La Jornada 5 de abril de 1998

Cuenta su gobierno con importante respaldo popular, declara en entrevista con La Jornada

Ricardo Olayo, enviado, Nueva York, 4 de abril Ť Los 120 días iniciales del gobierno de la ciudad de México se han desarrollado con una gran confrontación política entre dos proyectos de nación, aseguró el gobernante del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas, en un balance de gestión. Hasta ahora, dijo, el mandato que ejerce por la vía del voto ha sido como se esperaba: de gran apoyo popular y en medio de un debate político intenso.

``Todos los funcionarios estamos expuestos a un permanente examen de la opinión pública, y en el caso de la ciudad de México ha sido muy clara esta situación'', dijo Cárdenas; sin embargo, criticó: ``hay cosas que quizá debieron haberse hecho con más cuidado'', como la presentación de las listas de ex funcionarios supuestamente vinculados a los aviadores y que difundió el oficial mayor Jesús González Schmal.

Cárdenas dijo que no tiene elementos para evaluar si la actuación recién cuestionada de algunos funcionarios le ha generado un desgaste político a él o a su partido, al cumplirse cuatro meses de iniciada su gestión.

El impacto, subrayó, sólo puede medirse objetivamente a través de encuestas de opinión, aunque ``la evaluación definitiva tendrá que venir en las próximas elecciones'', con el voto de los ciudadanos en las urnas que ayude a determinar si el Partido de la Revolución Democrática (PRD) hizo bien las cosas y entonces tendrá nuevas oportunidades. Aún es pronto para hacer una evaluación general del nuevo gobierno, precisó.

Sobre las críticas surgidas sobre el desempeño del secretario de Seguridad Pública, Rodolfo Debernardi, Cárdenas respondió que se trata de un asunto coyuntural producido por algunos inconformes con lo que se está haciendo.

Lo más fácil es decir que se vaya tal o cual funcionario, pero eso ``a veces tiene que hacerse, a veces no es necesario que se haga; las críticas las veo como parte normal de una situación política, donde se está por un lado empujando a grandes transformaciones y por otro se está tratando de que esas transformaciones no se den'', explicó durante una entrevista con este diario, realizada en un receso del simposium De Urbi et Orbe, que se efectúa en la Universidad de Nueva York.

--¿Al cumplir 120 días de gobierno, qué se tiene que corregir, cuál es la autocrítica que se puede ejercer?

--No diría que tendríamos que hacer ningún cambio fundamental en la forma de conducir el gobierno, tenemos que darle toda la atención posible a los problemas y a su solución. Hacer que concurran más esfuerzos del gobierno, de la población organizada, más recursos de los grupos de inversionistas privados, que afortunadamente en el caso del DF, han respondido en modo muy positivo con sus inversiones. Hay importantes obras de construcción de vivienda inmobiliaria, se construyen varios miles de viviendas en este momento, y también hay esfuerzos oficiales; sin duda estos proyectos van a permitir mejorar la economía de la ciudad y darle una nueva infraestructura para nuevos servicios. Es decir, las cosas caminan, pero ello no quiere decir que no haya problemas, que todo este cambio no se dé dentro de una gran confrontación política. Finalmente sigue habiendo dos grandes proyectos en México que son opuestos. Un proyecto que tiene como centro la democratización como parte de una modernización del país en todos los sentidos, económico, político, social; y están quienes quieren que prevalezcan los viejos intereses que están asentados principalmente en la corrupción, en el autoritarismo y en un grupo que no quiere moverse del poder.

--La confrontación se da con el gobierno federal?

--El proyecto nacional del PRD es muy distinto al que impulsa el gobierno federal. Los sectores que se mueven en lo que podríamos llamar las corrientes democráticas son muy distintas de las que se mueven dentro de las corrientes autoritarias y son los que han venido concentrando sobre todo los beneficios de un mal ejercicio del poder.

En esa circunstancia, explica, ``gobernar ha sido como se esperaba, con un importante apoyo popular de distintos sectores, y al mismo tiempo dentro de un amplio e intenso debate político en la ciudad y en el país''.

Aún así, la acción principal para el funcionamiento de la ciudad de México es dar continuidad a las obras, aseguró Cárdenas, quien espera que en cuanto concluya su mandato, el gobierno que lo sustituya pueda hacer seguimiento de aquellas medidas que se consideren adecuadas. Si bien el plazo de tres años no es suficiente para solucionar todos los problemas, lo que importa no es la permanencia de las personas, sino la continuidad de las políticas.

Este año se cumplen 10 de su primera participación electoral, una vez que se desprendió del PRI en 1988; y el jefe de gobierno recuerda la ``rebelión cívica'' que a la fecha es uno de los factores que más ha contribuido en los cambios del país.

