La Jornada 23 de marzo de 1998

Inviable, cerrar el registro de asociaciones religiosas

José Antonio Román /I Ť Las reformas constitucionales en materia de religión no se hicieron en función de una sola iglesia, sino para el conjunto de las que se encuentran establecidas en el país. En ese sentido, el panorama de las asociaciones religiosas del México de hoy ``no es estático'', está en continuo movimiento y cerrar su registro sería tanto como negar la movilidad y el dinamismo del mosaico religioso existente, afirmó el subsecretario de Gobernación Guillermo Jiménez Morales.

En la primera entrevista que concede luego que hace dos meses tomó posesión del cargo, el ex embajador de México ante el Vaticano habló también sobre la función que ha desempeñado la Comisión Nacional de Intermediación en el caso Chiapas. ``Me parece que es muy claro que la Conai no ha sido neutral ni equidistante de las partes en conflicto, como obligaba su papel'', señaló el funcionario.

Incluso, Jiménez Morales agregó que dicha comisión, presidida por el obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García, debe revisar a fondo su papel y sus objetivos, para poder contribuir verdaderamente a la reconciliación y la paz en la zona.

En esta parte de la entrevista, el político originario de Huauchinango, Puebla, tres veces diputado federal, gobernador de su entidad (1981-1987) y presidente de la Gran Comisión en la Cámara de Diputados durante la 54 Legislatura (1988-1991), hizo un balance de los casi seis años de relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano y de los casi siete de las reformas constitucionales del presidente Salinas sobre la religión.

Además, subrayó, el trabajo permanente y de largo plazo que todos los mexicanos y los sectores sociales están llamados a realizar en favor de la cultura de la tolerancia y del reconocimiento de un país con una pluralidad creciente, no sólo en el aspecto religioso, sino también étnico, político y cultural.

Para la entrevista, realizada en sus oficinas del penthouse del edificio que ocupa la subsecretaría a su cargo en la calle de Liverpool No. 3, en la colonia Juárez, el veterano priísta eligió premeditadamente sentarse en un sofá a cuyas espaldas aparece un retrato de Benito Juárez, y se refirió al mismo insistentemente como el gran formador del Estado mexicano.

-¿Cuál es el balance que podría hacer sobre las reformas constitucionales y del establecimiento de relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano? ¿Ha habido beneficios reales para el Estado y el gobierno mexicano en esa relación? Si los ha habido, ¿cuáles son desde su perspectiva, pues hay quienes afirman que México no necesitaba tales reformas ni tener esas relaciones diplomáticas? ¿Tienen razón los grupos que piensan así?

-Permítame contestarle con una anécdota histórica, que me dio a conocer un colega del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. A raíz de la separación entre el Estado y las Iglesias en 1905, Francia y la Santa Sede rompieron relaciones diplomáticas. Después, durante la Primera Guerra Mundial, Francia no tenía diplomáticos en el Vaticano que pudieran contrarrestar las acciones y gestiones de otros gobiernos, los cuales sí tenían diplomáticos acreditados allí. La consecuencia de ello fue que, una vez terminada la guerra, Francia decidió restablecer sus relaciones con el Vaticano, pues era evidente que siempre es mejor tener relaciones que no tenerlas.

Las relaciones entre el Vaticano y México han mostrado mutua utilidad

Además de ello, quiero decirle que las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y México han mostrado a lo largo de estos años su bondad y utilidad mutua. Los beneficios reales han sido todos para quienes son el objeto del interés común de esta relación, es decir para los mexicanos. Sería largo extenderme aquí sobre los temas específicos, pero puedo mencionar rápidamente los de desarme y seguridad internacionales, solución pacífica de las controversias, migración y derechos humanos, por dar sólo unos ejemplos.

Por otra parte, hay que señalar que las reformas constitucionales no se hicieron en función de una sola Iglesia, sino para el conjunto de agrupaciones religiosas establecidas en el país. Así que las razones que llevaron al establecimiento de relaciones diplomáticas con la Santa Sede son de un orden distinto a las que condujeron a la reforma constitucional en materia religiosa. A propósito de ésta, creo que las relaciones han ganado en trans-parencia y en el mejor ejercicio de los derechos de los creyentes, a través del reconocimiento de sus asociaciones religiosas.

-De acuerdo con denuncias públicas de líderes religiosos e Iglesias minoritarias, existen entidades donde ocurren casos graves de intolerancia en la profesión de su fe. La subsecretaría a su cargo tiene identificados algunos estados o municipios donde se sucedan estos fenómenos de manera constante ¿Se puede hablar de ``focos rojos'' de intolerancia en el país?

-La generación y fortalecimiento de una cultura de la pluralidad y la tolerancia en nuestro país es una obra que requiere un esfuerzo permanente y de largo plazo, que todos los mexicanos tenemos que construir con paciencia y, sobre todo, con responsabilidad. La intolerancia se da sobre todo allí donde hay menos información, en las comunidades apartadas o en las localidades más pequeñas, donde las comunidades están acostumbradas al monolitismo social y los dirigentes de algunos lugares no saben que es su responsabilidad garantizar el respeto mutuo en la diversidad de creencias.

Me parece que todos debemos contribuir a terminar con el ``clima de linchamiento'' que en ocasiones se genera y favorecer, por el contrario, una cultura de la tolerancia, en el respeto a nuestra pluralidad creciente, no sólo religiosa, sino étnica, política y cultural. La subsecretaría a mi cargo tiene como una de sus prioridades el impulso a esta cultura de la tolerancia, lo cual haremos mediante todo tipo de campañas informativas, comenzando allí donde pensamos que es más necesario.

-Hay voces, sobre todo dentro del episcopado mexicano que plantean ya una nueva revisión de las reformas constitucionales. ¿Desde su punto de vista es conveniente pensar en esa posibilidad? ¿Existen razones suficientes y fundamentadas para que algunas Iglesias tengan en mente este planteamiento?

-Existen más de cinco mil asociaciones religiosas en nuestro país, y encontramos opiniones diversas al respecto. Hay quienes, dentro y fuera de estas asociaciones, están conformes con las reformas de 1992, hay quienes no quedaron satisfechos con las mismas y hay quienes plantean un regreso a la situación previa. En eso consiste la democracia, la pluralidad y la libertad de expresión que se dan en un estado de derecho.

De cualquier manera, debemos recordar que la Constitución es la Carta Magna con la que los mexicanos, de manera soberana, nos hemos dotado para que rija nuestro comportamiento político. En consecuencia, corresponde únicamente al pueblo soberano modificarla.

-Hasta ahora, como usted dice, están registradas más de cinco mil asociaciones religiosas ante la Secretaría de Gobernación. ¿Este registro se continuará de manera indefinida?, pues en un encuentro con líderes católicos, algunos coordinadores partidistas en la Cámara de Diputados, entre ellos el de Acción Nacional, plantearon la posibilidad de suspender este registro.