Una sociedad perfecta es utópica, pero no la justicia: Susan Sontag
César Güemes/ II y última Ť Decididamente, ella, que fue y es tan seguida por su obra ensayística, optó por la novela. De modo que trabajos como Sobre la fotografía o La enfermedad como metáfora, son ya históricos. Susan Sontag quiere dedicarse a narrar, como lo hizo con Estuche de muerte, o con la novela más cercana, El amante del volcán. Así encontramos a la escritora.
--De la misma manera en que se interesa por la situación de Bosnia, ¿se ha preocupado por una región geográfica como México, más próxima, sabe de los zapatistas y de sus propuestas?
--Sé lo que leo en los periódicos. Ahora estoy revisando un trabajo de Enrique Krauze sobre historia de México. Pero no creo saber lo suficiente del país para emitir opiniones.
--En su momento, cuando comienza a escribir, la pelea por defender el uso de drogas era distinta a la de hoy. Parece que la única solución es legalizar su consumo. ¿Está de acuerdo?
--Por mi parte no consumo drogas. Y sospecho que tengo las mismas opiniones que tendría cualquier otra persona, pero no las expongo seriamente porque no poseo un conocimiento especial.
Defender el lenguaje
--Hable entonces de cuántas horas dedica a escribir novela.
--De eso sí me gusta hablar. Ahora mismo estoy trabajando de 14 a 15 horas diarias porque debo entregar mi más reciente libro en julio, y todavía me faltan tres capítulos. Entonces, trabajo día y noche.
--¿Es posible dividirse para hacer novela y ensayo, es usted dos mujeres cuando escribe?
--No, porque ya no escribo más ensayo. Lo dejé. El primer texto de ese tenor que he trabajado recientemente es para la ponencia en el ciclo de conferencias. Y me costó mucho trabajo, porque me tuve que salir de la novela. Muchos escritores excelentes, como el propio Carlos Fuentes o Coetzee van y vienen entre ficción y ensayo. Octavio Paz va de la poesía al ensayo. Y observo que es una manera de pensar muy distinta.
``Para mí es tremendamente difícil regresar a la ficción cuando me voy al ensayo y viceversa. Entonces elegí escribir novela y dejé ya el ensayo. De vez en vez escribo algún prefacio, algún texto para conferencias, pero nada más.''
--Si para el ensayo, como lo ha venido diciendo, requiere de información de primera mano, ¿para la novela se permite irse un poco por el lado de la intuición?
--No podría decir lo que es intuición en la novela en el sentido estricto de la palabra. Más bien me planteo la escritura de una obra como si tuviera que armar un rompecabezas. Entonces, hay algo que se siente al escribir que es más cercano a la inspiración que a la intuición. Si buscas y rebuscas la manera de cómo escribir un enunciado, de repente se te viene a la cabeza la frase, el ritmo, todo, y es muy posible que no sepas de dónde viene. Hay ocasiones en que escribes diez páginas de un tirón, lo cual equivale a un regalo de Dios. Y en otras puedes estar trabajando todo el día sobre la página y aparecen tres oraciones que son un fiasco.
--¿Qué es más labor de los escritores, defender el lenguaje o reformarlo en la medida de sus necesidades?
--Creo que es trabajo de los escritores defender el lenguaje. Hay una norma del lenguaje que baja por las banalidades que no paran de transmitirse por la televisión. La norma por la que se rigen muchas personas para hablar viene de los medios electrónicos y no del lenguaje escrito, ya sean libros, periódicos o revistas.
``Incluso antes la lengua hablada era como más pertinente, más del pueblo. Había personas que hablaban muy bien, pero ahora los que hablan bien son vistos como presumidos. De modo que es una moda esto de hacer el lenguaje más crudo y más incoherente. Y pienso que los escritores están influidos por todo esto. Cuando uno se pregunta por qué se volvió escritor o escritora, la respuesta es: porque uno se enamora de la forma de la literatura, o sea, del lenguaje.''
Hacer lo que se ama y respeta
--En los años sesenta hubo una fuerte pelea por alcanzar una sociedad utópica, francamente irrealizable. ¿Pasa lo mismo con la justicia?
--Una sociedad perfecta es utópica, pero no la justicia. En todo caso, pensemos en la honestidad, que no es más imposible que la justicia. Sin embargo, esta pregunta es típica del tiempo que vivimos. Es algo que debo tocar en mi conferencia. La verdad es que las personas parecieran obligadas a tener niveles de vida muy altos. Claro que hay algo como la justicia, todo mundo lo sabe, pero sí es claro que las personas están muy interesadas en imitar a quienes tienen un nivel de vida alto.
--Entre todo esto que nos dice, que vive, que escribe, que observa, ¿es feliz?
--Dudo en cómo responder a eso. Pero te diría que no. Lo que sí hago es vivir la vida que quiero, lo cual es un privilegio enorme. Además, un privilegio de muy pocas personas. Hay muchas satisfacciones y placeres en mi vida. Así que soy privilegiada porque hago el trabajo que amo y respeto. Pero no, no soy feliz. Ahora, complemento: no soy feliz, pero eso no es importante.
--¿La vida misma de escritora no la hace sentirse plena, no basta?
--Haber escrito es algo que sí me hace sentir plena, en todo caso. Es cierto, para regresar a la pregunta inicial, que escribo desde hace 35 años. Siempre he escrito. Al contrario de lo que yo pensaba, cada vez se va haciendo más difícil escribir. Cada año que pasa, sé más. Y pienso, cuando logro un buen escrito, que ya no avanzaré más. Cuando hacía El amante del volcán no pensé que la primera mitad fuera muy buena, por ejemplo. Pero luego me di cuenta de que sí era buena. Y terminé pensando que era muy buena.
``La novela fue un éxito y creo que es el mejor libro que he hecho, lo cual es muy satisfactorio después de 35 años de publicar constantemente.
``Se dice que los escritores hacen sus mejores libros al principio. Bueno, hay excepciones, como Dostoievski. De manera usual la segunda mitad de la vida de un escritor no es muy buena, y yo siento que a mí me pasa lo contrario. Así que no me hace feliz escribir, sino haber escrito.''