Se exacerban en México chovinismo y xenofobia: Fuentes
Palabras de Carlos Fuentes:
Señor ingeniero Cárdenas:
Señoras y señores:
Recuerdo que en 1988, meses antes de la caída del Muro de Berlín, el escritor sudafricano Brayten Brayten Baj y yo, mirábamos esa espantosa herida de piedra sangrante entre las dos Europas. Brayten Baj sabía algo de prisiones, había pasado siete años en las cárceles del apartheid de su país, dos de ellos en confinamiento solitario.
Ahora, frente al Muro, imaginó un circuito de ciudades abiertas, sin alambradas, en las que los escritores perseguidos en sus patrias pudiesen encontrar refugio.
Creo que fue esta idea de Brayten Baj, comunicada y consultada más tarde con muchos y muy grandes escritores de todo el mundo, lo que germinó en un convenio de ``Ciudades Refugio'', propuesto a través del Parlamento Internacional de Escritores y que hoy incorpora a nuestra ciudad, la ciudad de México, a la promesa de que el escritor acosado puede contar con amparo en alguna parte del mundo.
México ha sido tierra de asilo, sólo en este siglo llegaron a nuestro país y a nuestra ciudad, al finalizar la Guerra de España, los refugiados republicanos en número de 200 mil; en los años 50 aquí pudieron vivir y trabajar libremente los norteamericanos perseguidos por el Macartismo, y en las décadas siguientes recibimos a muchísimos escritores, profesores, editores y políticos perseguidos por las dictaduras militares de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Uno de ellos, Fernando Enrique Cardoso, es hoy Presidente de su país.
Todos ellos enriquecieron notablemente la vida cultural de México, el país y la ciudad, pero contribuyeron también con sus ideas a darle impulso al proceso democrático interno de nuestra patria.
La confirmación de México como ``Ciudad Refugio'' coincide felizmente con la gestión del primer gobernador democráticamente electo de esta capital, la más grande del mundo, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
Pero ominosamente coincide también con una exacerbación artificial de ánimos chauvinistas y xenófobos, peligrosamente vecinos de la tentación de aplicar contra los extranjeros medidas autoritarias e inapelables.
La razón misma de la ``Ciudad Refugio'' que hoy celebramos se opone a toda forma de intolerancia, odio al extranjero, exaltación patriotera o clamor contra intervenciones que se les toleran a los fuertes, pero se les condena a los débiles falsamente acusando de injerencia, actos de solidaridad, de opinión y de información, en un mundo globalizado donde ya nada se puede esconder detrás de un nopal.
La consagración de la ciudad de México como ``Ciudad Refugio'' contribuirá sin duda a fortalecer el espíritu abierto, generoso y típico de una civilización mestiza, la nuestra, que no puede negarle presencia en México a raza alguna, a cultura alguna y a ninguna idea, porque de todas ellas, razas, culturas, ideas, está hecha nuestra propia sociedad mexicana; sociedad incluyente que se niega a sí misma cuando se muestra excluyente.
Los grandes males del siglo que termina consistieron en negarles el derecho a la vida, a lo diferente; los grandes bienes del siglo que se inicia consistirán en reconocernos en el otro, en darle la bienvenida y la vida a quienes no son como tú y yo. En ese momento descubriremos que somos idénticos en nuestra humanidad compartida y singulares en nuestra individualidad enriquecida.
Muchas gracias.