La Jornada jueves 26 de marzo de 1998

Alejandro Nadal
Simulación, recortes y prioridades

¿Quién elaboró el proyecto de presupuesto federal enviado al Congreso en octubre del año pasado? La pregunta es importante porque ese documento era obsoleto antes de ser aprobado, y la SHCP debió saberlo. La respuesta dice mucho sobre la capacidad de simulación del gobierno y la incompetencia de sus economistas. Los recortes al presupuesto son una consecuencia de la vulnerabilidad externa en la que la estrategia neoliberal ha llevado al país.

Las metas sobre crecimiento, finanzas públicas, tasas de interés, empleo e inflación planteadas en ese documento dependían crucialmente de las previsiones sobre tipo de cambio y cotizaciones del petróleo mexicano de exportación. El presupuesto fue aprobado en una alianza PRI-PAN, pero apenas cinco semanas después, el nuevo titular del ramo anunció sorpresivamente que la caída en los precios del petróleo obligaba a un recorte del gasto público de 18 mil millones de pesos. Parecía que la caída en las cotizaciones llegaba como relámpago en un día sin nubes.

¿Cuánto tiempo tenía el crudo mexicano de cotizarse a la baja en el mercado internacional? Aproximadamente once meses. En octubre 1996 el precio de la mezcla mexicana era 22.20 dólares barril, en enero de 1997 bajó a 20.52 y en junio a 15.32. En diciembre alcanzaría 13.43, y en enero de este año, 11.82.

Haciendo caso omiso de esta persistente tendencia a la baja, el proyecto de presupuesto enviado a la Cámara estimó un precio promedio para todo 1998 de 15.50 dólares el barril. Ni el aumento de la demanda estacional en invierno podía sostener ese promedio para todo 1998. Además, las tendencias sobre crecimiento de las principales economías del mundo, sobre todo en el contexto de la crisis en Asia, no podían justificar apostarle a un repunte en la demanda mundial de crudo. La evolución de los contratos futuros de las refinerías norteamericanas con proveedores como Venezuela hacían todavía más absurdo ese pronóstico.

De la misma manera que los economistas del sexenio de López Portillo, los del dúo Salinas-Zedillo han manejado las exportaciones petroleras con ignorancia y superficialidad. La irresponsabilidad de los funcionarios involucrados es mayúscula. Si trabajaran en empresas privadas serias, hace tiempo habrían sido despedidos. En contraste, el señor Ortiz se instala en el Banco de México, un puesto que requiere competencia y credibilidad.

El ejemplo del secretario de Energía es alarmante. En una entrevista declaró el 23 de febrero que se expandía la plataforma de exportación petrolera hacia Estados Unidos porque permitía maximizar utilidades.

En efecto, en 1997 las exportaciones petroleras aumentaron como nunca. El promedio de exportaciones para el año pasado alcanzó 1.7 millones de barriles diarios. Es el promedio más alto en la historia de México. El pico más cercano está en 1984 cuando el promedio fue de 1.5 millones de barriles diarios. ¿Nunca pensó el señor Téllez que precisamente ese aumento en las exportaciones contribuyó a presionar los precios a la baja?

México mantiene un fuerte grado de vulnerabilidad externa. Los señores Zedillo y Gurría repiten incansablemente que la crisis proviene de factores externos. Siempre habrá factores externos más o menos desfavorables. El punto es si se cuenta con una estrategia económica que permite enfrentarlos o si sólo se aumenta el grado de vulnerabilidad.

Por ejemplo, el peso desmedido de los ingresos petroleros en la hacienda pública no se debe a factores externos, sino que es el resultado de la reforma fiscal del gobierno salinista. Esa reforma fiscal, diseñada por el señor Aspe, condujo a la reducción de impuestos entre 1989-1991 y benefició a grandes empresas y grupos corporativos. Esta baja debía compensarse con una ampliación de la base impositiva. La compensación vino por los ingresos petróleros que pasaron de 23 por ciento de los ingresos fiscales totales en 1991, a 27 por ciento en 1993, a 35.5 por ciento en 1995 y a 36.6 por ciento el año pasado.

Las cifras no mienten. La vulnerabilidad externa es creación de los gobiernos Salinas-Zedillo. Aún con el nuevo acuerdo entre productores para reducir la oferta, vendrán más recortes porque no se podrá revertir totalmente la caída en precios. Y los rubros que no serán afectados por los recortes revelan las prioridades del gobierno zedillista más allá de toda simulación: rescate bancario y carretero, deuda externa y gasto militar.