Masiosare, domingo 22 de marzo de 1998
David Brooks/Washington
Un día en Nueva York
El lunes pasado fue un día peculiar en NY. La policía arrestó a tres hombres en un sitio de taxis que, en vez de transportar pasajeros, funcionaba como un servicio de entrega de cocaína y heroína a clientes por todo el Bronx. Se presentaban como radiotaxis y eran más bien narcotaxis. Un hombre que acaba de comprarse un vehículo usado en una subasta de autos confiscados por el gobierno municipal, se encontró con el cadáver de una mujer en la cajuela. A unos pocos kilómetros fuera de la ciudad, el ex jefe de policía y su hijo (teniente en la misma fuerza) del poblado de Camden, Nueva Jersey, se declararon culpables de corrupción y extorsión al recibir sobornos a cambio de protección de actividades de prostitución, juegos de casino ilegales y ventas ilegales de alcohol. En la zona ``de moda'' de Soho, el dueño de la tienda Evolución: Historia Natural de Soho, admitió su culpabilidad por haber vendido ilegalmente cráneos y huesos de indígenas estadunidenses, además de restos de animales en peligro de extinción.
No que no, sí que sí
La CIA admitió haber tenido conocimiento de versiones según las cuales ``decenas de personas y un número de empresas conectadas de algún modo con el programa de la contra (nicaragüense)'' estaban involucrados en el narcotráfico. El inspector general de la CIA Frederick Hitz declaró en una audiencia legislativa que ``hubo instancias donde la CIA no rompió relaciones, de una manera expedita o consistente, con individuos que apoyaban el programa de la contra que se alegaba estaban participando en actividades de narcotráfico, ni se tomó alguna acción para resolver las acusaciones''. Agregó que los alegatos incluían actividad de narcotráfico a EU. Sin embargo, negó nuevamente la existencia de pruebas que indicaran la participación directa de la CIA en traer drogas a Estados Unidos, una acusación que fue centro de una controversia provocada por un reportaje sobre el asunto en el periódico San José Mercury News..
Votar es un beber, perdón, deber
En Chicago, las elecciones primarias para puestos locales y estatales coinciden en algunos años, como lo hizo esta semana, con la celebración del Día de San Patricio, santo del pueblo irlandés. La comunidad irlandesa en esa ciudad es enorme y ocupa un buen segmento de la clase política local. El problema es cómo evitar interferir con las celebraciones irlandesas durante el día electoral. La solución, informó TheWall Street Journal, fue instalar casillas dentro de las cantinas. Una posible consecuencia: que muchos han de despertarse con la cruda el día siguiente tratando de recordar por quién votaron.
en Zacatecas
¿Que los debates electorales habían llegado para quedarse? José Marco Antonio Olvera, aspirante del PRI a la gubernatura de Zacatecas, cree que no: ``No estamos de acuerdo con el concepto de debate, porque nuestros paisanos no son afectos a este tipo de situaciones''. La declaración del abanderado priísta ocurrió durante su campaña electoral... en Los Angeles, California, donde estuvo en gira de tres días.
Pepe Olvera, como le dicen sus seguidores, fue a California a tomar la protesta de los comités de apoyo a su candidatura. ``Venimos en busca de la voluntad y la simpatía de los zacatecanos que habitan aquí; no por su dinero.
La agenda de Olvera en Los Angeles fue muy intensa. Por ejemplo, un día cenó en la birriería Tepechi, al ritmo de tambora. Otro día comió en el restaurante Pepe's y Margaritas, donde su paisana María Guadalupe Velazco López demandó una purga en el PRI ``a fin de expulsar a los comunistas''.
Pero el momento estelar de Pepe Olvera fue en un programa radiofónico que se transmite por la emisora KTNQ, de gran audiencia en el sur de California. Ahí, según nota de El Sol de Zacatecas, ``no faltó la Carola que se ofreció a ser la Monica Lewinsky de Zacatecas al ganar Olvera y convertirse en el gobernador''.
El Partido Acción Nacional propone una segunda vuelta electoral en el año 2000. Si ninguno de los contendientes alcanza la mayoría absoluta, dicen los panistas, tendría lugar otra votación donde sólo competirían el primero y el segundo lugares. ¿Cuáles serían las opciones de millones de votantes? El Departamento de Investigación y Encuestas a Modo de Masiosare ofrece las siguientes opciones. Acierte y gane. Envíenos sus respuestas. Si le atina, después de los comicios del 2000 recibirá un ejemplar de los acuerdos de San Andrés autografiado por el senador Marco Antonio Bernal. La segunda vuelta será entre:
1) Vicente Fox y Cuauhtémoc Cárdenas.
2) José Angel Gurría y Vicente Fox.
3) Bartlett por el PRD y Madrazo por el PRI.
4) Francisco Labastida y Fox.
5) Carlos Castillo Peraza y Alfredo del Mazo.
6) Francisco Barrio y Bartlett.
7) Emilio Chuayffet y Castillo Peraza.
Los viejos y los no tan viejos políticos del PRI recuerdan -casi siempre emocionados- una de las lecciones que recibieron en sus primeros años en el Sistema. En política, decía el sabio Adolfo Ruiz Cortines, todos tenemos que aprender a comer sapos: plato grande para los colmilludos, platito para los pollos.
Poca cosa.
Durante seis meses, los diputados no comieron sapos, sino amibas, heces fecales, tierra y jabón, que eran los aderezos de los platillos en el restaurante Los Cristales del Palacio Legislativo de San Lázaro.
Sólo en el lugar donde se preparaban las ensaladas, un laboratorio de la Universidad Nacional Autónoma de México encontró 15 mil colonias de bacterias.
¿Cuántos sapos comieron los próceres de la Patria? Sólo entre septiembre y diciembre de 1997, en la Cámara baja se distribuyeron 102 mil 736 vales de comidas. Por eso resulta extraño que sólo 60 diputados se hayan enfermado.
Oscar Levín quiere la guerra. Segundo del PRI en el Distrito Federal, el ex delegado en Alvaro Obregón que alguna vez se encargara de las relaciones oficiosas del gobierno mexicano con los sandinistas, quiere pelear con el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas en todos los frentes. Levín, el duro, el enemigo de Francisco Labastida (al menos en una época), desearía que las batallas en la Asamblea Legislativa fueran más cruentas, que en las calles siempre hubiera marchas de vendedores ambulantes y que los trabajadores del gobierno del DF apretaran a los inexpertos funcionarios perredistas con paros y protestas. Pero no todos comparten su ánimo guerrero. Y por eso, a sus cercanos, Levín les dice que Manuel Aguilera Gómez es un colaboracionista.