Este es el cuento de nunca acabar. El año pasado advertimos sobre el regreso de un anterior alcalde panista a la presidencia municipal de San Miguel de Allende y las consecuencias que traería a la ciudad monumental (La Jornada, 15/7/97). Ni tardo ni perezoso, ya volvió a las andadas y de nuevo está empeñado en concluir lo que inició en su primer periodo: el adoquinamiento total de calles, plazas y todo que se deje.
Gran parte de la zona norte de la ciudad ya está pavimentada, incluyendo calles importantes como Insurgentes, Hidalgo, Mesones, Reloj, De la Canal y San Francisco, además de la plaza Ignacio Allende, que forman parte del perímetro ``A'' de la zona de monumentos históricos declarada en 1982. Por el contrario, la parte sur (a espaldas de la parroquia), conserva todavía el empedrado tradicional en calles como Tenerías, Diez de Sollano, Terraplén y los alrededores del parque Benito Juárez, la capilla de la Santa Cruz y El Chorro.
Desde 1992 tan ``ilustre'' autoridad panista, sin esforzarse mucho, se vale de los añejos métodos priistas para conseguir el apoyo de la población; acarreo de ambulantes y taxistas, convocatorias a través de la radio y los diarios locales para manifestaciones ``espontáneas'' en favor de las obras, amenazas y agresiones verbales y físicas a miembros de asociaciones defensoras del patrimonio, y el desacato de las leyes, como a las disposiciones de las autoridades federales y estatales.
A lo largo de estos años ha desoído tanto peticiones de historiadores (La Jornada, 3/9/92) como de instituciones y asociaciones, entre ellas los institutos de Antropología e Historia y de Investigaciones Estéticas, el Seminario de Estudio del Patrimonio Artístico y la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México (Reforma, 18/7/94). Otros organismos como el comité nacional del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) señaló que las obras de modernización vial ``alteran en forma grave la tradicional fisonomía'' de la ciudad, mientras que el Foro Sanmiguelense de Ciudadanos hizo hincapié en que ``resulta totalmente desproporcionado el gasto público que la Presidencia Municipal dedica a las innovaciones en el Centro Histórico de San Miguel, cuando existen necesidades apremiantes en la mayoría de las zonas urbanas y rurales del municipio''.
Sin embargo, ahora pretende reiniciar los trabajos de sustitución de piedra bola por baldosas en la calle Salida Real a Querétaro, pese a que en 1994 la Secretaría de Planeación y Finanzas del gobierno de Guanajuato ya había cancelado el presupuesto asignado (173 mil pesos), ``dada la situación que prevalece entre el municipio y el INAH''.
Si el edil no está dispuesto a acatar la legislación nacional, cuando menos podría enterarse de la Recomendación relativa a la salvaguarda de los conjuntos históricos y su función en la vida contemporánea aprobada por la UNESCO en 1976, entre cuyos principios generales se señala que los conjuntos históricos y su medio constituyen un patrimonio universal irremplazable, por lo que su conservación debe ser una obligación para gobierno y ciudadanos. Cada zona monumental --dice el documento-- deberá ``considerarse globalmente como un todo coherente cuyo equilibrio y carácter específico dependen de la síntesis de los elementos que lo componen'', por lo que se considera una obligación su activa protección ``contra toda clase de deterioros, en especial los resultantes de un uso inapropiado, aditamentos parásitos y transformaciones abusivas o desprovistas de sensibilidad que dañan su atenticidad''.
En cuanto a las pretensiones de convertir a la villa en una ciudad más ``colonial'' y moderna para el turismo, el organismo internacional advierte sobre el estricto control de carteles, publicidad (luminosa o no), letreros comerciales y el revestimiento del suelo ``para integrarlos armoniosamente en el conjunto'', además de ``prever medidas contra los deterioros provocados por una explotación turística excesiva''.
La Comisión Local para la Preservación del Patrimonio Cultural ya informó al gobernador Vicente Fox los riesgos del programa de obras públicas del municipio. Habrá que ver ahora qué tan sensible es Fox, aspirante a la presidencia en el 2000, a las demandas de la sociedad civil para proteger el patrimonio cultural.
Mientras tanto, con un poco de inteligencia, el presidente municipal de San Miguel podría emular a su vecino, el edil guanajuatense, quien viene ayudando a la delegación del INAH en las labores de rescate del antiguo convento dieguino de San Pedro Alcántara.