, Beatriz Avila y Ramón Goded).


Del folleto

``Hacia una política

popular'' (1968)*

``México es un país capitalista subdesarrollado, dependiente de la economía norteamericana. El ser un país encuadrado dentro de la economía mundial capitalista y además con carácter de dependiente condiciona ante todo su economía, pero también su política, sus leyes y su ideología, y por supuesto la naturaleza de clase de nuestro gobierno. Es decir, el gobierno mexicano, a la hora de la verdad, es el guardián, no de los intereses del pueblo mexicano, sino de los intereses de la clase dominante (incluidos en ellos los intereses norteamericanos).''

* Primer documento de la organización Política Popular (PP).