El lunes 30 de marzo los miembros de la OPEP acordaron disminuir su plataforma de producción en cerca de millón y medio de barriles; y aunque no se reducirá en los dos millones que se habían estimado originalmente, sumando las reducciones de productores no-OPEP, el volumen que casi seguramente dejará de ir al mercado actual --se estiman no menos de millón y cuarto de barriles en un mercado en el que se comercializan casi 38 millones de barriles al día--, ese volumen permitirá una estabilización creciente del mercado. Creciente pero no inmediata, y menos aún exenta de dificultades y contradicciones. Permítaseme señalar algunas de ellas.
La primera --incuestionable por la difícil situación económica mundial de hoy-- es la debilidad de la demanda mundial de crudo. Por ejemplo, en contra de una expectativa de que la demanda de crudo para el primer trimestre de este año se incrementara en cerca de dos millones de barriles al día, difícilmente creció a unos 700 mil barriles (menos de 1.0 por ciento). La oferta, en cambio, se elevó dos millones de barriles, lo que representó un excedente estimado de un millón 200 mil barriles al día. La segunda --también incuestionable-- es el alto nivel de inventarios de los grandes consumidores de la OCDE, estimado en estos momentos en 3 mil 600 millones de barriles, es decir, casi 500 millones más que en el primer trimestre de 1997, y equivalente a dos meses de consumo de estos países.
Y no es que se vaya a consumir todo este petróleo. Sí, en cambio, se puede enviar al mercado, como de hecho se rumora que en parte se ha hecho en Estados Unidos, en Europa y en el Lejano Oriente en estas semanas --justamente para desestabilizarlo y frenar la recuperación de precios impulsada por el acuerdo de productores. No obstante, hay que recordar que en el caso de Estados Unidos, el 26 de marzo pasado el Senado del vecino país tomó la decisión de cancelar la propuesta de vender crudo de la reserva estratégica, entre otras cosas por el alto precio de adquisición y almacenaje del crudo de dicha reserva, muy superior al vigente hoy en día. La tercera --acaso de efectos más contradictorios-- es la del movimiento estacional de la demanda, pues aunque de ordinario en el segundo trimestre del año se registra el nivel más bajo del consumo, acompañado de una leve baja de precios en esos meses, en el cuarto trimestre se llega al nivel anual más alto, con la consecuente alza estacional de precios, cerca de un dólar o un poco más en ambos casos, atendiendo al comportamiento de otros años.
Finalmente, la cuarta y última dificultad, sin duda de una delicadeza extrema, es la mayor o menor capacidad que tengan los productores para cumplir las reducciones pactadas y, junto con ésta, la forma en que Irak se incorpore a la concurrencia para reunir su fondo para alimentos y medicinas.
Sirva la mención de estas cuatro dificultades que debe enfrentar un mercado petrolero fuertemente debilitado, no sólo desde hace varios meses sino aun hace varios años, para no esperar una recuperación inmediata de precios y, acaso por no registrarse ésta, menospreciar los acuerdos de los productores, impulsados por la iniciativa de Arabia Saudita, Venezuela y México, de quien, por cierto se dice que actuó como elemento catalizador clave para que tanto los árabes como los venezolanos adoptaran una posición flexible que, para mostrar el éxito, llegó a ser adoptada por países como Noruega, normalmente ajenos a este tipo de acuerdos.
Por todo esto, no nos asustemos, al menos todavía, de que en estos días los precios de un barril de crudo (en términos del West Texas Intermediate) suban y bajen un poco. Ciertamente, sólo subieron 50 centavos de dólar después de la reunión de la OPEP, no sin antes bajar un poco. Este lunes bajaron 50 centavos luego de tres días detenidos en 13.75 dólares por barril y los primeros datos del martes señalan un descenso de 20 centavos.
Reconozcamos, en cambio, que los futuros para mayo y junio ya se mueven arriba de los 15 dólares y que estamos más lejos de ese terrible nivel de sólo 11 dólares registrado los días 16 y 17 de marzo, en términos reales muy similar al de esos tremendos días del verano de 1986. Y recordemos, para observar tranquilamente este complejo y atractivo aunque violento mercado, que prácticamente las tres cuartas partes de la capacidad de producción actual operan a costos inferiores a los 12 dólares, y que justamente la mayoría de los productores del vecino país --con limitadas reservas y consumo de la cuarta parte del total mundial-- tiene costos mayores. De ahí su debilidad, normalmente convertida en ferocidad mercantil y en beligerancia militar.