Acerquémonos visual y emocionalmente a Margarita López (21/VI/1924), la excelente actriz de nuestro medio artístico visual (cine y tv) y rítmico (teatro y music-hall) sobre la cual Carlos Monsiváis escribió en Rostros del cine mexicano: ``En su turno, sea cual sea el personaje que interprete, Marga López, dulcísima, comprensiva, representa la bondad defendida por la pureza esencial''. Pero, ¿cuáles fueron esos personajes bondadosos, esenciales que recreó aquella actriz de voz de paloma durante las 82 veces que se ubicó frente a las cámaras para realizar un intenso y extenso trabajo cinematográfico?
Iniciemos por el principio, es decir, cuando en 1945 aparece por vez primera en la pantalla como mesera atendiendo a Tin Tan, aún vestido de pachuco, y a su carnal Marcelo, en un filme cómico dirigido por Humberto Gómez Landero, El hijo desobediente. Prosigamos con Mamá Inés, también del año 45, trabajo por el cual fue nominada para obtener el Ariel como mejor participación coestelar. Poco tiempo después Ismael Rodríguez la contrató para actuar al lado de Pedro Infante, Abel Salazar y Víctor Manuel Mendoza en Los tres García y Vuelven los García, cintas a propósito de charros muy machos del Bajío que disputan por ella, en este contexto hija de un turista estadunidense.
Soledad (1947), de Miguel Zacarías, divertido folletón atestado de tangos interpretados por Libertad Lamarque y efectivos recursos lacrimógenos es su siguiente trabajo por el cual obtiene su primer Ariel de coactuación femenina. No sólo en el melodrama y la comedia (ligera y ranchera) participa doña Marga, también en las anécdotas que refieren problemas de cabaret y arrabal como Salón México (1948) de Emilio Indio Fernández, Mauricio Magdaleno (coargumentista) y Gabriel Figueroa (fotografía). Allí, en el templo del danzón, nuestra estrella encarna a una cabaretera explotada por un pachuco (Rodolfo Acosta) y defendida por un policía (Miguel Inclán) mientras mantiene con su trabajo los estudios de su hermana menor (Silvia Derbez) enamorada de un piloto (Roberto Cañedo) del escuadrón 201. Trabajo de alto nivel melodramático que la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas premió con el Ariel por Mejor Actuación Femenina.
A mediados de la quinta década, precisamente en 1954, su actuación como esposa remilgosa al lado de Arturo de Córdova en La entrega, adaptación de la novela Nada menos que todo un hombre, de Miguel de Unamuno, a cargo de Julián Soler, le da su tercer Ariel. Pronto su fama se extenderá en el mundo cuando Luis Buñuel la incorpora al elenco de Nazarín (1958) al lado de Francisco Rabal, Rita Macedo, Ofelia Guilmáin y Pilar Pellicer, entre otros expresivos actores. Por su gran riqueza visual y conceptual (paráfrasis insólita de la pasión cristiana), la cinta ganó en el Festival de Cannes el Premio Internacional del Jurado y fue exhibida ante numeroso público. A partir de entonces --1959 y 60-- interviene en varias co-producciones con España articuladas por directores de la talla de Vicente Escrivá (El hombre de la isla), Antonio del Amo (Melocotón en almíbar), Tulio Demicheli (Navidades en junio). A este periodo pertenece Tiempo de morir (1965), cinta filmada en Pátzcuaro con la cual debutó Arturo Ripstein en el cine, y Corona de lágrimas (1967), de Alejandro Galindo, donde intepreta a una pobre viuda que trabaja duramente hasta quedarse ciega a fuerza de tanto coser.
Unicamente nos resta mencionar dos filmes: El profe (1970), de Miguel Delgado, y Doña macabra (1971), de Roberto Gavaldón, comedia barroca de humor negro en cuyo contexto un par de ancianas se dedican a la brujería. En la actualidad, con 53 años de carrera, 82 películas a cuestas y 74 primaveras de vida, la actriz argentina --naturalizada mexicana en 1955-- trabaja para el teatro y la televisión, sin rechazar breves apariciones en la pantalla grande (Yo soy el asesino, Reclusorio).
Y para concluir este recorrido por los tortuosos caminos de celuloide fatigados por Marga López, no olvidemos que en 1992 recibió un Ariel de Oro por su impresionante labor en el cine.