Los hombres más poderosos de Chihuahua cuentan con los candidatos de los dos más grandes partidos. Mientras el coordinador de la campaña de Patricio Martínez (PRI), es uno de los abogados más ligado a los intereses de la familia Terrazas, dueña de ``Cementos de Chihuahua'', a Ramon Galindo (PAN) se la organiza el ex precandidato panista, copropietario de esa empresa, Luis Enrique Terrazas.
La contienda electoral de julio próximo en Chihuahua tiene dos fuertes contendientes y un solo programa: el de los grandes intereses económicos. Con leves diferencias de matiz, la esencia de la propuesta de estos candidatos es prácticamente la misma: mantener sin variantes la política económica que se ha aplicado en el estado y en el país.
Ambos, una vez terminadas las contiendas internas se quitaron el disfraz. No hace mucho que Galindo enderezaba las más fuertes críticas públicas de un panista contra la administración panista, se declaraba simpatizante de Fox y de pensamientos contrarios a los del gobernante chihuahuense. Ahora enaltece la obra gubernamental de Barrio y se declara el principal activista de la campaña de éste en pos de la candidatura presidencial del blanquiazul.
Hace muy pocas semanas que, con el mismo fervor, el alcalde de la ciudad más violenta del mundo, según asienta la prensa estadunidense, despotricaba contra el centralismo. Ahora, tan agresivo discurso ha desaparecido de sus mensajes para dar lugar a propuestas generales y abstractas, sin que signifiquen un compromiso político. Enfrente, Patricio desplegó, en la campaña interna, un agresivísimo discurso contra su propio partido en el afán de atraerse votos de no pocos panistas. A los asistentes de algunas reuniones los llamó acarreados de ``30 pesos'' y habló pestes contra el corporativismo y las estructuras caducas del PRI. Reacio a criticar al gobierno del estado en la campaña interna, declaró que recibiría de su parte un enjuiciamiento severo después del 8 de marzo. Ya candidato elogió a la cúpula cetemista y los llamó a cerrar filas con el PRI.
Ambos coinciden en que las críticas al gobierno que se va, están fuera del contexto de la política local, ahora, afirman, es ``el tiempo de luchar por Chihuahua''. Una vez pasadas las garitas partidarias, los candidatos han adoptado una ``civilidad'' política que, por supuesto, no es aparente, es la desaparición de las líneas entre el PRI y el PAN. Ambos están de acuerdo en el modelo económico aplicado al estado, en el que se privilegia la promoción de la industria maquiladora como única solución al desempleo y en la llegada de inversiones extranjeras a esa industria como único estimulante de la economía del estado. Los dos carecen de una propuesta real para reactivar la producción agropecuaria y minera.
Un aspecto más los une: no terminaron la gestión anterior para la que fueron electos. A unos cuantos meses de ocupar una curul en la Cámara de Diputados, Patricio Martínez busca ocupar el más importante puesto en el estado. Galindo, por su parte, desde un año antes de terminar su encargo y con varios escándalos desatados en su administración, se lanzó a la aventura de sustituir a Francisco Barrio y comparte con éste un común denominador: haber gobernado, sin aumentar los márgenes de seguridad pública a que se comprometieron cuando eran opositores fervientes del régimen que hoy los cobija diligentemente.
Ellos lo afirmaron. Se acabaron los tiempos de la confrontación entre diferentes proyectos políticos. De ahora en adelante, la ciudadanía sólo tendrá que escoger entre los diferentes candidatos, que se van a distinguir entre sí, por el color de la corbata o su residencia. Los jerarcas pueden dormir con tranquilidad, ya tienen un solo partido. Según sea la necesidad, se presenta en blanco y azul, o en tres colores. Una cosa olvidan: la participación de los chihuahuenses nos llevará, más temprano que tarde, a desentrañar los intereses a que sirven estos candidatos.
Correo electrónico: [email protected]