Hoy, sumando días como gobernante local, dice de la influencia que tienen los alcaldes o los jefes de gobierno en las políticas nacionales de sus países, que cada vez hay ``una importancia relativa que están cobrando en todo el mundo los gobiernos de las ciudades, y principalmente de las ciudades grandes que concentran las decisiones políticas, donde se concentran los recursos financieros; ciudades que se están transformando en parte de un sistema de ciudades en este proceso de globalización y, en esa medida, alcaldes de diferentes ciudades tiene presencia nacional''.

El alcalde de Nueva York, Rudolf Giuliani, agrega Cárdenas, por sus políticas en la ciudad y los resultados, tiene alcances nacionales; el jefe del gobierno de Buenos Aires, Fernando de la Rua está siendo designado por una coalición uno de los candidatos a la presidencia de la República Argentina, que tendrá que definirse en breve, pero ello depende no de que sean alcaldes, sino de sus políticas. El, por lo pronto, asegura que está concentrado en su función de gobierno.


Ricardo Olayo, enviado, Nueva York, 4 de abril Ť El coordinador del encuentro entre 10 alcaldes de Iberoamérica y Estados Unidos, el español Pascual Maragall, ex alcalde de Barcelona, aseguró que es necesario que los gobiernos centrales den mayores facultades a las grandes ciudades como fórmula para planear el desarrollo y frenar los desequilibrios entre regiones.

A esta tarea en pro de la ciudad deben integrarse la universidad y la empresa, dijo durante la sesión final del simposium Los desafíos y oportunidades de la globalización, que organizó el centro Juan Carlos I en la Universidad de Nueva York para celebrar su primer año de vida.

Algunos de los alcaldes indicaron que las fronteras que dividen la política para las ciudades y la que se aplica en las naciones cada vez se diluyen más, debido a la importancia política que han cobrado las grandes urbes.

El intercambio de experiencias, consideró a su vez el jefe de gobierno de la ciudad de México, Cuauhtémoc Cárdenas, nutre la democracia participativa, la coordinación metropolitana y permite ver la solución de problemáticas comunes.

A diferencia del DF, en otras ciudades se puede tener una política mucho más autónoma para obtener créditos, para el refinanciamiento de deudas y la posibilidad de planear entre las ciudades en el ámbito financiero, como ocurre en Europa, y que sin duda son mecanismos que facilitan las acciones de gobierno, destacó.

La sede de esta reunión es la Universidad de Nueva York, institución privada con más de 50 mil alumnos, que se ubica en la isla de Manhattan. Ahí, la alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, sostuvo que la ciudad es el espacio de la innovación, de la imaginación y del progreso, como ninguna otra área habitable. Cuestionó la política nacional de los países que no dan suficientes recursos a las ciudades y dijo que la globalización ha posibilitado el desarrollo económico, pero sin subsanar todos los problemas de marginación.

Reunión con el alcalde de NY

Al mediodía, la mayor parte de los gobernantes visitaron al alcalde Rudolf Giuliani --no asistió Cárdenas--, en el City Hall, sede del gobierno local. Durante la reunión el neoyorquino, que sólo habló en inglés, contó su experiencia en el combate a la delincuencia, las inversiones y la composición multiétnica de la gente que vive o trabaja en Nueva York.

El prefecto de Río de Janeiro, Luiz Paulo Conde, intervino y dijo que la comunidad brasileña era muy pequeña, a lo que Giuliani respondió que hace algunos meses, durante una celebración tradicional de Brasil, se reunieron 70 mil personas provenientes del área metropolitana de Nueva York, luego de que en el mismo evento de cuatro años atrás el número no llegaba a 30 mil.

Sobre la criminalidad, el alcalde local dijo que hay un avanzado equipo de cómputo que permite definir las zonas de incidencia por siete tipos de delitos principales, por lo que casi en cuestión de horas se reorienta la acción de la policía.

Explicó que se han tomado medidas de corrección para atraer inversiones, pues en 1994 se incrementó el impuesto al hospedaje en hoteles, y el efecto fue que las grandes convenciones se cambiaron a otras ciudades, de ahí que fue necesario rectificar y hacer una disminución al impuesto, incluso por debajo de lo que originalmente se establecía.

El más activo entre los participantes, Maragall, consideró que el intercambio de opiniones sin duda servirá para continuar los encuentros de alcaldes. Indicó que la importancia que cobran estos gobernantes radica en su gestión ante los problemas de sus naciones. El mismo está por definir si hay posibilidad de contender por la generalitat de Cataluña, luego que durante 15 años fue alcalde de Barcelona. En su discurso y en entrevista, dijo que se debe aprovechar la relación que hay con las universidades.

Y junto con Cárdenas, se refirió a los intentos por transformar las decisiones políticas en las grandes concentraciones urbanas; un ejemplo es la ciudad de Londres, donde próximamente habrá una consulta para determinar si se puede elegir un alcalde por el voto directo. Seguramente hay reuniones más importantes, pero ésta se da con la libertad de criterio que permite la universidad.

Entre los asistentes estuvieron los alcaldes de Sevilla, Santiago de Compostela, en España; Montevideo, Indianápolis, Santiago, San Juan, en Puerto Rico, y Nueva Jersey.