Manuel García Urrutia M.
¿Qué es el neoliberalismo?

En el seminario Europa y México: presente y futuro de una relación equilibrada, celebrado en la ciudad de México hace algunos días, con la presencia relevante de Felipe González y Mario Soares, ex mandatarios de España y Portugal, respectivamente, el presidente Ernesto Zedillo hizo en su intervención reflexiones interesantes pero, en mi opinión, hizo dos afirmaciones desafortunadas por su falta de sustento frente a la realidad y que dada la calidad de los invitados, seguramente, despertaron su incredulidad. Las aseveraciones cuestionadas se resumen así: ``Ahí está una paradoja para los que tienden a descalificar el esfuerzo de estos años diciendo `es neoliberalismo', algo que todavía nadie define ni explica, pero qué casualidad que con eso que algunos llaman neoliberalismo es cuando hemos podido prácticamente duplicar el gasto para las políticas de justicia social en nuestro país''.

La primera de ellas tiene que ver con la creencia de que se hace justicia social con el actual gasto público. Por la pérdida de valor del peso puede parecer que se destina más dinero a rubros sociales, pero a precios de hace quince años y con la población de esa época puede demostrarse que el tamaño del pastel, del presupuesto, es hoy más pequeño y por tanto, la tajada, la cantidad de personas que se benefician con el gasto social, es menor. Las políticas económicas neoliberales han hecho más pobres y concentrada la riqueza en menos manos. Esta lógica económica ya lleva recortado más de 27 mil millones de pesos al presupuesto. A los neoliberales no les interesa detener la pérdida del poder adquisitivo o el bienestar, sólo les obsesiona frenar la inflación para darle garantías a la reproducción del capital.

Lo segundo y más sorprendente es que el Presidente haya menospreciado el conocimiento de sus distinguidos huéspedes enfatizando que no hay quien haya definido lo que es el neoliberalismo. Bastaría analizar la orientación del gasto público --rescate carretero y de la banca, etcétera-- para tener una idea sobre el tema o podría acudirse a textos de Milton Friedman, pero es preferible citar a un ideólogo nacional no sólo para refrescar la memoria sino también para advertir que desde hace tres sexenios esta doctrina ha dominado nuestro entorno:

``La soberanía. Para el neoliberalismo la globalización y los procesos de integración regional son razones para declarar las fronteras como estorbo, el nacionalismo como caduco y la soberanía de la nación como preocupación del pasado. Habla por eso de un mundo sin fronteras ni naciones, de órganos supranacionales para regular no sólo los asuntos internacionales, sino también los internos... El Estado. El neoliberalismo coloca al Estado en un tamaño y responsabilidades mínimas, al margen de la vida nacional, indiferente a las diferencias y a las distancias entre opulencia y miseria; incapacidad para regular y revertir los excesos y abusos del mercado... La justicia social. Para el neoliberalismo el ámbito de la sociedad es solamente el de la participación individual... Para los neoliberales la justicia se resuelve sola. El crecimiento de la economía derramará en algún tiempo, en el futuro, beneficios que otros puedan aprovechar... La democracia. El neoliberal está comprometido con un modelo de democracia que sólo considera al individuo aislado y no a sus formas de organización. El campo. Para el neoliberalismo, ésta es una actividad económica sujeta a las mismas reglas del mercado sin historia y sin pueblo... Los indígenas. Para el neoliberal las comunidades indígenas son rémoras del pasado que convendría desaparecer... La alimentación, la vivienda, la salud y la calidad de vida. Para el neoliberal éstos son asuntos de cada individuo o familia en cuya prestación y contenidos el Estado no tendría participación alguna''.

Esta lección nos fue dada en el 63 aniversario del PRI, en marzo de 1992, por Carlos Salinas de Gortari para matizarlo con algo denominado ``liberalismo social''. Podría añadir sobre el afán privatizador de los neoliberales de los recursos naturales del país, del discurso manipulador que se hace del nacionalismo para ver fantasmas de división o promover ánimos xenofóbicos mientras se entrega el país a los dictados del FMI, pero lo dramático está en la desmemoria. No aprendemos.