La Jornada 23 de marzo de 1998

Llama Saramago a una ``insurrección ética'' de conciencias sobre Chiapas

Martha García Ť A dos días de su retorno a Europa, el escritor portugués José Saramago hizo un llamado ``a que las conciencias despierten'' ante la situación de los indios de Chiapas. ``No pido un levantamiento sino eso que llamo una insurrección moral, desarmada... una insurrección ética''.

Entrevistado al término de un acto conmemorativo por los muertos de Acteal, convocado ayer por diversas organizaciones civiles en el Angel de la Independencia, los informadores tuvieron una respuesta tajante a la pregunta de si el autor sugería algo al gobierno mexicano: ``es al pueblo de México al que corresponde exigir a sus autoridades lo que tienen que hacer'' en relación con el problema chiapaneco.

Recalcó que ``no puedo señalarle nada, soy un extranjero, un escritor'', y como en cualquier otro país, asentó, ``toca al pueblo bajar a las calles y no esperar a que los gobernantes decidan todo''.

Recordó que una vez en Europa escribirá sobre Chiapas, ``esa herida profunda de cuerpo del pueblo mexicano'', e indicó que le espera trabajo para diversos diarios.

``No puedo llegar aquí, ver lo que he visto y quedar callado; si con la voz no quedo callado tampoco con la pluma, para decirlo así, la dejaría inerme'', apuntó.

En lo que calificó de ``una injerencia más'', había prometido regresar a Chiapas ``aunque México quede en segundo plano'', porque para el literato, ``como en México no faltan otros Chiapas, no tendré más remedio que venir''.

Saramago confesó que no hay riesgo de que olvide su viaje por el sureste mexicano. Se refirió a su intención de hablar, de mantener ``viva esa llama del estoicismo de los indios chiapanecos, a esa capacidad de sufrir y de estar por encima del sufrimiento.

Aquello que vio, sostuvo, no es otra cosa que ``una dignidad tremenda que nos deja sin palabras''. Dijo que se va de aquí ``con la conciencia más humanizada'', con ese algo que le hacía falta en la vida ``para comprender mejor a la gente''.

Antes consideró que ``toda la sociedad civil debería mirar a Chiapas, respetar a la gente que está ahí, no sólo a los indios con siglos de injusticia y humillación, pero también entender mejor y hacer más justicia a aquellos que se levantaron para defender a los indígenas''.

Su andar, junto con su esposa Pilar, por Acteal y Polhó, señaló, ``ha sido mucho más que una experiencia'', el ``entrar a un ideal distinto de conocimiento de las cosas'' a partir de lo cual confirmo ``la conciencia, eso que hemos llevado milenios y milenios a construir dentro de nosotros; eso que llamamos razón, eso que llamamos sensibilidad, eso que llamamos inteligencia''.

Esta es una condición, apuntó, ``para comprendernos más, si no la usamos para eso, si no vamos o no intentamos ir a donde está el sufrimiento, a donde está la muerte, a donde está la humillación, entonces hay que preguntarnos ¿para qué nos sirve la conciencia?''.