ARRASO EL FUEGO VIVIENDAS DE 250 OTOMIES EN LA COLONIA ROMA
Humberto Ortiz Moreno Ť Un incendio --presumiblemente provocado por enemigos de su agrupación y vecinos opuestos a su asentamiento en ese predio-- redujo a cenizas viviendas, pertenencias y mercancía propiedad de más de 250 otomíes que habitaban en condiciones precarias en un lote baldío propiedad de la Secretaría de Gobernación, ubicado en Guanajuato 129, colonia Roma.
No hubo víctimas que lamentar pero, aún asustados, los hombres y mujeres de la etnia queretana dijeron haber visto a un sujeto en uno de los edificios de la parte posterior del lote quien, según afirmaron, habría aventado un objeto en llamas.
Los damnificados de siempre, cuyas tierras no producen por falta de créditos y agua, vinieron a esta ciudad a perder lo poco que tenían. Dedicados a la artesanía y el comercio ambulante, impotentes vieron cómo el fuego consumió unas 40 casuchas en cuyo interior había mercancía y su escaso dinero guardado, ``pa vivir, apenitas''. Todos ellos son miembros del Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN) y de la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ). Más de la mitad de estos marginados otomíes son niños.
El lote, de aproximadamente 500 metros cuadrados de superficie, albergaba a 35 familias que, ante el flamazo y temerosos de que explotara uno de los cilindros con gas, abandonaron rápidamente el lugar del siniestro.
Temblando y en shock, Verónica Domínguez Pedro veía con tristeza las enormes llamas que, coronadas con una gruesa columna de humo, acabaron con lo poco que comenzaba a construir con su familia luego de tres años, cuando se asentaron en el terreno. ``¿De qué pedir perdón? ¿De no morirnos de hambre? ¿De no callar en nuestra miseria? ¿De no haber aceptado humildemente la gigantesca carga de desprecio y abandono? ¿A quién hay que pedir perdón?'', preguntaron.
Son frases que, grabadas en la barda frontal del predio, manifiestan a la sociedad el sentir de los otomíes queretanos radicados en esta ciudad en condiciones de miseria.
Diego García, miembro de la UPREZ y del FZLN que veía por las 35 familias indígenas, explicó que estaba planteada una solicitud ante Gobernación para que desincorporara el predio en favor de la actual administración capitalina y transferirlo después a un fideicomiso que les extendiera créditos para vivienda.
Pero la respuesta nunca llegó. Apenas hace poco Jorge Legorreta, delegado en Cuauhtémoc, había visitado el lugar. Y es que, dicen los afectados, era mucho el rencor en su contra proveniente de los vecinos a su alrededor.
``La mayoría nos odiaba. No nos querían. Decían que regresáramos a donde pertenecemos. Pero allá no tenemos agua ni podemos cosechar nada. Somos comerciantes honrados''.
Hoy, no saben qué hacer, porque hasta los útiles escolares de los niños perdieron en el incendio. García lamenta que nadie apoye a los indígenas y dice que ya había antecedentes del repudio de vecinos de la Roma al asentamiento otomí.
Elementos del Cuerpo de Bomberos controlaron el incendio en poco más de una hora y uno de sus jefes se ufanó ante reporteros: ``Ya ven que el equipo sí sirve''.