Astillero Ť Julio Hernández López
Jorge Fernando Bastida Gallardo trabajó durante 32 años para la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con un salario por día que, actualizado a 1996, cuando se jubiló, era de 395 pesos con 5 centavos.
Por ello, cuando fue pensionado recibió 252 mil 851 pesos con 75 centavos como prima de antigüedad que, siendo para cualesquier otro trabajador una riqueza acumulada en décadas de trabajo, resultó para él, sin embargo, una auténtica bicoca, comparada con la masa financiera que manejó y poseyó en el Grupo Financiero Anáhuac, puesto en estos días bajo la lupa de la investigación antinarcóticos entre otras cosas por haberle vendido al cártel de Juárez que fue de Amado Carrillo, el famoso Señor de los cielos, un paquete accionario del Banco Anáhuac de 82 millones de pesos.
Bastida Gallardo logró su sospechosa prosperidad, según las indagaciones iniciales sobre el asunto, mediante una fórmula sencilla: la cercanía con Leonardo Rodríguez Alcaine, dirigente por décadas del sindicato nacional de trabajadores de la industria eléctrica, y con familiares y empleados del citado señor Carrillo.
Apellidos en el vendaval
Convertido en representante de los intereses económicos de ambos personajes, Bastida Gallardo ha emergido como un prestanombres cuyos enredos financieros han concitado la aparición de nombres y apellidos famosos: Jorge Hurtado Horcasitas, Federico de la Madrid, Alicia de la Madrid de Rafael y Ricardo Rafael de la Madrid, quienes son, respectivamente, sobrino, hijo, hermana y sobrino del ex presidente Miguel de la Madrid; Rodolfo Zedillo Ponce de León, hermano del actual Presidente de la República; y hasta Diego Fernández de Cevallos en su calidad de abogado de los intereses del grupo financiero dominado por el narcotráfico.
A reserva de que las investigaciones oficiales produzcan resultados jurídicamente válidos, el escándalo del Banco Anáhuac ha exhibido de manera descarnada los vericuetos en los que deambula la insultante riqueza de los líderes cetemistas. Haya o no conclusiones formales de la autoridad que alcancen a personajes como Rodríguez Alcaine, los indicios hasta ahora disponibles muestran sin temor a duda alguna jineteos financieros de charros sindicales y oscuros pasajes de güeros dirigentes.
Para empezar, el señor Bastida Gallardo era un trabajador de base, ``común y corriente'', según la descripción de la oficina cetemista de prensa, que ocupaba el ínfimo cargo de coordinador de sección II, adscrito a la jefatura, en la subgerencia de medición de la gerencia comercial, perteneciente a la gerencia comercial, adscrita a la subdirección de distribución de la CFE. Sin embargo, presumía de una gran amistad con Rodríguez Alcaine y hay menciones no desmentidas de que recibía contratos para servicios gastronómicos pues, junto con su esposa, María Teresa Martínez, que también habría sido empleada de la CFE, tenían una empresa encargada de esos menesteres.
Hablando siempre de representar los intereses económicos de Rodríguez Alcaine, a título de asesor financiero, Bastida Gallardo intervino en las maniobras mediante las cuales Vicente Carrillo Leyva (hijo de Amado Carrillo, y novio de Gabriela Bastida, hija del millonario trabajador electricista) se hizo del paquete accionario del Banco Anáhuac. (Por cierto, otro de los accionistas del grupo financiero mencionado fue José Luis Sánchez Pizzini, involucrado en un fraude por 241 millones de pesos contra el Instituto Mexicano del Seguro Social, institución que ha sido dirigida por dos delamadridistas como son Emilio Gamboa y Genaro Borrego).
Desde luego, las versiones personales de un perseguido por la justicia, como es hoy Bastida Gallardo, no pueden ser tomadas como base fidedigna para inculpar a alguien, pero Rodríguez Alcaine despliega frente a propios y extraños tales evidencias de abundante riqueza que, como en el caso del trabajador de 395 pesos con 5 centavos de sueldo, no parecen corresponder ni remotamente con su salario de obrero, así fuese éste incrementado con bonos, compensaciones y gratificaciones que le fuesen otorgadas por su carácter de dirigente.
Pero, aún más, Rodríguez Alcaine siempre ha estado relacionado con hechos que tienden a llevar las riquezas sindicales o colectivas a bolsillos privados. Su involucramiento en la quiebra del Banco Obrero, por ejemplo, ha sido otro punto de alta suspicacia respecto a la conversión del sudor de los trabajadores en lujos y riqueza individuales.
Un regalito para el cardenal
Recién confirmado como sucesor definitivo, y ya no interino, de Fidel Velázquez, Rodríguez Alcaine ha tropezado con la piedra que él mismo ha contribuido a convertir en una verdadera roca: los periodistas. Agresivo, ofensivo e insolente, el líder electricista sostiene forcejeos verbales con los reporteros ante los que no sólo ofrece de manera frecuente una muestra descuadrada de senilidad sino, en casos delicados como el aquí narrado, declaraciones y confesiones que pesan en su contra.
Este miércoles recién pasado, por ejemplo, se negó obcecadamente a enfrentar con serenidad las acusaciones de las que es objeto, y alegando ser víctima de embates de enemigos y opositores, simplemente dijo que presentará una demanda contra quien lo embarra en asuntos de narcotráfico.
Pero, además, cuando se le preguntó si era cierto que tiempo atrás había regalado un automóvil (presuntamente un Grand Marquis, cuya propiedad se habría conocido al producirse un asalto contra el religioso) al cardenal Ernesto Corripio Ahumada, el líder de los millones de trabajadores de mínimos emolumentos aceptó: ``Eso es absolutamente cierto. Era un carro mío. El cardenal es una gente muy querida por mí y mi familia, y cuando le chocaron su carro, y se quedó sin vehículo, le regalé el mío''.
Luego, acosado por la prensa en relación con su presunto
involucramiento en negocios con el cártel de Juárez, el líder
cetemista perdió la poca paciencia que le quedaba y arremetió contra
sus interlocutores, hasta llegar al final con una peculiar
ejemplificación para demostrar su estado de ánimo:
-Una cosa muy sencilla: qué van a decir sus familiares y amigos de que
yo diga que Cerón (Javier Cerón Espinosa, reportero de El
Universal que ha seguido el tema con amplitud) es putoÉ
Es cierto que el exceso de disparates pronunciados por Rodríguez
Alcaine (conocido también como La güera, Periquín o El
cuñado de los periodistas) ha generado una especie de
anestesiamiento de la opinión pública, que cada vez se asombra menos
de los desbarres del capilarmente entintado líder, pero el
narcoenredo en el que ha aparecido ahora el cetemista pudiera
convertirse en el peor golpe recibido por la antaño poderosa central
obrera, que hoy ya es inútil y estorbosa para el sistema político y
económico vigente.
Astillas: Este domingo el PRI elegirá en Baja California a sus
candidatos a presidentes municipales y diputados locales. A diferencia
de Chihuahua, donde se autorizó un proceso abierto, en la entidad
peninsular se mantuvieron esquemas tradicionales en la mayoría de los
casos y en otros se explorarán algunos mecanismos híbridos, de cierto
avance democrático. Destacan las participaciones del senador Amador
Rodríguez Lozano y del cónsul mexicano en Seattle, Hugo Abel Castro
Bohórquez (amigo personal del presidente Zedillo), como precandidatos
a presidentes municipales de Tijuana y Mexicali, respectivamente, y de
Jaime Martínez Veloz como precandidato a diputado local por el
distrito que comprende el sur de Tijuana pero tiene cabecera en
Rosarito.
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