De 20 niños en edad escolar, uno presenta hiperactividad, es decir, poca capacidad para atender, movimientos perpetuos, agitación y son capaces de actos impulsivos e incluso violentos.
Investigadores en áreas del comportamiento evalúan al desorden desde una perspectiva de evolución. Bien encauzados, los hiperactivos podrían ser excelentes emprendedores, por sus características de arrojo y evaluación veloz de las circunstancias.
Aun cuando estas propensiones causen estragos en escuelas y oficinas, en la prehistoria la actitud hiperactiva permitía explorar rápidamente amenazas para defenderse y oportunidades de caza y techo.
Hoy, algunos jóvenes pueden tener este tipo de respuestas por su temperamento innato, combinado con experiencias infantiles como crecer en familias abusivas o empobrecidas. Otros niños, en medios seguros y relajados, pueden tener un estilo más contemplativo, apreciado en escuelas y lugares de trabajo.
Asimismo, la exposición extensa a la tv y los videojuegos promueve el desarrollo de sistemas que orientan la atención y la cambian de una manera veloz, a costa de aquellos que la enfocan y la hacen permanente.
Han dado buenos resultados las clases separadas, especialmente diseñadas para esos niños, con proyectos específicos, sobre todo si se llevan bien con su maestro... Aun así, hay quienes tienen que tomar medicamentos para calmarse y enfocar su atención. (Rocío Incera)