La Jornada 29 de marzo de 1998

Presuntos militares sometieron a interrogatorio a la madre de Yéssica

Triunfo Elizalde Ť La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), mediante su décima Zona Militar en Durango, investiga los nexos políticos e ideológicos de María Eugenia Cázares de Díaz, quiénes son sus amistades, los socios activos del ``grupo Yéssica'', sus áreas de influencia, los medios económicos de que dispone y los fines que se propone alcanzar, según la versión de la afectada.

El interrogatorio inesperado ocurrió el viernes 27. Dos hombres jóvenes vestidos de civil se presentaron en su domicilio al filo de las 13:40 horas; uno se identificó como el cabo Bertolo Torres. Le hicieron saber que eran ``de Seguridad Nacional de la Secretaría de la Defensa Nacional''.

Por recomendación del procurador general de Justicia de Durango, Ismael Mejorado Olagues, la señora Cázares se presentó en la Zona Militar, donde fue atendida ``con amabilidad'' por el coronel Pineda, quien se mostró enterado del caso de su hija Yéssica Yadira, pero dijo ignorar de qué se trataba la visita de los dos militares, por lo que le pidió ``esperar noticias''.

En la carta manuscrita enviada por María Eugenia Cázares vía fax, a las 16:19 horas del 27 de marzo, a Alfredo Castillo Romero, primer visitador del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, y vía telefónica con La Jornada, comentó: ``Poco antes de llegar a mi domicilio, una amiga me avisó que miembros del Ejército me buscaban'', lo cual le fue confirmado por uno de sus hijos, a quien le recomendó que ``no se asustara''.

En la puerta de su domicilio se presentó ante los dos individuos que la esperaban. ``Les dije que qué se les ofrecía; me contestaron que traían órdenes de investigarme con respecto a mis actividades, ideología, amistades, miembros activos del `grupo Yéssica', áreas de influencia, medios de que dispongo, fines que persigo, en fin, muchas cosas''.

Ella les contestó: ``Mi actividad no era política, pero acudo a los políticos de todos los partidos, pues ellos pueden legislar y quitar leyes absurdas y crueles como la de que la víctima toque con su mano a los violadores; que mis actividades eran públicas, no me escondo para pedir justicia; que las personas de mi grupo son como yo, víctimas de las autoridades que les han quitado la vida a sus hijos o seres queridos, y que el área de influencia es mi entorno social, tratando de que se nos haga justicia; que no dispongo de medios económicos...''

``Me dijeron que ellos habían asistido al mitin donde nos solidarizamos varios grupos sociales con la gente de Chiapas (12 de enero), y que ellos hacían un seguimiento a lo que pasa en cada estado''. En vista de ello, María Eugenia Cázares les confirmó: ``Sí participé en la Coordinadora por la Paz en Chiapas, porque yo entendía y los demás también, lo que es padecer injusticia, que no consentía que con esto yo violara la ley, y que al contrario, yo me solidarizo con los que padecen abuso de poder, tráfico de influencias, vejaciones, atropellos, y que ellos deberían apoyar al pueblo también''.

Asegura que cuando le preguntaron que cuál era su ideología, respondió: ``Humanista, pues mi interés son los derechos humanos, después de sentir en carne propia que nos los arrebaten''.

En su fax dirigido a Castillo Romero asienta: ``Alfredo: no sé si con esto que declaré aumente el peligro que ya se cierne sobre nosotros; siento que esto no es normal. ¿Qué tiene el Ejército que investigar a una persona como yo, o a un grupo de madres de familia?... Siento que aquí hay un peligro y grave. No soy la comandante Ramona, ni siquiera me siento con importancia para que me investiguen, y me pregunto ¿qué tramarán? No lo sé, pero no es de gratis. Saludos. María Eugenia Cázares de D.''

Vía telefónica con La Jornada, María Eugenia confirmó ayer lo anterior, haciendo saber que su visita, por la tarde-noche a la décima Zona Militar, ``obedeció a recomendación del procurador Ismael Mejorado Olagues'', quien se mostró extrañado de la presencia de dos militares en la casa de la quejosa.

Asistió acompañada por su esposo Arturo Díaz Prieto, ``el cual no tuvo tiempo de estar presente en la breve plática con el coronel Pineda, pues tardó en encontrar un lugar para estacionar el coche, ya que cerca de la zona no se permite''. Dijo que cuando pidió hablar con alguien responsable la canalizaron de inmediato con el citado militar, que la trató con amabilidad.

``Me dijo que él era nuevo en la Zona Militar; sin embargo, me di cuenta, por lo que hablamos, que conoce bien el caso de mi hija Yéssica y sabe quién soy. No me dio mayores datos sobre las razones de la visita, pero sí me pidió que esperara noticias. No hubo ninguna presión o amenaza de nada. Entré y salí de las oficinas de la Zona Militar sin mayores problemas.

``Como resultado de esta nueva presión en contra mía, de mi familia, con mayor razón vamos a acelerar la salida de mis hijos, y mi marido y yo nos quedaremos a seguir luchando por que en Durango prive la justicia. El Ejército nada tiene que hacer en torno a este asunto; no sé qué pensará la gente cuando se haga público que estoy siendo observada e investigada por la Defensa... Toda una secretaría contra una madre que sólo clama justicia por un hecho ampliamente conocido.''