La Jornada 3 de abril de 1998

La cartera, ``de muy mala calidad'': Gurría

Antonio Castellanos Ť El secretario de Hacienda, José Angel Gurría, afirmó ayer que no habrá ``borrón y cuenta nueva'' en los recursos aplicados para el saneamiento financiero de la banca, y anunció que los libros del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) se abrirán para que los analice la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados, y el subsecretario de la dependencia, Martín Werner, dijo que de los activos de aquel fondo, calculados en 350 mil millones de pesos, se espera recuperar sólo 30 por ciento, unos 105 mil millones, por ser ``cartera de muy mala calidad''.

Werner salió brevemente del Salón Verde de la cámara para informar que los pasivos del Fobaproa de todos los bancos intervenidos se asumieron para garantizar el ahorro del público, y reveló que las pérdidas podrían ascender al menos a 245 mil millones de pesos, mientras Gurría reconocía ante los diputados que el Banco Nacional de Comercio Interior (BNCI) se tuvo que cerrar porque hizo ``cosas que no le correspondían''.

El titular de Hacienda rechazó que el gobierno federal pretenda dar un albazo legislativo, dijo que no se pretende la extranjerización de la banca, aseguró que ésta ya superó la crisis, que el crédito ha empezado a fluir y que el objetivo central de las reformas propuestas por el Ejecutivo es consolidar un sistema financiero sano y vigoroso.

El diputado Alfonso Ramírez Cuéllar del PRD, encendió la comparecencia de Gurría ante la Comisión de Hacienda cuando le dijo que era imposible que no se dieran cuenta de los malos manejos de Nacional Financiera donde hubo autopréstamos, pases de charola a las uniones de crédito para financiar campañas electorales, sociedades anónimas apócrifas y hasta jubilaciones ilegales, incluida la del propio secretario de Hacienda. El funcionario rechazó esto último.

Según Gurría, a raíz de la reprivatización de los bancos ``no hay un solo banquero que haya ganado dinero y los que siguen todavía encabezando sus instituciones lo hacen en virtud de que han recapitalizado a dichas instituciones, y muchos de ellos, la mayor parte, perdieron la totalidad. Trece grupos de accionistas de 18 instituciones en total perdieron todo su capital''.

Manifestó que la crisis financiera de 1994 mostró la vulnerabilidad de la actividad económica ante un sistema financiero débil; el aumento en las tasas de interés y la restricción del crédito provocaron el cierre de empresas, la pérdida de empleo y una contracción mayor de la economía. Fue necesaria la intervención de las autoridades para evitar un deterioro peor.

El nuevo marco, subrayó, debe asegurar la congruencia en el manejo de las políticas monetaria, cambiaria y financiera. Debe dar transparencia a su operación, pero en ningún momento se pretende sustituir a los bancos mexicanos por extranjeros. El propósito, recalcó Gurría, es permitir a los grandes bancos acceder a fuentes diversas de capital que les permitan fortalecerse y contar con los recursos necesarios para contribuir a una ordenada expansión del crédito.

Costo de la deuda

El secretario de Hacienda comentó que el costo financiero de la deuda del sector público, incluido lo derivado de la consolidación de los pasivos del Fobaproa que se incorporaría a partir de 1999 y del 2000, de acuerdo con la propuesta, sería de 3.6 y 3.2 por ciento, respectivamente, del producto interno bruto (PIB). En 1995 fue de 5.1 por ciento; en 1996 de 4.4; en 1997 de 4 y en 1998 será de 3.4 por ciento.

Al respecto, dijo que la intervención del Fobaproa se hizo para ``rescatar a los ahorradores y evitar un colapso no sólo del sistema financiero, sino de la economía nacional'', pero insistió en que no se pretende plantear al Legislativo una actitud de ``borrón y cuenta nueva''.

La perredista Dolores Padierna incomodó al secretario de Hacienda cuando le expuso que el gobierno pretende utilizar el tipo de cambio como ancla inflacionaria, a fin de ofrecer rentabilidad a quienes invierten en la bolsa en Cetes. Le planteó que la autonomía del Banco de México sea acotada para que no se convierta en un bunker.

La legisladora dijo a Gurría que ``ustedes no han cumplido con sus tareas de supervisión porque no han sacado al sector bancario de su crisis, ni aislado al sistema financiero nacional de los shocks especulativos que ha resentido la Bolsa Mexicana de Valores, el mercado de divisas y el sector financiero en su conjunto''.

Agregó: ``Más bien han convalidado las prácticas especulativas que llevaron a la crisis de 1994-95; aún mantienen a la banca en quiebra, han sido incapaces de financiar el desarrollo, han utilizado recursos fiscales y con ello provocado un gigantesco hoyo en las finanzas públicas'', y aseguró que el capital internacional no va a resolver los problemas.

A la crítica de la perredista se sumó la del diputado panista Rogelio Zambrano, quien expresó que no puede incurrirse en un nuevo quebranto económico. Lo ocurrido en 1976, 1982, 1987 y 1994 ``lo debemos dejar atrás''. En tanto, el legislador del Partido del Trabajo, Ricardo Cantú, criticó que México sea considerado un ``paraíso fiscal''.

El panista Fauzi Hamdan Amad sostuvo que la apertura a la inversión extranjera obedece a la incapacidad de los mexicanos de capitalizar a la banca y sacarla adelante. Esa es la realidad, y ``no se vale estar entregando en manos extranjeras a la banca nacional''. Aseguró que la sobrevaluación para bajar la inflación en los últimos tres años del sexenio anterior colapsó 40 por ciento de la industria.