La Jornada 16 de abril de 1998

Contra niños, 2 denuncias diarias por robo: PGJDF

Humberto Ortiz Moreno Ť Bandas organizadas de delincuentes reclutan cada día a más menores y niños para cometer robos principalmente contra transeúntes y casas-habitación, así como daños en propiedad ajena y lesiones en riña.

Son jovencitos que, víctimas de la violencia y desintegración intrafamiliar, tienen rencor hacia la sociedad y optan por arrancarle lo que no les ofreció.

Las cuatro agencias dedicadas especialmente a registrar ilícitos de menores manifiestan un índice de dos denuncias diarias por robo, con detenidos.

Pese a la gravedad que demuestran las cifras de incidencia de delitos cometidos por muchachos de entre 11 y 17 años de edad, la directora de Asuntos de Menores e Incapaces de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), María del Carmen Calvo, rechaza toda propuesta tendiente a efectuar razzias preventivas en planteles escolares y, en cambio, propone crear un grupo de seguimiento y una policía especializados en menores para que aplique operativos en zonas con mayor densidad demográfica y de mayor marginación, a fin de que la presencia de la autoridad inhiba que los jóvenes cometan ilícitos.

Al mismo tiempo de las medidas correctivas, postuló acciones preventivas como la reestructuración del tratamiento a menores y un programa de orientación a padres de familia y alumnos en escuelas públicas y privadas, para concientizarlos sobre ``la magnitud del problema que enfrentamos''.

La funcionaria muestra preocupación cuando aborda el tema de los niños de la calle y la problemática de niños y jóvenes de la ciudad. Habló de los esfuerzos que la PGJDF realiza para penetrar en los núcleos de niños de la calle propensos a delinquir y de sus esfuerzos por desmembrarlos; además, lamentó que a la autoridad sólo le quede ofrecer paliativos.

Las delegaciones Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero son las que más grupos de estos jovencitos concentran.

Y es que, reconoce, por cada menor que mediante terapia es convencido de regresar a su casa o de ingresar a una institución de asistencia pública o privada, dos más se suman a las filas de los niños de la calle.

Calvo precisó que la Procuraduría ha identificado a siete núcleos con unos 200 pequeños que se resisten a obedecer a la autoridad, son muy violentos y, por ser víctimas de la violencia intrafamiliar, no quieren reintegrarse a sus hogares.

Proporcionan nombres y direcciones falsos para evitar su regreso al seno familiar, pues en muchos casos sufrieron abusos y maltrato, o porque tienen cuentas pendientes con la justicia.

``Tratamos de dar paliativos en determinado momento, pero la solución de fondo no se da. Enfrentamos el problema de que no nos proporcionan mayores datos porque tienen dificultades con la autoridad. Cuesta trabajo ingresar a su grupo y piensan que en lugar de ayudarlos los vamos a agredir''.

La funcionaria puntualizó que el hecho de que sean niños de la calle no les quita sus derechos, pero insistió en que ``muchos no quieren la ayuda ni una mejor oportunidad de vida''. Ratificó que el objetivo de la PGJDF es desintegrar a los grupos de menores, de modo que conforme más se sientan vulnerables en la calle, más soliciten el apoyo de la autoridad.

Adictos al activo y violentos

María del Carmen Calvo deplora que en cuanto el menor sale a la calle expulsado de su hogar por la violencia intrafamiliar, aproximadamente de los 11 a los 16 años de edad, su acceso a drogas y solventes sea inexorable. ``Es la puerta, el refugio falso contra sus males''.

Y ya cuando llegan a los 16 o 17 años, son agresivos y proclives plenamente a las conductas antisociales.

Cita el caso del enfrentamiento ocurrido anteayer entre niños de la calle y policías preventivos. Los menores estaban activándose en vía pública y así confrontaron violentamente a los elementos policiacos.

Señala que los medios de comunicación también han tenido que ver en este fenómeno, porque afectan la conciencia de los jovencitos y los inducen a la violencia junto con un ritmo de vida de locura en la ciudad, la explosión demográfica, la pobreza y la marginación. En la mayoría de los casos sus padres son drogadictos o alcohólicos.

No reducir la edad penal

Porque en definitiva no es la solución al problema, la funcionaria descarta la idea de reducir la edad penal, porque muchos menores son usados por bandas organizadas para delinquir. Y acude a una lógica: ``Si disminuye, van a utilizar a niños más pequeños y nunca vamos a acabar''.

Dice que los cinco años de tratamiento de readaptación aplicado a menores infractores ``quizá para un adulto no sean tan duros'', pero para un jovencito ``es toda una vida''.