La Jornada 16 de abril de 1998

Conveniente que se instaure una ley nacional electoral, señala Zertuche

Jesús Aranda y José Gil Olmos Ť El Instituto Federal Electoral (IFE) tiene resguardada su imparcialidad y legalidad para organizar las elecciones federales del 2000. No hay ninguna ``sombra de sospecha'' de posibles vinculaciones gubernamentales con la estructura y el personal profesional del organismo, sostuvo el nuevo secretario ejecutivo de la institución, Fernando Zertuche Muñoz.

A su llegada al IFE, el nuevo funcionario comentó la posibilidad de que en un futuro el país tenga una ley nacional electoral. Aunque precisó que no es una propuesta formal, inmediata ni urgente, dijo que sería conveniente que existiera un solo código nacional que contenga las reglas, órganos y estructuras aplicables a las autoridades estatales y federales, según su ámbito de competencia.

En entrevista, el ex presidente de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje puso como ejemplo la Ley Federal del Trabajo, que es una ley nacional aplicada tanto por las autoridades locales, en su área de competencia, como por la autoridad federal en tareas que precisa el propio ordenamiento.

Comentó que la ley nacional electoral se enriquecería con las aportaciones de las legislaturas estatales. ``Esto no es algo urgente; no lo hago como un requerimiento y menos como una propuesta, sino como algo que con el tiempo yo propondría, pero pasado mucho tiempo porque requiere de una experiencia común'', atajó.

Por otra parte, sostuvo que si bien el IFE ha demostrado su lealtad a las leyes que lo norman, las cuales respetará como árbitro en una competencia, aseveró: ``Quien quiera participar tendrá que ajustarse a las normas vigentes, y quien no, tendrá que modificarlas y reformarlas''.

Según Zertuche Muñoz, las condiciones de autonomía e independencia, así como la imparcialidad y objetividad con miras a las elecciones del año 2000, se basan en la reforma constitucional de 1996, que fortaleció la autonomía del IFE; en la libertad de pensamiento y criterio de los consejeros electorales, en el profesionalismo del personal técnico de la institución y en la intención manifiesta de partidos políticos y gobierno federal de anteponer la democratización del país a sus intereses particulares.

``En la apreciación de los resultados de la elecciones de 1997 se establecieron una marca del IFE con todas sus cualidades y un reto para que las elecciones del año 2000 sean todavía mejores'', dijo.

Dijo compartir la idea de que la democracia no se ejerce sólo en las urnas sino en la vida cotidiana: en la escuela, centros de trabajo, barrios y calles, ``si no, no vale la pena, porque si la democracia no está correspondida con una mejoría en el bienestar, incumplimos una definición constitucional de la cual yo soy partidario''.

--¿Cuál es su llamado a dos grupos guerrilleros, el EZLN y el EPR, y algunos más que se mencionan, que también juegan un papel en la transición democrática?

--Me tengo que agregar a todos los mexicanos que plantean en las vías de la competencia electoral, con bases, normas justas y equitativas, la posibilidad de que los mexicanos decidan su porvenir. Lo tengo que hacer porque es mi convencimiento, como el de tantos mexicanos, que se encuentre una solución negociada con quienes están en actitud de guerrilla para poderlos incorporar, si esto fuera posible, y si ellos están convencidos y corresponde a sus ideales y a sus valores. No tengo la receta pero sí la ilusión de que se puedan resolver los problemas de enorme discordia a través de una vía de negociación y de conciliación.

Tras destacar su intención de plantearle a los consejeros electorales ``oportuna y constantemente'' todos los problemas y acciones que deberá atender el IFE mediante ``puentes de comunicación'' con ellos, Zertuche Muñoz dijo que pondrá especial empeño en las relaciones con los partidos políticos, ``porque en ellos reconozco a las fuerzas reales del poder que dan origen al IFE''.

Agregó que la institución de los partidos políticos nacionales ``ha sido el baluarte, el edificio de la democracia en México'', porque ``no se puede pasar la contienda electoral si no se transita a través de los partidos políticos, que es como los ciudadanos ejercen el poder''.

Comentó que si bien la iniciativa de ley sobre derechos indígenas prevé la redistritación electoral, habrá que esperar a que dicha reforma legal se concrete para dar paso a la redistritación de dichos municipios.

Mexicanos en el extranjero no podrán elegir presidente

Zertuche Muñoz reconoció también que a pesar de que ya existe un mandato legal que plantea la posibilidad de que los mexicanos en el extranjero voten en las elecciones presidenciales del año 2000, ello ``no será posible'' debido a los problemas económicos por los que atraviesa el país y que dificultan la creación de una cédula única de identidad que sustituirá a la credencial de elector con fotografía. Sin embargo, adelantó que el IFE entregará al Congreso un diagnóstico sobre la viabilidad de que los connacionales sufraguen en el exterior.

Sobre su relación con los nueve consejeros electorales, incluidos los dos que condicionaron su voto, señaló que su actitud será de respeto y que tratará de dar certidumbre a la organización de las elecciones del 2000.

Adelantó como proyectos de trabajo la elaboración del estatuto para los miembros del Servicio Profesional Electoral y otorgar una estabilidad a estos servidores, encargados de organizar las elecciones en todo el país, para evitar la desconfianza, los prejuicios del pasado y las ambiciones ``que vienen de fuera''.

Finalmente, celebró el Acuerdo Político de Cuernavaca, mediante el cual los consejeros convinieron designar al nuevo secretario ejecutivo del Instituto Federal Electoral tras dos meses de discusión y que dio tranquilidad a la institución. ``No hay aguas bravías debajo del puente'', afirmó Zertuche.