La Jornada 3 de abril de 1998

Nuevo round del titular con perredistas

Mireya Cuéllar y Ciro Pérez Silva Ť Desde su esquina, con el pantaloncillo de la Secretaría de Hacienda, José Angel Gurría conectó un gancho al hígado: ¡ignorante! En el otro extremo, el de calzoncillo negro con el sol azteca, Alfonso Ramírez Cuéllar no logró alcanzar la oreja de su contrincante, pero de un cabeceo puro lo hizo trastabillar: ¿Cuánto le tocó de jubilación --a sus 34 años de edad-- después de trabajar seis meses en Nacional Financiera?

Fue el punto culminante de un encuentro que empezó mal.

Los perredistas llegaron molestos al último episodio de una pelea que ya había tenido sus primeros rounds de sombra, cuando el PRD intentó que Gurría compareciera para darles mayores detalles del ajuste al presupuesto y sus pretensiones se quedaron en el vacío.

Urgido de que su paquete de iniciativas para reformar el sistema financiero y bancario pase lo antes posible, el funcionario pidió un hueco en la agenda. Aunque Dolores Padierna informó que la renuencia del funcionario se debía a que ya tenía su boleto de avión para irse de vacaciones.

Ya con Gurría enfrente, el dirigente barzonista se le dejó ir en la primera oportunidad. ¿Cómo no se dieron cuenta que estaban saliendo del país 175 millones de dólares que provocaron el quebranto de Confía? ¿Cómo no detectaron el manejo discrecional en las operaciones de Nafin? Ahora resulta que el ``BNCI nos salió mal, ni modo, lo tendremos que cerrar ¡qué bonito! Como si todo esto no implicara responsabilidad para algunos funcionarios... ¿En poder de quién están los bonos de Fobaproa que se van a convertir en deuda pública? porque eso de ``échate una deuda y no sabes a quién se la vas a pagar''.

Para rematar --``sin que me lo tome a mal, señor secretario''-- le recordó que en este país para jubilarse se requieren unos 30 años de servicio o 55 de edad, ``y usted se jubiló con seis meses de trabajo y con toda una juventud por delante, cuando tenía 34 años. ¿Cuánto significó esta cantidad de jubilaciones de altos funcionarios en el quebranto de Nacional Financiera?''

Un sonriente José Angel Gurría --con fama de taquígrafo-- tomaba nota de todo. Pero como si el Mr. Hyde hubiera brotado tan pronto como tuvo el micrófono en sus manos, respondió que lo de Nafin aludido por el perredista era ``infundado, una alusión totalmente falsa que me parece... una bajeza''.

Ahora era su turno. Con sorna que partía del enojo repitió: ``Echate una deuda y no sabemos a quién le vamos a pagar, está medio difícil (hasta ahí la cita). Yo en lo que estaría de acuerdo es en que está medio difícil que en un foro de legisladores alguien haga una afirmación tan temeraria como esta que acaba usted de hacer y que denota tan enorme ignorancia del tema que estamos discutiendo''.

``Lo he dicho no sé cuántas veces --machacó-- que los pagarés del pasivo de Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) están en el activo de los bancos. Se le deben a las instituciones financieras y se entregaron a cambio de recibir cartera...''.

El ambiente del Salón Verde se había enrarecido. Gurría no pudo recuperar el tono amable con el que llegó a San Lázaro. Aprovechó que ya no había más preguntas para dar paso al desahogo.

--Porfirio Muñoz Ledo me habló para hacerme un reclamo sobre el procedimiento para acordar el encuentro y de hecho ¡para desinvitarme! a esta reunión... también llamó al secretario de Gobernación para reclamar que yo hubiera aceptado la invitación.

Desmintió también a Dolores Padierna, quien un día antes comentó que Gurría se había negado sistemáticamente a comparecer porque estaría de vacaciones a partir de hoy: ``No voy a salir de viaje mañana ni tengo boleto de avión, no tengo viáticos y estoy siempre a disposición de está Cámara''.

Remató: ``Nos llamó la atención (a Labastida y a él) que Muñoz Ledo nos llame a funcionarios del Poder Ejecutivo para reclamar sobre temas que son de competencia interna estricta de esta soberanía''.

Gurría ya estaba de pie --todos los participantes recogían sus portafolios--, cuando la perredista Dolores Padierna se le acercó furibunda para conminarlo a que la próxima vez que quiera venir a la Cámara hable con todas las fuerzas políticas, ``recuerde que somos la segunda fuerza política del país'', y ofreció la grabación donde supuestamente Gurría anunciaba que no podía ir a la Cámara porque estaría de vacaciones. Pero el secretario pareció, o ya no quiso escuchar, se dio la media vuelta y la dejó hablando sola.

--A ustedes son los primeros que se las voy a dar (la grabación) --señaló entonces la perredista dirigiéndose a un periodista. Más tarde, cuando se le reclamó la cinta, dijo que la entregará ``en cuanto la tenga''.

Afuera Muñoz Ledo ya respondía al titular de Hacienda, se mofaba: ``Vino hoy autoinvitándose, de modo oficioso y masoquista, cosa rara en los anales de la historia parlamentaria. Vino a hacerse el harakiri público. Lo obligaron a venir''.

--Está de tan mal humor porque lo han despojado de la mitad de sus facultades y eso demuestra que ya dejó de ser presunto. Tuvo que venir a poner la cara en favor de una reforma de la que está en contra.

--¿Es cierto que lo acusó con Labastida?

--No voy a permitir chismes. Hablé con el secretario de Gobernación ayer (antes de ayer) por el asunto de la agenda con el Presidente. Le pedí que ponga un poco de orden porque no podemos estar sujetos a los caprichos de un ex presunto como Gurría... Cuando no hablamos con el gobierno se molestan, cuando lo hacemos también... son ganas de molestar.

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