Pusieron a votar a niños en la consulta de Albores, dicen zapatistas
Hermann Bellinghausen, enviado, La Realidad, Chis., 28 de marzo Ť El helicóptero da una, dos, tres vueltas sobre el poblado. Los sobrevuelos del día, que todo lo interrumpen, interrumpen continuamente la conversación de Juan, que retoma el hilo, como robándolo de las aspas del helicóptero que se aleja:
``Si como dicen en el radio, un millón 800 mil votaron en la consulta de Albores, no fueron de esta parte'', afirma, meneándose en la hamaca como para ordenar sus ideas. ``Qué digo, ni los pueblos de priístas quisieron. No les pareció la forma'', agrega.
``Lo que los enojó fue que mandaran los maestros bilingües para hacer la consulta. En todo esto de La Fortuna, La Libertad, Benito Juárez y Las Perlas --señala hacia el otro extremo de La Cañada--, que son puro del PRI, mucho se molestaron de que lo hicieran con los niños.
``Allí fue donde no les pareció. No preguntaron a los grandes, sólo a los niños de la escuela. Igual le hicieron en Guadalupe Los Altos y esa parte de allá'', y señala hacia la frontera con Guatemala.
Con el alivio de quien pondera problemas que son de otro, Juan advierte: ``Se la están buscando los maestros del gobierno en los pueblos del PRI, y van a volar.
``Sólo en San Quintín hicieron su asamblea los campesinos y dijeron que los indígenas no quieren la autonomía, y que lo que quieren los zapatistas son leyes especiales que regresen a los indígenas a la esclavitud de la colonia. Allí sí votaron el acuerdo de Albores Guillén'', expone, con el azoro de quien dijera ``vivir para ver''.
``Donde se pusieron más molestos fue en Las Perlas, allá arriba de la sierra --y señala hacia la cumbres que van a caer al río Jataté--. Ellos hasta devolvieron las boletas, y preguntaron que por qué los maestros''. Israel, un joven promotor de educación, al escuchar a Juan exclama con irrefrenable enojo: ``Malhaya sus mentiras del gobierno''.
En otros pueblos sí hubo consulta pero, según Juan, la hicieron sobre todo con los niños en las clases.
``Por eso ha de ser que tuviera el 93 por ciento a su favor, como dicen del noticiero. Si no, no me lo explico'', remata.
Incursiones militares
Dos helicópteros del Ejército federal descendieron en Paso Hondo, comunidad del municipio constitucional Frontera Comalapa, y sus ocupantes permanecieron allí por espacio de dos días, ``en clara actitud intimidatoria'', denunció ayer la dirigencia estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
De igual manera, numerosas comunidades perredistas, de bases de apoyo zapatistas y otras organizaciones independientes han sido hostigadas por destacamentos del Ejército federal en las recientes semanas. No todos los casos logran ser denunciados a tiempo. Así ocurrió en Nuevo Matzam, adonde llegaron hace poco 10 camiones del Ejército con 80 efectivos y otro camión de Seguridad Pública. Los uniformados patrullaron las calles e interrogaron insistentemente a los campesinos: ``¿Llegan aquí los zapatistas? ¿con quién hablan? ¿Qué organización hay aquí? ¿Cuántas religiones tienen?''.
Denuncias similares han dado a conocer pobladores de Sinai, Nuevo Amatenango, Ranchería El Encanto, Rinconada, San José, La Nueva Esperanza, Hermosillo, Champa San Agustín, Santa Rosa, El Copán, Colonia Playa Azul, Ojo de Agua, Ejido Letrero, Colonia Honduras, y otras comunidades de esta región, comprendidas en los ``municipios autónomos'' San Pedro de Michoacán, Tierra y Libertad y Libertad de los Pueblos Mayas, en las demarcaciones ``constitucionales'' de Las Margaritas, Trinitaria, Ocosingo, Frontera Comalapa, Independencia y Siltepec.
Todo esto debe agregarse a los intensos patrullajes aéreos sobre las cañadas que vienen hacia la frontera desde Altamirano y Las Margaritas, y que pronto cumplirán dos semanas.
En Amatitlán, según informan campesinos provenientes de allá, opera un grupo paramilitar de priístas armados, apoyados por elementos del Ejército federal.
Los procedimientos cambian en las incursiones federales, dentro de determinados patrones. En unas poblaciones las patrullas militares ofrecen despensas, en otras incluso organizan partidos de futbol. En otras, la actitud es intimidatoria, interrogan a la gente, la amenazan como si estuviesen fuera de la ley.
Ayer, después de la incursión del Ejército federal en Paso Hondo, la dirigencia estatal del PRD expuso que las ``provocaciones, incidentes, incursiones militares en diversas comunidades son la constante en la vida de Chiapas'', y también que ``la actividad militar no se limita a operaciones rutinarias. Por el contrario, se desenvuelven en un contexto de acoso a determinados poblados, mientras que, en el centro de la entidad, grupos armados pro oficialistas portan armas para dirimir problemas de carácter social''.
A contrapelo del triunfalismo gubernamental que hizo a Roberto Albores Guillén echar a vuelo en Tapachula las campanas de la unanimidad de los chiapanecos (un zapatote de casi el 100 por ciento), el PRD insiste ``en la necesidad de establecer acciones concretas para distensionar las regiones de Chiapas'', donde se está a punto, continuamente, ``de provocar enfrentamientos''.
No son lo mismo las cuentas alegres que los días tremendos y la tensión realmente existente.
Por último, cabe mencionar que también se ha denunciado la existencia de paramilitares priístas en la comunidad de Sabanilla, en el municipio de Ocosingo, al parecer ligada a Paz y Justicia, del municipio de Sabanilla, y a los Chinchulines de Chilán. Así de difíciles son en Chiapas los días felices.