La Jornada 3 de abril de 1998

Buen oficio de bailarina muestra Edith González en la obra Aventurera,que se presenta con un atractivo reparto en el salón Los Angeles

Eduardo Villegas Ť Si usted quiere ver Aventurera, obra de Carlos Olmos que dirige Enrique Pineda en el salón Los Angeles (Lerdo 206, Col. Guerrero) se le recomienda acudir temprano a la taquilla. Podrá conseguir sus boletos a partir de las 11 horas. La persona que lo atienda le recomendará llegar una hora antes de que comience la función. Así conseguirá una buena mesa y, sobre todo, podrá ir creando un buen ambiente.

Las llamadas son con la música en vivo de Chuy Millán y sus estrellas, así que usted podrá escuchar y aplaudir desde el primer momento. Después vendrá lo grato; la aparición de Edith González, como la adolescente virginal. Bríndele un gran aplauso y la actriz se lo agradecerá con una pequeña caravana hacia los dos costados de la pista.

Aventurera cuenta con la excelente participación de Carmen Salinas, quien tiene tres o cuatro escenas memorables. Una de ellas con quien hace el papel de Bugambilia, en la que habla de políticos y hasta es de los personajes de una telenovela. Por su parte, Alejandro Tomasi y Ernesto Gómez Cruz no dejan de aportar su gracia y profesionalismo para llenar de momentos emotivos e hilarantes la puesta en escena. Los bailarines dotan a la obra de una dinámica muy sugerente con sus constantes entradas y salidas, así como su vestuario que va desde caracterizaciones de agentes judiciales, hasta payasos y monjas.

La obra nos permite contemplar el trabajo de Edith González ante las exigencias de un público tan especial como el que asiste al salón Los Angeles (las interrupciones al reparto; ``te espero afuera, papacito'', ``a ti también, mamacita'', y los grandes suspiros de amor que la historia despierta). Edith González sale avante y muestra su talento, además de su belleza. La escena de sus clases de ballet, así como sus brazos y piernas al compás de la música, provocan sólo comentarios favorables del público.

Si se anima a ir a verla, los fotógrafos le entregarán -a cambio de treinta pesos- un recuerdo de su asistencia a la obra (ya sea con sus acompañantes o en pleno baile con los actores). Por supuesto, la propina al mesero para que le otorgue buena mesa no debe ser olvidada. Pero si no lleva suficiente capital en el bolsillo, no se preocupe, ya que la obra está pensada para que el público disfrute la cercanía de los actores. Si ocupa las gradas (la entrada más barata cuesta 100 pesos) o las mesas (120), la visibilidad es buena. Por supuesto, si usted es admirador de Carmen Salinas, la entrada de 200 pesos le permitirá tenerla muy cerca mientras actúa. Estas localidades son las primeras que se agotan.

Quien no conoce Los Angeles no conoce México, dice la frase del salón. Podemos decir que Aventurera es una magnífica oportunidad para conocerlo, pues la presencia de Edith González permite disfrutar buena parte de la noche.