La sola mención del ``Aeropuerto del Bajío'' y no, como siempre se le había conocido ``Aeropuerto de León'', parecía anticipar una innovación. Conforme el avión se aproximaba a sus instalaciones quedaba claro que ese grande y fastuoso aeropuerto --mayor tal vez que los de Guadalajara y Monterrey--, no sólo servía a las varias ciudades de la zona céntrica del país --entre ellas Guanajuato-- sino, también, a la plataforma de despegue como candidato a la Presidencia del actual gobernador del estado. Por cierto, el atuendo informal de Vicente Fox en la formal ceremonia de inauguración del X Coloquio Cervantino Internacional --camisa abierta y sin corbata, chamarra y botas-- se vio rubricado cuando los participantes al coloquio lo ``descubrimos'' poco más tarde boleándose éstas, sentado en una de las bancas de la placita principal --frente al Teatro Juárez-- a la fresca sombra de los laureles.
Más allá de la anécdota del gobernante --uno de los anfitriones del coloquio-- la admiración por éste --el coloquio, claro está-- no deja de crecer. En efecto, al cabo de 10 años se han realizado otras tantas reuniones, uno de cuyos principales propósitos es constituirse en un Encuentro de Identidad, Lengua y Cultura. Lugar: nada menos que el reminiscente Guanajuato, cuna de los Entremeses Cervantinos, sede del Festival Internacional Cervantino y sitio en donde se ha establecido el Museo Iconográfico del Quijote; nada más adecuado que el bello marco arquitectónico de esta ciudad que cuenta con extraordinarias construcciones religiosas y civiles de los siglos XVII, XVIII y XIX, entre las que se edificó, nada menos, que el Corral de las Comedias construido en 1788.
Al origen del Museo Iconográfico del Quijote, del Coloquio Cervantino Internacional y de la Fundación Cervantina, que hace posibles uno y otro, está Eulalio Ferrer, cuya pasión por Cervantes lo ha llevado a imaginarlos dándoles vida en un impulso que trasciende las fronteras nacionales. Si el Festival Internacional Cervantino privilegia por su propio carácter los eventos artísticos: teatro, música, danza, artes plásticas, etcétera, el Coloquio Cervantino busca, como su nombre lo indica y aclaran sus organizadores, crear el espacio adecuado para la conversación entre varias personas, teniendo como motivo central la vasta obra de Miguel de Cervantes Saavedra y, por extensión, ``el ancho filón de los Siglos de Oro'' de la literatura española. El coloquio ha sido el espacio académico que permite revalorar y dimensionar la lengua española que ``con 500 años de existencia vital, es la base de la cultura presente en el mundo de habla hispanoamericana''.
Se puede decir que el Coloquio Cervantino Internacional es un verdadero festín de la lengua española. En esta ocasión participan en él, entre otros, el ex presidente de Colombia Belisario Bentancur, Juan Bautista Avalle-Arce, autor de la Enciclopedia Cervantina; los escritores Lisandro Otero (Cuba), Fernando del Paso, Carmen Boullosa, Rosa Regás (España), Saúl Yurkievich (Argentina), Sergio Ramírez (Nicaragua), Ernesto Sábato (Argentina), Héctor Aguilar Camín, Adolfo Castañón, Francisco Prieto, Carlos Pereda, Jaime Labastida; los académicos Juan M. Lope Blanch, Odón Betanzos (Estados Unidos), Luis Fernando Lara, Chen Kaixian (China), Juzo Katakura (Japón), etcétera.
Si El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha desde su primera edición española en 1605 ha sido y es seguramente después de la Biblia el libro más leído y estudiado de la literatura occidental, su representación gráfica ha sido y es una de sus consecuencias naturales. Como complemento visual de esta fiesta de la palabra quedan en la retina algunos cuadros memorables del Museo Iconográfico del Quijote, particularmente el luminoso Don Quijote cósmico, de Pedro Coronel, el bellísimo mural de Antonio Rodríguez Luna, Don Quijote en el exilio, o los quijotes-nazarenos de Francisco Corzas, Jesús Reyes y Elvira Gascón.