Pueblos zapatistas, bajo sitio aéreo; tensión por la presencia militar: Menchú
Juan Manuel Venegas, enviado, y Manuel Carrillo, corresponsal, León, Gto., 26 de marzo Ť Rigoberta Menchú, indígena guatemalteca y premio Nobel de la Paz, llamó a impulsar una cultura de la paz en donde ``todos aceptemos y reconozcamos que vivimos en un mundo pluricultural, multilingüe y multiétnico''.
Al presentar su ponencia en el primer Congreso Internacional de Educación que organizan la UNESCO, la SEP y el gobierno de Guanajuato, dijo que hacia ese camino estamos obligados a reorientar el concepto educativo actual, que ha provocado la imposición ``de una cultura dominante sobre las culturas pequeñas o culturas en desventaja, acarreando marginación y exclusión''.
Por otra parte, en conferencia de prensa, indicó que durante su reciente visita a Chiapas encontró ``un clima de fuerte tensión'' en donde destaca la ``fuerte presencia militar a toda hora, en todo poblado y camino'', lo que puede derivar en actos de violencia en cualquier momento.
Manifestó que si bien detectó en las comunidades indígenas de Chiapas signos ``esperanzadores'' que reclaman la no guerra, persiste la desconfianza ya que ``nuevamente'' los pueblos indios están siendo marginados del debate en torno a iniciativas políticas y legales que les atañen directamente, por lo que reiteró su ``preocupación'' al observar su exclusión y que ``una vez más, otros sean los que discuten lo que es bueno o es malo para los indígenas''.
Durante su participación aquí en el congreso de educación, Menchú advirtió que un sistema educativo planteado en esos términos redituará en una sociedad más democrática ``y tendrá influencias significativas en la construcción de la paz''.
Esta cultura de la paz ``fundamentalmente se refiere al arte de negociación desde las perspectivas de la población, al arte de la reconciliación y el perdón desde las mentes de los niños y jóvenes. Propongo un planteamiento que signifique no heredar a nuestros hijos el rencor y la venganza, no heredar la intransigencia, dolor y odios que siempre resultan en conflictos que son amenaza para la paz de un país''.
Durante su ponencia, leída ante una población leonesa que colmó el auditorio del Centro de Convenciones, la indígena guatemalteca reconocida por su trabajo en defensa de la cultura y los derechos de los pueblos indios de América Latina insistió en advertir que si en las aulas de los sistemas educativos ``no se dan estos cambios, entonces será mucho más difícil el esfuerzo comunitario'' por alcanzar la dignificación y el reconocimiento no sólo de las comunidades rurales sino de las urbanas que sufren exclusión y marginación.
Para lograrlo, agregó, se requieren también reformas constitucionales, ``porque mientras desde las leyes de nuestros países no exista una relación intercultural, no existirá tampoco una visión y convivencia armoniosa de la sociedad''.
Cobijada en este concepto, subrayó que como embajadora de buena voluntad de la UNESCO llevará a todos los foros posibles la idea de introducir en la agenda educativa el tema intercultural, ``toda la visión intercultural que el mundo necesita ahora, toda la visión de una educación basada en los problemas sociales y preparar a nuestras generaciones para que tengan un papel integral, mediante su formación desde pequeños, en la resolución de los problemas que enfrentaremos en el próximo milenio''.
Hermann Bellinghausen, enviado, La Realidad, Chis., 26 de marzo Ť De día y de noche, las comunidades indígenas zapatistas viven bajo un permanente estado de sitio aéreo, y siempre en las cercanías de uno o varios campamentos y cuarteles del Ejército, pues no han dejado de incrementarse las posiciones militares ni el ingreso de nuevos equipos y armamento a la zona de conflicto.
Numerosos grupos especiales e ``interarmas'', en cumplimiento de las estrategias de sus mandos, se desplazan por los caminos y veredas con creciente movilidad. Al menos en esta región tojolabal, casi no hay pueblo que no haya sido visitado por el Ejército, o de menos sobrevolado con dedicación especial.
Los raids y las incursiones terrestres se dirigen siempre contra la población civil y no, al parecer, contra eventuales posiciones militares del EZLN.
``Toda la fuerza del Estado'' pende sobre miles de familias indígenas que, hace cuatro años, se inconformaron y convencieron al país entero de que era necesaria una nueva legislación para los pueblos indígenas.
Hoy pagan su osadía con la zozobra.
Virtual ocupación aérea
Aviones y helicópteros de la Fuerza Aérea, la Armada de México, la PGR y hasta sin matrícula de ninguna clase son los vehículos del aparatoso operativo interarmas e interinstitucional que se efectúa sobre la población civil estos días.
No pasa de las 8:30 antes de que rasgue el aire matinal el primer avión.
Da sus vueltas, y se va. Enseguida el primer helicóptero, y el segundo. (Ayer danzaron los dos simultáneamente sobre el caserío central de La Realidad.) Después llega la panza de dos colas del Aravá.
Como si al paso de los días estas naves scouts (exploradoras) de las fuerzas armadas fueran agarrando confianza, siguen, uno a uno, aviones y avionetas de distinto tipo.
El pasado día 24, por ejemplo, rondaron La Realidad nueve naves distintas, que practicaron 28 sobrevuelos, la mayoría muy rasantes.
Se dice fácil. Desde el 14 de marzo, ``día histórico para los indígenas mexicanos'', según se dijo entonces, para decenas de comunidades como La Realidad la cotidianidad, de por sí bajo los inconvenientes de la resistencia, adquirió carácter de amenaza inminente.
Para las comunidades de las Cañadas, los Altos, la zona norte y la frontera, centenares de ellas, cuando el gobierno dijo haber cumplido los acuerdos de San Andrés al enviar la iniciativa presidencial de ley sobre derechos y cultura indígenas al Senado, comenzó una nueva y peligrosa etapa de la escalada en su contra.
Los grupos aeromóviles (GEFES) de las fuerza armadas, así como de otras corporaciones, peinan las montañas de Chiapas, pasan rozando los techos y las copas de los árboles, mientras a sus pies ven erizarse de estacas los pueblos; pero no ven a qué grado la vida cotidiana está alterada.
Los campesinos han reanudado la inaplazable preparación de la tierra sembradía. Pero en grandes grupos. Los hombres organizan cuadrillas para efectuar la roza en condiciones de seguridad, y listos a enfrentar las eventualidades.
Jacinto, promotor de salud de otro pueblo, de visita en La Realidad, se pregunta ante las dificultades impuestas a los pueblos:
-¿Esa no es una violación de nuestros derechos humanos, como indígenas y como personas?
Justo entonces pasa sobre nuestras cabezas un avión de la Armada, matrícula MP III, y lo interrumpe. Ya ni insiste en lo que preguntaba.
Otra novedad es que se reanudaron los vuelos de rastreo nocturno, que se habían suspendido al comenzar los nuevos operativos diurnos.