Democratizar el conocimiento
Patricia Vega
La fe en la razón quiere decir confianza en la discusión, en los
buenos argumentos, en la inteligencia que dirime las cuestiones
oscuras, en contra de la pasión que las hace incluso más turbias y en
contra de la violencia que elimina desde el inicio la posibilidad de
diálogo.
(Norberto Bobbio)
``Hablando de Chiapas, el problema básico es que no hay igualdad entre los interlocutores principales en el conflicto -el Ejército Zapatista y el gobierno-, no se han reconocido entre ellos como capaces de sentarse a dialogar porque se piensa, por una parte, que si se sientan a negociar se traiciona a los ideales. Y eso sólo lleva a una polarización de las posiciones.
``El diálogo es una cuestión recíproca, sólo existe entre identidades iguales, de otra manera es un monólogo, una orden que se acata o se desacata...''
Ella es doctora en historia de las instituciones y las doctrinas políticas por la Universidad de Turín, y él es doctor en ciencia política por la Universidad de Florencia. Actualmente ella trabaja como profesora-investigadora en la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X) y él es el coordinador de investigación de la sede mexicana de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Sin tener a su favor las palancas que habitualmente tienen los hijos de los políticos, Laura Baca Olamendi e Isidro H. Cisneros fueron becados por el Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología (Conacyt) para cursar y obtener en Italia el más alto título académico: el doctorado de investigación. Para conseguir su beca, simplemente se formaron en la fila e hicieron cola como cualquier hijo de vecino.
A finales de 1994, ambos decidieron integrarse al Programa de Repatriación de Investigadores Mexicanos impulsado por el Conacyt, con la ilusión de regresar al país para integrarse a la comunidad científica nacional y compartir con sus colegas las experiencias y conocimiento que habían adquirido durante su estancia europea.
Sin embargo, particularmente Laura, se topó con una comunidad académica ``cerrada''. Explica: ``Grupos de intelectuales que ocupan las instituciones y que tienen cuotas de poder a través de revistas, periódicos, estaciones de radio y televisión. Me parece bien que exista esa posibilidad, el problema es que no es fácil integrarte a ninguno de esos grupos porque funcionan como iglesias, y eso impide que la gente independiente pueda tener un espacio''.
El prejuicio sobre las parejas
Hipercalificados en sus propios campos de investigación, Laura Baca e Isidro Cisneros lanzan, a la comunidad científica mexicana, su propuesta: la urgente democratización del conocimiento mediante la práctica del diálogo y la tolerancia, dos conceptos cuya praxis, en su opinión, ``podría beneficiar muchísimo al país, más en estos momentos en que parece que nadie se puede poner de acuerdo''. Ponen el ejemplo de un proyecto incluyente: la preparación de un diccionario de léxico político, financiado por el Conacyt, en el que participan unos 153 autores, desde José Woldenberg hasta Jacqueline Peschard o Alberto Aziz. ``Hemos invitado a todos los que conocemos''.
El primer prejuicio a vencer, coinciden ambos entrevistados, es que las parejas -ellos lo son- no pueden desarrollar un trabajo intelectual conjunto porque inmediatamente son discriminadas: ``Es algo mal visto. Es una actitud que es importantísimo desterrar''.
Ya en el terreno de las propuestas, Baca Olamendi afirma: ``Queremos recrear en México el debate intelectual que se da en países como Italia: el encuentro de las distintas posiciones políticas e ideológicas que cohabitan pacíficamente''. Cisneros complementa: ``Una tolerancia vivida como la capacidad de entender a los demás''.
Dispuestos a compartir, como referentes, la experiencia política italiana o la caída del muro de Berlín, ambos quieren participar en la construcción de una sociedad más libre e igualitaria. Dicen a coro: ``¡Que se funden y florezcan cien escuelas ideológicas abiertas al consenso y al disenso!''
Agrega Cisneros: ``En este momento de globalización requerimos la participación de diversos especialistas; las grandes ciudades y las sociedades complejas presentan problemas que tienen que ver desde el gobierno hasta la ecología, el transporte, el agua... problemas que no son ni de izquierda ni de derecha; son, simplemente, problemas cuya solución requiere la participación de los expertos...
``En otras palabras, tenemos que ampliar las oportunidades al conjunto de los estudiantes y de los profesores para incrementar la excelencia académica pero, al mismo tiempo, con un patrón que permita mantener el carácter meritocrático de las universidades -desgraciadamente siempre ha sido así-: en vez de que los académicos se aplatanen, con indolencia, porque tienen una plaza garantizada en una universidad, tal vez sería más conveniente que dichas plazas estuvieran sujetas a una renovación periódica, de acuerdo con los méritos de cada uno de los profesores.
``Sé que es una idea que no va a gustar a muchos y va a ser muy criticada, pero estoy seguro de que significaría una revolución; a lo mejor ayudaría a que nuestras universidades se armonizaran más con el desarrollo de la sociedad, con la estructura productiva y tecnológica, con las necesidades sociales, políticas y culturales del país.
``La ciencia y la tecnología son instrumentos que nos pueden ayudar a construir el bienestar de la colectividad, tienen que ver con soluciones de orden técnico para resolver problemas tan banales como procesar la basura y hasta cómo defendernos de la contaminación... Pero también podemos hacer una ingeniería social y política, tratando de encontrar cuáles son las instituciones, los procedimientos y las garantías que deben existir en la confrontación social y política para que podamos tener un país cada vez más democrático, conforme a lo que creemos que debe ser el México del siglo XXI.''
Las discusiones nacionales
Laura Baca -en Italia estuvo bajo la tutela de Norberto Bobbio- construyó un modelo para interpretar las distintas relaciones entre el poder y los intelectuales -no hay un prototipo, hay distintos tipos de intelectuales que varían de acuerdo con la circunstancia histórica: los del consenso y los del disenso, los comprometidos y los que viven en su torre de marfil, etc.-, que en el caso actual de México, sostiene, ``sería de grandísima utilidad para, por lo menos, aclarar los puntos de las grandes discusiones nacionales: ¿cómo es posible que en algo tan nodal como la situación en Chiapas no exista ahorita un diálogo político? ¿Cuáles son las condiciones estructurales que lo impiden?... Eso es lo que los científicos sociales podemos explicar y proponer soluciones''.
-Y en su opinión, ¿qué es lo que impide el diálogo político en México?
-Hablando de Chiapas, el problema básico es que no hay igualdad entre los interlocutores principales en el conflicto -el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno-, no se han reconocido entre ellos como capaces de sentarse a dialogar porque se piensa, por una parte, que si se sientan a negociar se traiciona a los ideales. Y eso sólo lleva a una polarización de las posiciones. El diálogo es una cuestión recíproca, sólo existe entre identidades iguales; de otra manera es un monólogo, una orden que se acata o se desacata...