Gonzalo Gutiérrez Trujillo
El nuevo Programa de Atención a la Salud del Niño, ¿realmente necesario?

Si los programas para atender la salud de los niños han tenido éxito durante los últimos años; si en México han logrado reducir rápidamente la mortalidad en la infancia y controlar e inclusive eliminar enfermedades, hasta hace poco muy frecuentes, para qué implantar un nuevo programa? ¿Es realmente necesario? ¿Se están ocultando fallas y problemas?, se preguntarán numerosos mexicanos histórica y justificadamente desconfiados.

El Programa de Atención a la Salud del Niño, propuesto por la Secretaría de Salud a través del Consejo Nacional de Vacunación, señala rezagos y problemas, identifica estrategias y políticas eficaces y, con base en ello, estructura el nuevo plan. Sería imposible en este espacio analizarlo cabalmente, pero considero necesario comentar algunos aspectos de interés público.

Las muertes evitables y los recursos disponibles. El Programa reconoce que se podrían evitar cerca de 15 mil defunciones en niños menores de cinco años. Las infecciones respiratorias agudas y las enfermedades diarreicas, responsables de la inmensa mayoría de estas muertes, son padecimientos de diagnóstico y tratamiento relativamente fáciles, que no requieren de tecnologías sofisticadas. El análisis cuidadoso de las defunciones, mediante estudios de campo en diversos estados, identificó que el problema principal es la mala calidad de la atención médica. En promedio, sólo el 10 por ciento no recibió atención previa y la mayoría la solicitó con oportunidad. Los errores médicos más frecuentes son el desconocimiento de los factores de mal pronóstico, las fallas en el diagnóstico de las complicaciones, la omisión de la información y de la capacitación de la madre en el cuidado del niño, y el abuso en la prescripción de medicamentos. El problema mayor no es el desabasto, es el abuso y el mal uso, sobre todo de antibióticos. Es aquí donde los médicos hemos caído en una trampa, en un error inducido por la dolosa propaganda de los laboratorios productores de medicamentos.

Un hallazgo importante de otras investigaciones fue identificar que los errores en la atención médica son más frecuentes en la medicina privada, que el riesgo de muerte para niños enfermos con diarrea o infección respiratoria aguda, es mucho mayor después de ser atendidos en un consultorio privado, que cuando acuden a una institución pública. Los datos están disponibles para el que lo dude.1-2.

La respuesta a esta seria problemática es la correcta capacitación clínica de médicos y enfermeras. El programa propone la creación de Centros Estatales de Capacitación, con características de excelencia, en las 32 entidades federativas. La tarea no es fácil, pero hay que iniciarla.

La salud y la capacitación de las madres. La sobrevivencia de la madre es condición básica para la salud del niño. En este aspecto es muy poco lo que se ha avanzado, así lo ha señalado el secretario de Salud en diversos foros. Se estima que cada año ocurren más de 7 mil muertes prevenibles en mujeres, principalmente por causas relacionadas con la función reproductora y con el cáncer. Una proporción importante está formada por mujeres, que dejan huérfanos de corta edad. Además del drama implícito en una muerte evitable, está el drama de la familia, con múltiples facetas. Una de ellas es el deterioro de la salud de los hijos, en los que la probabilidad de morir se eleva al doble y hasta el triple, como ha sido demostrado por diversos estudios. A lo anterior hay que agregar que la salud de las mujeres es precaria por otras causas: obesidad, diabetes e hipertensión. Y todo esto ocurre, por supuesto, predominantemente entre los pobres. Yo me pregunto, ¿en qué medida la postración de las áreas marginadas se debe en gran parte a que cada año miles de familias pierden a la madre o ésta sufre daños serios en su salud?

El Programa de Atención a la Salud del Niño considera entre sus prioridades cuidar la salud de las mujeres en general. Para ello, será necesarlo desarrollar estrategias eficientes de información y capacitación para que cuide en primer lugar su propia salud, pero además para que cuide mejor la de sus hijos. La organización sistemática de esta tarea, en todas las unidades médicas, nunca se ha logrado, por diversas razones, entre otras porque no la hemos asumido los trabajadores de la salud, ignorantes de su enorme trascendencia. Tampoco es esta una empresa fácil, y también hay que iniciarla. Pero no partimos de cero, hay ejemplos, pocos pero muy alentadores.

La columna vertebral del nuevo programa es la vacunación universal cuyas políticas, estrategias e instrumentos de trabajo han demostrado gran solidez, y porque ha logrado penetración e impacto en toda la población. Se le han agregado los programas de prevención y control de enfermedades diarreicas y de infecciones respiratorias agudas, así como el de nutrición. Este último tiene muchas aristas y tela de dónde cortar para otro artículo.