ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Flaca la caballada tricolor, débil el gobernador, creciente el perredismo, Rubén Figueroa Alcocer ha anunciado su decisión de volver activamente a la política guerrerense, asumiéndose como necesario salvador del priísmo y mostrándose dispuesto a tomar las riendas políticas de la bronca entidad y a hacer triunfar a su partido al costo que sea.
Gobernador con licencia, Figueroa Alcocer se ha reinstalado a la cabeza del priísmo guerrerense, acompañado de tres personajes más. A ellos cuatro, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos los considera posibles responsables de la masacre de Aguas Blancas, y por ello ha exigido que se abra una investigación penal en su contra.
Presuntos (¿presuntos?) implicados
Así, se han reintegrado a la vida política Rubén Robles Catalán, quien fue secretario general del gobierno figueroísta (y en tal condición sobrevoló en helicóptero el vado de Aguas Blancas el 25 de junio de 1995) y que ahora es coordinador de la Comisión de Unidad Priísta y, desde el 14 de marzo del presente año, miembro, al igual que Figueroa, del Consejo Consultivo del PRI estatal.
Los otros dos implicados en la masacre que ahora han sido reactivados son Antonio Alcocer Salazar y Gustavo Olea Godoy, quienes fueron, respectivamente, procurador general de Justicia y jefe de la Policía Judicial de ese estado, y que ahora son delegados municipales priístas en Chilapa y en Acapulco.
El dominio real de Figueroa Alcocer sobre la estructura directiva del priísmo guerrerense va inclusive más allá de la osadía de que tanto él como los otros tres presuntos responsables de la masacre de Aguas Blancas se reinstalen como si nada en cargos partidistas.
En realidad, los dos cargos de mayor importancia del comité estatal del PRI los tienen figueroístas plenos, como es el presidente, Raúl González Villalba, y el secretario general, el diputado federal Héctor Vicario Castrejón.
El compadre que todos quisiéramos tener
El retorno de Figueroa Alcocer al timón priísta estuvo lleno de simbolismos y de consecuencias. Para empezar, el anuncio de su decisión de volver a la política para hacer ganar al PRI se dio en la ciudad de México, en la ceremonia conmemorativa del séptimo aniversario luctuoso de Rubén Figueroa Figueroa, que también fue gobernador de Guerrero y padre del actual mandatario estatal con licencia.
El gobernador Angel Aguirre Rivero mostró en esa sesión luctuosa un evidente apocamiento político: fue llevado al acto en el automóvil de Figueroa Alcocer, quien viajaba en el asiento delantero, mientras en la parte trasera iban el citado Aguirre, el diputado figueroísta Vicario Castrejón y el delfín de Aguirre, Manuel Añorve Baños, presidente municipal de Acapulco.
El orador, por primera vez en los siete años de ceremonias fúnebres, fue el propio gobernador y no alguno de sus funcionarios. En su discurso, Aguirre se desvivió en elogios para el difunto, a quien llamó ``guerrerense por definición'' y que consideró ``el compadre que todos los guerrerenses quisieran tener''.
Desde luego, los aplausos, abrazos y atenciones fueron principalmente para el gobernador con licencia, Figueroa Alcocer, quien ese mismo día, miércoles 18 de marzo, se permitió dos lujos: por un lado, enmendó la lista de precandidatos priístas a la gubernatura de la entidad, quitando al preferido de Aguirre, que es el alcalde de Acapulco, Añorve Baños, e incluyendo a la senadora Guadalupe Gómez Maganda, que en anteriores comentarios no había sido incluida por Aguirre.
Los cuatro verdaderamente posibles, según Figueroa, son René Juárez -secretario de Planeación, presuntamente el punto de alianza de Figueroa y Aguirre-, Humberto Salgado -actual secretario de Gobierno, identificado como parte del grupo del ex gobernador Alejandro Cervantes Delgado-, la senadora Gómez Maganda y el diputado y líder del Congreso local, Florencio Salazar.
El otro lujo de Figueroa fue contrariar el tono bélico usado días atrás por el gobernador Aguirre para censurar a Jaime Castrejón Díez. Aguirre había dicho, entre otras cosas, que al ex priísta y presunto aspirante a la candidatura perredista al gobierno no lo seguiría ni su esposa. Figueroa dijo que la renuncia al PRI de Castrejón era ``un acto individual'' y que ``todos los mexicanos tienen derecho de cambiarse de partido; a nadie se debe menospreciar en la vida política''.
Reacciones declarativas, realidades inamovibles
Como era natural, la arremetida de Figueroa generó en el gobernador sustituto Aguirre una reacción de presunta defensa de su espacio político y de ataque a la supuesta invasión. ``Se la juega el PRI con Figueroa'', decía (con gran sentido político) el encabezado principal del semanario El Sur, dirigido por Juan Angulo Osorio. A la semana siguiente, luego de declaraciones y más declaraciones, la misma publicación reportaba (con igual agudeza) en su cabeza principal: ``El jefe del PRI no es Figueroa, es Aguirre''.
En efecto, Aguirre dedicó sus mayores esfuerzos a desembarazarse, aunque fuese declarativamente, del fantasma de Figueroa Alcocer. ``Con la barbilla temblando'', según la nota de El Sur, Aguirre Rivero dijo a reporteros: ``Rubén Figueroa no viene ni a dirigir ni a coordinar los trabajos del PRI. Rubén Figueroa tendrá una participación prudente, como la tendrán el resto de los ex gobernadores del estado''.
Luego, Angel Aguirre dijo: ``Hoy por hoy, el priísta que tiene la mayor responsabilidad política en Guerrero se llama Angel Aguirre, y por eso no voy a permitir que cualquier tipo de personaje se quiera inmiscuir o se quiera involucrar en decisiones que única y exclusivamente le corresponden al gobernador del estado''.
Aguirre, luego de reiterar que el jefe político del priísmo es ``el gobernador Aguirre'', explicó la forma como Figueroa Alcocer colaborará con el PRI: ``Será como la de un militante más de los 490 mil que votaron en el reciente proceso electoral del 6 de julio''.
El miércoles 24, desahogado un día antes su enojo frente a reporteros, el gobernador sustituto Aguirre desayunó en la Casa Guerrero con Figueroa Alcocer. Luego, los figueroístas González Villalba y Vicario Castrejón declararon, como presidente y secretario general del PRI estatal que son, que el jefe político de la entidad es... Angel Aguirre.
Pero, dígase lo que se diga, declárese lo que se declare, Rubén Figueroa Alcocer cabalga de nuevo en la política guerrerense, dispuesto a orientar el Dedo Supremo a la hora de postular candidato priísta a gobernador y a emplear las armas que sea necesario para impedir una catástrofe priísta y el ascenso del perredismo al poder.
Astillas: ¿No se dará cuenta Francisco Labastida Ochoa de que tanto tensar los tambores de guerra acaba por reventarlos?... Una comisión de trabajadores de la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo informa que ha enviado una carta al presidente Ernesto Zedillo denunciando la violación de sus derechos. Señalan, entre otras violaciones, las siguientes: se pretende incumplir los términos para la expedición de nombramientos, se ha incrementado la jornada laboral, se condiciona el otorgamiento de días económicos, se han suprimido los justificantes de puntualidad, se niegan licencias y se ha amenazado con dar por terminados los nombramientos interinos y cambiar de adscripción a las personas que se oponen a las arbitrariedades patronales.
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