La huelga del Monte de Piedad parece llegar a su fin; las muestras de flexibilidad sindical y la pérdida del amparo tan añorado dejan a la administración de García Lezama sin argumentos para continuar el conflicto otorgando los incrementos salariales retenidos durante varios años.
Después de tres meses de huelga y de tres años de declarar la guerra a los trabajadores, se exhibe el agotamiento de una estrategia empresarial equivocada, en la medida en que culpa a los trabajadores de todos sus males sin reconocer su propia responsabilidad, pero sobre todo por el intento de aniquilar y no concertar con el sindicato, manteniendo una doble cara: la buena hacia afuera y la dura hacia dentro. Largo periodo en el que ha fracasado la presión vía el congelamiento salarial, costosas campañas de desprestigio, despido de dirigentes y a últimas fechas dos graves errores que han exhibido la verdadera cara del conflicto. Por un lado el intento de burlar el estado legal de huelga y de obtener de los usuarios ventajas indebidas con la colaboración de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). El Montepío pretendía seguir operando normalmente a pesar de la suspensión de labores y utilizar a la Profeco como su ventanilla de compra barata de boletas de empeño. La denuncia de los trabajadores, y la prudente y apegada a derecho actitud de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que tan sólo recordó a los Bancos el estado legal de huelga subsistente, impidió la continuación de la simulación pretendida.
El martes 10 de marzo se incurrió en otro error garrafal: pretender romper el estado de huelga aparentando una disidencia sindical interna con el apoyo de golpeadores de la Sección 15 de la CTM, los grupos de siempre: ``Los Chombos'', ``Los Chiquitos'', ``Los Grandotes'', que transitan impunemente de un centro de trabajo a otro, actuaban al unísono en Abedules 14 en contra de los trabajadores del Monte de Piedad y el mismo día golpeando dirigentes del sindicato telefonista en el conflicto de huelga planteado a la empresa Telefónica, Aire y Fuerza. La siguiente semana los trabajadores de ITAPSA estaban denunciando por su lado en Washington en el marco del acuerdo laboral paralelo al TLC a la transnacional automotriz ECHLIN por los violentos hechos promovidos por la empresa y la misma sección 15 de la CTM en un recuento sindical.
La huelga del Monte de Piedad exhibe la necesidad empresarial de diseñar una forma distinta de ventilar sus conflictos de trabajo bajo una lógica de concertación y apego a la ley. Es claro que a los trabajadores corresponde colaborar para el mejor funcionamiento de sus fuentes laborales, pero difícilmente pueden apoyarlas si la parte empresarial sólo tiene oídos a los malos consejos de quienes promueven un sistema basado en el autoritarismo.
La experiencia puede servir a otras instituciones que se resisten a reconocer el derecho de sus trabajadores a una representación legítima y una vida digna: el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), por ejemplo.